Los dos parecian alegres y asombrosamente tranquilos a pesar de lo que habia ocurrido. Se pregunto que ideas rondarian dentro de sus cabecitas.
A lo largo de la semana habian revoloteado por su cabeza diversos escenarios. Un momento le parecia acertado separarse, al siguiente lo que anhelaba era que volvieran a ser una familia y no haber conocido nunca a Johan.
En medio de todo ello, fue consciente de sus condiciones de vida. Estaba rodeada de bastidores aparentemente estables pero que podian venirse abajo en cualquier momento y dar un vuelco a su vida.
Al mismo tiempo le sorprendia su propia estupidez. ?Que se habia pensado? ?Que podia tener una aventura solo para satisfacer su propio ego? No se habia dado cuenta de que estaba jugando con fuego.
?Estaba dispuesta a sacrificarlo todo por Johan? Esa pregunta tenia que habersela hecho cuando se dieron el primer beso.
Su marido le habia dado su amor y se habia comportado como una persona responsable, habia cumplido lo que prometio cuando se casaron. ?Pero ella?
Cuando reacciono echandola de casa se abrio el suelo a sus pies.
En estos momentos no sabia que penar. Solo queria que el encuentro con Olle fuera bien. Tenia un miedo mortal a que hiciera algo definitivo, como presentarle los papeles del divorcio. Habia notado algo en la voz de Olle cuando llamo, un tono distinto que demostraba que algo habia cambiado. Eso la preocupaba.
Se sentia como una extrana de visita, una invitada en su propia casa. Olle parecia de buen humor cuando abrio la puerta. Le recogio el abrigo y se lo colgo como si fuera la primera vez que ella estaba alli. La situacion era absurda. El rostro de Emma estuvo a punto de traslucir la irritacion que sentia. Los ninos salieron corriendo a la entrada.
La colmaron de besos mojados y de fuertes abrazos. Se sintio dichosa al notar la calidez de sus cuerpos contra el suyo y su olor. Los dos estaban impacientes por ensenarle la casita de galletas de jengibre que habian hecho con papa.
– ?Oh! Que bonita -exclamo ante los ninos, que le mostraban las almenas y la torre-. ?Si parece un castillo de verdad!
– Es un castillo de galletas de jengibre, mama -dijo Filip.
Olle llego y se coloco en el vano de la puerta. Llevaba puesto el delantal, el pelo revuelto y parecia un atractivo hombre de su casa. Instintivamente a Emma le entraron ganas de abrazarlo, pero se controlo.
– La cena esta lista. Venga, vamos a la mesa.
Cuando terminaron de cenar y los ninos se sentaron frente al televisor para ver una pelicula de dibujos animados, Olle lleno sus copas de vino.
– Bueno, queria hablar contigo en serio y por eso te he pedido que vinieras esta tarde. No queria hablarlo por telefono.
– Esta bien -dijo Emma prudentemente.
– Le he dado muchas vueltas. Al principio me cabree mucho. Jamas pense que tu pudieras hacerme una cosa asi. Cuando descubri aquel mensaje, me puse hecho una fiera. Senti realmente que te odiaba y quise contarle a todo el mundo lo que habias hecho. Fue como si hubiera vivido enganado. Como podia haber sido tan tonto y no sospechar nada, todo me parecia tan tremendamente absurdo. Por no hablar de lo que pensaba de ese gilipollas de la tele. He estado varias veces a punto de ir a Estocolmo y darle una paliza.
Tomo un sorbo de vino.
– De todos modos, me di cuenta de que no tenia nada que ganar partiendole la cara. Posiblemente un juicio por lesiones, pero eso seguro que le iba a hacer mas gracia a el que a mi.
Emma no pudo evitar sonreir.
– La rabia fue cediendo pasados unos dias y entonces pude empezar a reflexionar con claridad. He pensado en nosotros, en nuestra relacion. He repasado toda nuestra vida aqui dentro.
Olle se dio unos golpecitos en la sien con dos dedos.
– Todo lo que hemos hecho juntos y lo que siento por ti. He llegado a la conclusion de que no quiero. Que nos separemos, me refiero. Aunque me has hecho un dano terrible, porque me lo has hecho de verdad. Por duro que sea, reconozco que yo tambien tengo mi parte de culpa en todo esto. Que no me he preocupado lo suficiente de ti, no te he hecho caso cuando tenias ganas de hablar conmigo y demas. No es que eso justifique lo que has hecho, pero quiza haya contribuido. Tardare en atreverme a volver a confiar en ti, pero estoy dispuesto a intentarlo.
Emma se quedo absolutamente perpleja. No se esperaba algo asi.
– Olle, no se. No me lo esperaba. No se que decir.
– No tienes que decir nada. Ahora, de todos modos, ya sabes lo que quiero -le dijo y se levanto para poner el cafe.
Tomaron el cafe con los ninos y luego los llevaron a la cama. Emma dejo la casa sin haber dado una respuesta, ni a si misma ni a Olle.
Domingo 2 de Diciembre
Habian pasado cinco dias desde la desaparicion de Fanny Jansson y no habian avanzado nada. La chica habia desaparecido y seguian sin saber su paradero. A medida que transcurrian los dias la policia estaba cada vez mas convencida de que tras su desaparicion habia algun hecho delictivo. La frustracion de Knutas iba en aumento. Ademas de que estaba cada dia de peor humor, tambien tenia el sueno alterado. Era domingo, el primer domingo de Adviento, y se desperto a las seis. Habia dormido mal y habia tenido una noche agitada. En sus suenos se habian mezclado unas imagenes con otras: el asesinado Henry Dahlstrom, Fanny vagando por el Jardin Botanico, Martin Kihlgard comiendo las chuletas de cerdo que le servia el fiscal Birger Smittenberg. Todo se confundia en su aturdida cabeza y se desperto agotado, sin saber ni donde estaba ni la hora que era. Se quedo mirando fijamente la oreja de su mujer y se dio cuenta de que solo habia sido una pesadilla. Quiza le hubiera despertado el viento, que ululaba y bufaba en el tejado y silbaba en los canalones.
El tiempo habia cambiado durante la noche. El viento soplaba del norte y la temperatura habia caido varios grados. Fuera estaba oscuro como boca de lobo y la nieve se arremolinaba con el vendaval. Line se estiro en la cama.
– ?Estas despierto? -le pregunto muerta de sueno.
– Si. He tenido unos suenos muy raros.
– ?Que era?
– Ya casi no me acuerdo, era todo un embrollo.
– Pobrecito mio -le susurro en la nuca-. Es el trabajo, que te consume. Vaya tiempo. ?Tienes gana?
Line mezclaba el danes con el sueco al hablar y solia meterse con ella porque aun sonaba como si tuviera gachas de avena en la garganta al hablar. A el tambien se le habian pegado bastantes palabras y expresiones danesas, y los ninos hablaban una curiosa mezcla del dialecto de Gotland y del danes.
Cuando se sentaron a desayunar, sintio el dolor con claridad. Un cosquilleo incesante en los codos, alrededor de las munecas y en la parte posterior de las rodillas que presagiaba un cambio de tiempo. Era una molestia con la que habia vivido desde que tenia uso de razon. Luego, cuando el tiempo se estabilizaba un par de dias, desaparecia el dolor tan rapido como habia llegado. No habia ninguna explicacion y nadie de su familia padecia nada por el estilo. Knutas estaba tan acostumbrado que ya apenas pensaba en ello. Era bastante peor cuando el tiempo se tornaba mas frio, como ahora.
Se sirvio otra taza de cafe. La incertidumbre sobre lo que le podia haber ocurrido a Fanny Jansson lo corroia por dentro.
Ciertos colegas insinuaban que se trataba de un suicidio. Era una teoria que el no compartia, pero por pura rutina habia ordenado rastrear algunos de los lugares mas populares entre quienes decidian acabar con su vida. Uno de ellos era Hogklint, a las afueras de Visby, una roca que caia en picado hacia el mar y que los candidatos a suicidarse solian utilizar. La busqueda no dio ningun resultado.
Y en cuanto al asesinato de Dahlstrom, tampoco habian avanzado nada. La investigacion habia entrado en via