Habian hecho mil quinientos metros y estaban mas que satisfechos. Un par de veces a la semana, Knutas y Leif procuraban hacer un hueco para ir juntos a nadar, al menos durante los seis meses de invierno. Knutas nadaba regularmente en la piscina de Solbergabadet durante todo el ano. En realidad le gustaba mas ir a nadar solo. Se le aclaraban las ideas cuando estaba en el agua, dando una brazada tras otra. Pero esta era una manera de relacionarse. Aunque tenian que aguantar bastantes bromas pesadas de sus colegas por ir a la piscina, porque decian que eso era mas propio de mujeres. Los hombres jugaban juntos al tenis, al golf o a los bolos.

En la sauna hablaban de cualquier asunto trivial o permanecian completamente en silencio. Ese, segun Knutas, era el distintivo de un buen amigo. Le molestaban profundamente las personas que se empenaban en darle incesantemente a la lengua, aunque no tuvieran nada sensato que decir.

Knutas le conto el numerito que le habia montado Line el dia de su cumpleanos y Leif se rio de lo lindo. Nunca llegarian a comprender del todo a las mujeres, en eso estaban los dos pateticamente de acuerdo.

Tenian hijos de la misma edad y discutian los problemas de la adolescencia, que ya habian empezado a aparecer. Sus hijos eran companeros de clase y la semana anterior Leif habia descubierto que fumaban a escondidas. Resulta que habian estado fumando colillas y el hijo de Leif, que llevaba el pelo largo para horror de sus padres, se habia quemado los rizos de un lado.

Hablaban de su miedo a hacerse mayores, de su temor a que les saliera barriga y a que sus musculos se relajasen, a la aparicion del vello blanco en el pecho. Knutas no solia pensar mucho en la vejez ni en la muerte, pero a veces reflexionaba sobre como iba transcurriendo el tiempo y se preguntaba cuantos anos le quedarian. Se imaginaba haciendose cada vez mas mayor, con la inmovilidad y los achaques que eso llevaba consigo. ?Cuanto tiempo podria seguir disfrutando? ?Hasta que tuviera sesenta y cinco, setenta o incluso hasta los ochenta? Cuando empezaba a pensar en esas cosas, le producia angustia su vicio de fumar, aunque fumaba muy poco. La mayoria de las veces no hacia mas que chupar la pipa apagada, jugaba y se entretenia con ella, solamente la encendia unas pocas veces al dia.

Leif se enfrentaba a la misma inquietud, aunque no fumaba. Le conto que se habia comprado un aparato para hacer gimnasia en casa y que entrenaba una hora todas las mananas. El resultado estaba a la vista, constato Knutas con cierta envidia. Apreciaba la franqueza de Leif y el poder contarle sus cosas. Cuando se trataba de temas relacionados con el trabajo, regian otras normas. Leif no solia preguntarle a Knutas nada relacionado con su trabajo. Lo cual no impedia que a este le entraran a veces ganas de contarle a su amigo alguna que otra cosa. A menudo era bueno hablar con alguien ajeno a los pasillos de la comisaria, alguien que tuviera una perspectiva distinta. La mayoria de las veces era Line la que cumplia ese papel. Ella le habia ayudado en numerosas ocasiones a ver las cosas de otra manera.

No llego al trabajo hasta las once. En el escritorio tenia una nota de Norrby escrita a mano y una copia de un interrogatorio enviada por la policia de Uppsala. La joven que habia estado con el testigo en el puerto fue rastreada hasta una direccion en esa ciudad. Ese dia solo hubo un pasajero de alli cuya edad coincidia con la descripcion. Se llamaba Elin Andersson y en el interrogatorio, con el cual la policia de Uppsala claramente los habia ayudado durante el fin de semana, la muchacha habia reconocido que conocia a Niklas Appelqvist, que habian estado juntos en el puerto la manana del dia 20 de julio antes de que ella tomara el barco, pero que en el muelle no habia llamado su atencion ninguna persona en particular. Asi pues, sus sospechas se confirmaban, habia sido el joven vecino de Dahlstrom quien habia revelado esa informacion a Johan Berg. A Knutas le irritaba sobremanera que un testigo tan importante se negara a hablar con ellos. Y no porque hubiera tenido ningun encontronazo con la policia anteriormente, una busqueda en el registro de delincuentes habia dado negativo.

Cuando entro en la sala de reuniones media hora despues, se dio cuenta enseguida de que habia cierta agitacion flotando en el ambiente. Karin y Kihlgard habian revisado los papeles de Dahlstrom durante el fin de semana y se veia claramente en sus caras que habian averiguado algo, porque estaban a punto de reventar de ganas de contarselo a sus colegas. Kihlgard tenia delante un plato con dos panecillos y una taza grande de cafe. Comia mientras rebuscaba entre sus papeles. Grandes migas de pan caian sobre la mesa. Knutas suspiro.

– ?Y vosotros dos teneis algo que contar?

– Ya lo creo -dijo Kihlgard-. Resulta que Dahlstrom tenia una libreta en la que apuntaba a sus clientes. Tenemos una apretada lista con los nombres, las fechas, lo que construyo y cuanto le habian pagado.

– El asunto es de mayor envergadura de lo que pensabamos -anadio Karin-. Ha hecho obras de carpinteria para la gente durante mas de diez anos. El primer trabajo se remonta a 1990. Algunos de los que han utilizado los servicios de Dahlstrom son personas muy conocidas en Visby.

Todos miraron atentos a Karin cuando mostro la lista con los nombres.

– ?Que os parece…? Ahora agarraos bien… ?El alcalde, el socialdemocrata Arne Magnusson?

Un murmullo de sorpresa recorrio la sala.

– Magnusson, ese socialista de toda la vida -se rio Wittberg-. ?No puede ser! Pero si siempre esta defendiendo los impuestos elevados y, al igual que Mona Sahlin, no para de hablar de lo estupendo que es pagarlos. ?Es demasiado divertido! Siempre anda con sus discursos moralizantes. ?El peor predicador de Visby!

– Ah, si. Constantemente esta haciendo campana para que los bares cierren a la una en verano y para que se prohiba fumar -se burlo Sohlman.

– Si esto sale a la luz…, va a ser un festin para los periodistas -dijo Norrby extendiendo las manos.

– Una cabana de madera en 1997 -leyo Karin de la lista-. Cinco mil coronas en negro mas cierta cantidad de alcohol a modo de pago. ?Os cabe en la cabeza?

Knutas se puso serio.

– Esto es una absoluta insensatez.

– Espera y veras, hay mas cosas interesantes -continuo Karin-. Bernt Hakansson, jefe de servicio del hospital, y Leif Almlov, restaurador, y buen amigo tuyo, ?Anders!

– ?No me jodas!

Knutas se puso rojo como un pimiento.

– ?Tambien esta en esa lista?

– Una sauna en su casa de campo por diez mil coronas, no estuvo mal el pago.

La mala leche brillaba en los ojos de Karin. Disfrutaba haciendolo rabiar. Kihlgard parecia igual de satisfecho. Ahora habian conseguido algo con lo que regodearse. Bien por ellos.

– De todos modos, no es el unico. Aqui hay otra decena de nombres.

– ?No habra nadie de esta casa? -pregunto Wittberg inquieto-. Dime que no hay nadie, por Dios.

– No, por suerte no hay ningun policia. Pero si alguien que se apellida como tu, Roland Wittberg, ?es pariente tuyo?

Wittberg nego con la cabeza.

– Dejame ver -le pidio Knutas.

Reconocio una buena parte de los nombres.

– ?Que hacemos con esto?

– Pues, para empezar, podemos tratar de averiguar si mantenian alguna otra relacion con Dahlstrom -dijo Karin cogiendo la lista.

Knutas llamo a Leif en cuanto llego a su despacho. Se sentia tremendamente irritado.

– ?Por que no me has dicho que recurriste a Dahlstrom?

Se produjo un silencio.

– ?Estas ahi?

– Si.

Se oyo un profundo suspiro.

– ?Por que no me has dicho nada de la sauna? -insistio Knutas.

– Ya sabes la cantidad de chanchullos que hay en el gremio de la hosteleria. Pense que si se hacia publico que habia empleado mano de obra en negro de forma privada, la gente pensaria que lo hago tambien en el negocio. Iban a considerarme inmediatamente sospechoso y luego las autoridades me harian la vida imposible.

– ?No pudiste pensar eso antes de encargarle que te construyera la sauna?

– Tienes razon, fue una estupidez. Justo entonces la cosa iba algo jodida en el restaurante, e Ingrid no paraba de hablar de esa maldita sauna. No es una disculpa, pero, tal vez, una explicacion. Espero no haberte puesto ahora en una situacion comprometida.

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