– Hola, me llamo Johan y esta es Pia. Trabajamos para la television y hemos estado tomando unas imagenes del prado donde mataron al caballo. ?Has oido lo que ha pasado?

– Claro, yo vivo alli -contesto el chico senalando con la cabeza el camino que tenia detras.

– ?Conoces a las ninas que lo encontraron?

– Un poco, aunque no viven aqui, solo estan de vacaciones en casa de sus abuelos.

– ?Sabes donde viven?

– Si, esta cerca. Puedo deciros donde es.

El chaval declino el ofrecimiento de Johan para que subiera al coche. Fue andando delante por el camino y ellos condujeron despacio detras de el.

Enseguida llegaron a la casa de los abuelos.

Un seto bien cortado rodeaba la casa y fuera habia dos ninas sentadas en una piedra grande balanceando las piernas.

Johan se presento primero y luego a Pia, que llego al momento.

– No podemos hablar con periodistas -dijo Agnes-. Eso ha dicho el abuelo.

– ?Que haceis aqui sentadas? -pregunto Johan sin inmutarse.

– Nada en especial. Habiamos pensado coger flores para papa y mama. Vendran esta tarde.

– ?Que bien! -exclamo Pia tomando parte en la conversacion-. Despues de que haya pasado una cosa tan horrible. No me cabe en la cabeza que alguien haga eso a un caballo. ?Un animal inocente! Y he oido que era muy bueno y muy carinoso.

– Era el poni mas bonito del mundo. El mas carinoso.

A Agnes se le ahogo la voz.

– ?Como se llamaba?

– Pontus -dijeron las chiquillas a coro.

– Vamos a hacer todo lo que podamos para que la policia detenga al que ha hecho esto, os lo prometo - continuo Pia-. ?Fue muy duro cuando lo encontrasteis?

– Fue repugnante -aseguro Agnes-. No tenia cabeza.

– Ojala no hubieramos entrado nunca en el prado -anadio Sofie.

– No, espera un momento. Miralo asi: vosotras fuisteis las primeras que entrasteis y ha estado muy bien que lo hicierais, porque si no habria pasado mucho mas tiempo antes de que Pontus… ?se llamaba asi?

Las chicas asintieron

– Si no habria pasado mucho mas tiempo antes de que encontraran a Pontus. Y para la policia es muy importante investigar estas cosas lo antes posible.

Agnes miro asombrada a Pia.

– Si, claro, no lo habiamos pensado de esa manera -dijo aliviada. Tambien Sofie parecia mas alegre.

Johan reflexiono unos segundos acerca de si era correcto interrogar a las chiquillas, que aparentaban unos once o doce anos, sin el consentimiento de sus padres. Siempre era especialmente respetuoso en lo referente a entrevistar a ninos. Este era un caso dudoso. Opto por dejar que Pia continuara y discutir el tema despues.

– Nuestro trabajo, el mio y el de Johan -prosiguio Pia en tono apacible-, es hacer reportajes en la television cuando ocurren cosas asi. Y nosotros queremos informar a los espectadores, pero, por supuesto, no obligamos a nadie a que salga en la tele. Aunque lo mejor es que los testigos presenciales describan lo que ha sucedido, porque eso puede ayudar a que otras personas que sepan algo se pongan en contacto con la policia. Creemos que si quienes estan sentados delante del televisor os ven a vosotras dos contando como encontrasteis a Pontus, se interesaran mas que si es solo Johan el que habla. Se involucraran mas, sencillamente.

Las dos chicas escuchaban atentas.

– Por eso queremos saber si podemos haceros algunas preguntas acerca de lo que ha ocurrido esta manana. Yo grabo y Johan hace las preguntas, y si no podeis contestar, o si os parece que es muy duro, pues entonces lo dejamos. La decision es vuestra. Despues cortamos la entrevista, asi que no pasa nada si algo sale mal. ?De acuerdo?

Sofie le dio un codazo a Agnes en el costado y le susurro algo al oido.

– Es que no nos dejan.

– No, pero me da igual -dijo Agnes con decision y se bajo de la piedra-. Si, esta bien.

Cuando Johan y Pia se fueron de alli, llevaban grabada una entrevista con las dos chiquillas en la que contaban lo que habian visto. Las ninas revelaron tambien que el caballo no solo habia sido degollado, sino que, ademas, la cabeza habia desaparecido sin dejar rastro.

En el viaje de vuelta, Johan se quedo observando a Pia, que era quien conducia.

– No te sorprendas si nos cae una buena por esto.

– ?Que quieres decir?

– La policia se va a cabrear. No es que me preocupe especialmente, solo te aviso.

– No se de que me hablas. -Pia lanzo a Johan una mirada indignada-. Nosotros hacemos nuestro trabajo, nada mas. No hay que exagerar, se trata de un caballo, por favor, no de una persona asesinada.

– Cierto, pero lo de entrevistar a ninos es un tema muy delicado.

– Si les hubieramos entrevistado cuando su madre acababa de morir, entenderia tu razonamiento -replico Pia cada vez mas enfadada.

– No me malinterpretes -protesto Johan-. Lo unico que digo es que hay que ser muy prudente a la hora de entrevistar a menores. Como periodistas tenemos una enorme responsabilidad.

– No es culpa nuestra que la gente quiera hablar. No hemos obligado a nadie. Ademas, hemos conseguido detalles que no conociamos gracias a que hemos hablado con las ninas, lo de que ha desaparecido la cabeza del poni.

Pia bajo el cristal de la ventanilla y tiro el rape. Luego subio el volumen de la musica con gesto ostensible. La discusion, evidentemente, habia terminado. Pia era inteligente y osada, pero, teniendo en cuenta que estaba empezando, quiza deberia ser mas humilde. Johan presentia que su colega llegaria a ser en el futuro una fotografa de las que dejan huella. Para bien y para mal.

Emma Winarve estaba recostada en la hamaca del jardin de su casa en el barrio de Roma con unos cojines en la espalda. Trataba de encontrar una postura lo mas comoda posible. En su avanzado estado de gestacion no era tan facil. Tenia calor y se sentia sudorosa todo el tiempo, pese a que se pasaba el dia a la sombra. El anticiclon de la ultima semana no habia hecho mas que empeorar su animo. Ahora se sentia gorda y deforme, aunque pesaba mucho menos que en sus anteriores embarazos. Hasta ahora, solo habia engordado doce kilos, lo cual iba en linea con todo lo demas. Esta vez era distinto. Los anteriores habian sido ninos deseados y no habia dudado de que fuera a seguir adelante con aquellos embarazos. Este nino que ahora crecia en su utero podia haber terminado legrado como una masa sanguinolenta, mientras hubo tiempo para ello. Ahora, logicamente, se alegraba de que no hubiera sido asi. Aun le quedaban dos semanas para dar a luz, si todo iba como estaba planeado.

Los ninos y ella acababan de saborear una ensalada de frutas, hecha con melon, kiwi, pina y carambolas. Las frutas tropicales nunca le sabian tan buenas como cuando estaba embarazada.

Se quedo observando a Sara y a Filip, que estaban distraidos jugando al croquet en el cesped. Acababan de terminar el primero y el segundo curso respectivamente y ya se habian visto obligados a vivir un divorcio.

A veces sentia grandes remordimientos, pero al mismo tiempo pensaba que no podia haber actuado de otra manera. Solia consolarse con la idea de que, al menos, no eran los unicos. Casi la mitad de sus companeros de clase eran hijos de padres separados.

El verano anterior conocio a Johan Berg y se enamoro perdidamente de el. Emma, que jamas se imagino de si misma que pudiera ser infiel. Al principio le echo la culpa a la conmocion y a la desesperacion que supuso para ella el asesinato de Helena, su mejor amiga. Helena fue la primera victima de un asesino en serie, y Johan, uno de los periodistas que entrevisto a Emma en calidad de amiga de la victima.

Por entonces habia empezado a abrigar serias dudas con respecto a su matrimonio. Los sentimientos que Johan desperto en ella eran nuevos, nunca habia sentido nada parecido. Intento varias veces romper con el y volvio con Olle, que la perdono a pesar de todo.

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