– Si, claro -dijo el medico agitando con vehemencia la mano de Patrik-. Que sepa que llamo justo a tiempo. No teniamos ni idea de que tratamiento aplicar y, sin dar con el adecuado, me temo que lo habriamos perdido.
– Me alegro -respondio Patrik.
Se sentia turbado y, al mismo tiempo, orgulloso ante el entusiasmo del medico: despues de todo, uno no salvaba una vida todos los dias.
– Entre, podemos hablar aqui -le dijo el doctor Wiesel senalando con la mano la puerta de la sala de personal.
El medico entro primero, seguido de Patrik.
– ?Quiere un cafe?
– Si, gracias -respondio.
Habia olvidado tomarse una taza en la comisaria. Tenia tantas cosas en la cabeza que incluso algo tan fundamental en sus rutinas matinales habia caido en el olvido.
Se sentaron ante la mesa de la cocina, pegajosa y llena de restos, y saborearon el cafe, que resulto ser casi tan malo como el de la comisaria.
– Lo siento, me temo que esta recalentado -dijo el doctor Wiesel.
Patrik le hizo un gesto para indicarle que no tenia importancia.
– Bueno, digame, ?como llego a la conclusion de que nuestro paciente estaba siendo envenenado con arsenico? -pregunto el medico lleno de curiosidad.
Patrik le explico que, mientras veia el programa de Discovery de la noche anterior, relaciono lo que en el se decia con cierta informacion que tenia.
– Ya, vera, lo de los envenenamientos no es de lo mas habitual, por eso nos estaba costando identificarlo - explico el doctor Wiesel meneando la cabeza.
– ?Cual es ahora el pronostico?
– Sobrevivira. Claro que tendra secuelas de por vida. Lo mas probable es que lleve mucho tiempo ingiriendo arsenico sin saberlo, y parece que la ultima vez la dosis fue masiva. Pero todo eso lo veremos mas adelante.
– ?Analizando el pelo y las unas? -pregunto Patrik, que habia pillado algun que otro dato durante el programa de television.
– Exacto. El arsenico se sedimenta en el cuerpo justo en las unas y en el pelo, y si analizamos la cantidad y la comparamos con la rapidez a la que crecen el pelo y las unas, podemos establecer con bastante exactitud cuando ha ingerido el arsenico e incluso la magnitud de las dosis.
– ?Han evitado que lo vean?
– Si, desde anoche, en cuanto constatamos que, en efecto, estaba siendo envenenado con arsenico. Nadie puede verlo salvo el personal medico pertinente. Por cierto, su hijastra vino hace un rato a preguntar por el, pero le dije que se encontraba estable y que no podian visitarlo aun.
– Bien -convino Patrik.
– ?Saben quien…? -pregunto el medico intentando ser discreto.
Patrik reflexiono un instante antes de responder.
– Si, bueno, tenemos nuestras sospechas y espero verlas confirmadas a lo largo del dia de hoy.
– Claro, es importante que una persona capaz de hacer algo asi no ande suelta. El envenenamiento por arsenico presenta sintomas especialmente dolorosos previos a la muerte. Implica un sufrimiento indecible para la victima.
– Eso he visto -respondio Patrik-. Creo que existe una enfermedad que puede confundirse con los efectos del arsenico.
El medico asintio:
– Si, la de Guillain-Barre. El propio sistema inmune empieza a atacar los nervios del cuerpo y destruye la mielina. El resultado son unos sintomas muy parecidos a los del envenenamiento por arsenico. Si no hubiera llamado, es bastante probable que hubieramos dado ese diagnostico.
Patrik sonrio.
– Si, a veces uno tiene suerte. -Pero enseguida recobro la gravedad de su semblante-. En fin, ya le digo, procure que nadie entre a verlo mientras nosotros hacemos nuestro trabajo esta tarde.
Se estrecharon la mano y Patrik salio al pasillo. Por un instante, le parecio distinguir la figura de Charlotte al fondo. Despues, la puerta se cerro tras el.
32.
Gotemburgo, 1958.
El dia en que su vida toco el fondo mas recondito fue un martes. Un martes frio, gris y nublado de noviembre que quedaria por siempre grabado en su memoria. Aunque, en realidad, no era capaz de recordar detalles. Solo que unos amigos de su padre vinieron a su casa a contarle que su madre habia hecho algo horrible y que ella debia irse con la senora de Asuntos Sociales. Sus rostros desvelaban los remordimientos que sentian por no llevarsela a su casa ellos mismos ni un par de dias siquiera. Asi pues, a falta de familiares, tuvo que hacer una maleta con lo imprescindible y acompanar a la asistente social que fue a recogerla.
Los anos siguientes los recordaba solo en suenos. No como pesadillas; en realidad, no tenia grandes quejas contra las tres casas de acogida en las que vivio antes de cumplir los dieciocho anos. Pero le dejaron la demoledora sensacion de no haber significado nada para nadie, salvo como bicho raro, que era en lo que una se convertia si tenia catorce anos, estaba obscenamente gorda y era hija de una asesina. Sus distintos padrinos no mostraron ni ganas ni fuerzas para molestarse en conocer a la nina que les encomendaban las autoridades. En cambio, si que disfrutaban hablando de su madre cuando sus amigos y conocidos los visitaban para observarla llenos de curiosidad. Ella los odiaba.
Y mas que a nadie odiaba a su madre. La odiaba por haberla abandonado. La odiaba porque, comparada con un hombre, Mary significaba tan poco para su madre que esta estuvo dispuesta a sacrificarlo todo por el y nada por su hija. Cuando pensaba en lo que ella misma habia sacrificado por su madre, la humillacion le resultaba aun mayor. La habia utilizado, ahora lo comprendia. A los catorce anos comprendio tambien algo que deberia haber entendido hacia mucho tiempo: que su madre jamas la quiso. Ella siempre intento convencerse a si misma de que le decia la verdad, de que lo hacia todo porque la queria. Los golpes, el sotano y las cucharadas de Humildad. Pero no era cierto. Su madre disfrutaba maltratandola, la despreciaba y se burlaba de ella a sus espaldas.
De ahi que Mary optase por llevarse de casa una sola cosa. Le permitieron recorrer su hogar durante una hora para que pudiera elegir unos cuantos objetos. El resto lo venderian, igual que el apartamento. Ella se paseo por las habitaciones evocando un recuerdo tras otro: su padre en el sillon con las gafas en la punta de la nariz, inmerso en la lectura del periodico; su madre ante el tocador, arreglandose para una fiesta; ella misma, escurriendose a hurtadillas en la cocina para ver si encontraba algo comestible. Todas aquellas imagenes se abalanzaron sobre Mary como las de un caleidoscopio desquiciado mientras sentia que se le descomponia el estomago. Un segundo mas tarde, corria al bano a vomitar una pasta maloliente y pringosa cuyo olor agrio hizo que se le saltaran las lagrimas. Moqueando y sollozando, se seco la boca con el reverso de la mano, se sento en el suelo con la espalda apoyada en la pared, metio la cabeza entre las rodillas y lloro en silencio.
Cuando salio del apartamento, no llevaba consigo mas que un objeto: una caja de madera de color azul llena de Humildad.
Nadie puso objeciones a que se tomase un dia libre. Aina incluso comento entre dientes que ya era hora antes de cancelar todas sus citas para aquel dia.
Niclas gateaba por el suelo persiguiendo a Albin, que corria como un cohete entre los juguetes que habia en el suelo, aun con el pijama pese a que eran mas de las doce. Pero no tenia importancia. Aquel dia se lo tomarian asi. Ademas, el tambien llevaba aun la camiseta y los pantalones de deporte con los que habia dormido. Albin reia con todas sus ganas, como no lo habia oido reir nunca antes, lo que lo animo a gatear mas rapido y a juguetear