explorar todas las vias que nos puedan llevar a la detencion de ese tipo. Algunos policias de aqui tendran que desplazarse otra vez a Estocolmo. Hay las mismas posibilidades de que el asesino se encuentre alli como aqui.
– La verdad es que parece muy probable que el asesino viva en Estocolmo -intervino Wittberg-. Helena Hillerstrom solo venia a Gotland un par de veces al ano, y en esta ocasion solo tuvo tiempo de estar aqui dos dias antes de que actuara. Y Frida Lindh vivia en Estocolmo hasta hace un ano. Cabe la posibilidad de que entraran en contacto con el alli, puede que hayan tenido una relacion con el. A lo mejor aun continuaba. ?Sabemos si Frida Lindh solia viajar a Estocolmo? ?Cuantas veces ha estado alli desde que se traslado a vivir aqui? Tal vez viajara para reunirse con sus familiares y mantener una relacion al mismo tiempo.
– En ese caso, seria muy astuto por su parte asesinar a las mujeres aqui. Entonces la atencion se fija en Gotland y el puede viajar tan tranquilo de vuelta a Estocolmo -dijo Norrby.
– ?Estamos seguros de que no conocia de antes al hombre del bar ni Munkkallaren? Tal vez solo simulo que no lo conocia delante de sus amigas. ?Y si ya tuviesen una relacion? -solto Sohlman.
– Tambien puede que fuera un cliente -opino Karin-. Frida trabajaba en un salon de peluqueria en Ostercentrum, que esta en la galeria, al lado del supermercado Obs. Puede que lo conociera alli, es un trabajo bastante expuesto al publico. Cualquier loco puede haberla espiado durante dias, sin que ella lo supiese.
– Es una posibilidad, claro esta-admitio Knutas-. Aun no hemos tenido tiempo de hablar con sus companeras de trabajo. ?Puedes hacerte cargo tu de lo de la peluqueria?
Karin asintio al tiempo que lo anotaba en su libreta.
– A mi me parece que puede tratarse perfectamente de un loco que elige a sus victimas al azar-comento Kihlgard-. Quiza Helena Hillerstrom solo tuvo la mala suerte de encontrarse en Gotland justo cuando empezo a actuar. La vio en algun sitio, la siguio y espero la ocasion, asi de simple.
– Eso seria terrible -manifesto Karin-. Entonces puede atacar a cualquier mujer, en cualquier momento.
Una sensacion de malestar se extendio por la sala. Todos empezaron a pensar en su esposa, su novia, sus hermanas y amigas. Nadie estaba seguro.
– Podriamos seguir especulando hasta el infinito, pero ahora se trata de investigar los hechos -corto Knutas, para anadir, tras mirar el reloj-: Bueno, lo dejamos aqui de momento. Como sabeis, hay una rueda de prensa a las tres. Nos volvemos a reunir despues, para hablar de como nos vamos a repartir el trabajo. ?Os parece bien a las cinco?
Karin Jacobsson y Anders Knutas se fueron a una pizzeria que estaba a unas manzanas de la comisaria. Comieron deprisa y en silencio. Despues de haber trabajado juntos durante quince anos, se entendian perfectamente. A veces bromeaban acerca de ellos mismos, tachandose de vieja pareja de luchadores, aunque la diferencia de edad era notable. Karin Jacobsson iba a cumplir ese ano los treinta y siete y Anders Knutas tenia cuarenta y nueve. A el le parecia encantadora. Siempre se lo habia parecido. El hueco que tenia entre los incisivos no le impedia tener siempre dispuesta una amplia sonrisa. Muchas veces, trabajando con ella, el habia pensado que con aquella sonrisa podia llegar lejos. Trabajar con sus colegas masculinos no habia sido siempre facil, y menos cuando Karin se incorporo al grupo. El hecho de que fuera bajita (media solo 155 centimetros) no contribuyo a facilitar las cosas, pues hizo que sus colegas adoptaran aun mas la actitud de hermanos mayores. Pero demostro ser lista y tener iniciativa y se gano pronto su respeto.
Karin se trago el ultimo bocado de pizza.
– ?En que estas pensando? -pregunto al comisario.
– En el hombre del bar. Frida Lindh estuvo hablando con el mas de una hora. La cuestion estriba en saber quien es. Deberia ponerse en contacto con nosotros cuando se entere de lo del asesinato.
– ?Salieron juntos?
– No. Parece que el abandono el local una media hora antes de que ellas salieran. Segun sus amigas, Frida estaba sola cuando se subio a la bicicleta en direccion a su casa.
– ?Que piensas de que tanto Helena como Frida puedan haber mantenido una relacion con el mismo hombre? ?Quiza el que Frida encontro en Munken?
– Claro que puede haber sido asi. Aunque parece que no han sido violadas, la motivacion podria muy bien ser de tipo sexual. Eso parecen indicar las bragas en la boca. Lo raro es que haya utilizado armas distintas. Primero un hacha, despues un cuchillo. Me pregunto por que.
– Si, es incomprensible -asintio Karin-. Puede que solo lo haga para confundirnos.
Knutas volvio a apoyar la espalda en el respaldo de la silla.
– Me pregunto si no deberiamos concentrarnos en Estocolmo. Es muy probable que conocieran al asesino alli. Elige asesinarlas en Gotland para despistar. Quiere que busquemos aqui.
– De todos modos, tenemos que controlar a los clientes de Frida -sostuvo Karin-. Puede ser uno de ellos. No llevaba mucho tiempo trabajando. Creo que unos cinco o seis meses. Solo habia vivido aqui un ano y todos sus conocidos eran nuevos. Cierto que el asesino puede ser de Estocolmo, pero de todas formas tiene que haber estado cierto tiempo en Gotland para espiarlas. Enterarse de donde vivian, de lo que solian hacer y por donde se movian. A mi me parece que lo tenia todo bien planeado.
– Estoy de acuerdo contigo. Tambien pienso que las muertes fueron planeadas, pero tendremos que intentar mantener abiertas todas las vias de investigacion. Es muy facil bloquearse. Este caso es jodidamente desagradable -resumio Knutas meneando la cabeza-. ?Nos da tiempo a tomar un cafe rapido?
– Si, gracias, con leche. Sin azucar.
– Ya lo se.
Habian tomado cafe juntos montones de veces.
Ya le daba igual. Y aunque sabia perfectamente que no debia hacerlo, decidio llamarla. Contra todo pronostico se encontraba de nuevo en Gotland, y habia pensado tanto en Emma que no podia dejar de llamarla. Tenia muchas ganas de hacerlo. Estaba sentado en la cama de la habitacion del hotel, angustiado. «Esto no tiene por que significar nada -penso-. Podemos hablar un poco. Despues de todo, no es tan peligroso.» Tenia que salir enseguida hacia la rueda de prensa y despues iba a estar muy ocupado el resto de la tarde. Eso ya lo sabia.
Levanto el auricular y marco el numero, que tenia apuntado en un papelito arrugado.
Oyo el primer tono, el segundo…
«No, joder, lo mando al carajo -se dijo-. Imaginate que contesta su marido…» No obstante, no colgo el telefono.
– Emma Winarve.
Una gozosa calidez le recorrio el cuerpo al oir su voz.
– Hola, soy yo. Johan Berg. De
Tres segundos de silencio. Apreto los dientes angustiado.
– Estoy bien. ?Estas aqui, en Gotland?
Le parecio atisbar un tonillo de alegria en su voz.
– He vuelto. Por ese otro asesinato, ya sabes. ?Que haces? ?Te molesto?
– No, no hay ningun problema. Olle se ha ido con los ninos a la piscina. ?Y tu, como estas?
– He pensado en ti -dijo conteniendo la respiracion.
– ?Ah, si? -le oyo decir con tono vacilante.
Sintio deseos de morderse la lengua. ?Joder!
– Yo tambien he pensado en ti -anadio.
Johan pudo respirar de nuevo.
– Oye, ?no podriamos vernos?
– No se si puedo.
– Solo un momentito…
Se habia despertado una esperanza y volvio a su propio ser. Tenaz e insistente.
– ?Puedes esta tarde?
– No, no puedo. Tal vez manana. De todas formas, tengo que ir al centro.
– Estupendo. Entonces, manana.
La sala donde iba a tener lugar la rueda de prensa estaba ya llena a rebosar cuando entraron Anders Knutas y