tu hija?
– Si, lo es -respondio Patrik-. Sufrimos un incidente horrible anteayer, pero por suerte a ella no le hicieron ningun dano.
– Vaya, me alegro -aseguro Pedersen-. Claro, comprendo que estes nervioso por conocer el resultado.
– Pues si, no te lo voy a negar, aunque no esperaba que los tuvieses tan pronto. En fin, ?que dicen?
Pedersen carraspeo un poco para aclararse la garganta.
– Pues…, vamos a ver… Si, no parece que quepa la menor duda. La composicion de la ceniza es identica a la hallada en los pulmones de la nina.
Patrik respiro aliviado y, al hacerlo, comprendio lo tenso que estaba hacia un instante.
– Es seguro, vamos.
– Si, es seguro -confirmo Pedersen.
– ?Habeis podido concretar algo mas sobre la procedencia de la ceniza? ?Si es animal o humana?
– Por desgracia, no podremos determinarlo. Son residuos demasiado danados, todo esta deshecho. Con una muestra mejor conservada, quiza lo habriamos conseguido, pero…
– Estoy esperando una orden de registro y el primer punto de la lista es buscar ceniza. Si encontramos mas, te la mando enseguida para que la analiceis. Tal vez hallemos particulas de mayor tamano -dijo Patrik esperanzado.
– Si, pero no cuentes con ello -le advirtio Pedersen.
– Yo ya no cuento con nada, pero tengo esperanza.
Patrik golpeteaba impaciente con los pies en el suelo. Una vez terminadas las formalidades y antes de que obtuviesen la documentacion, no tenia mucho que hacer. Sin embargo, sabia que no podria pasar dos horas sentado mano sobre mano.
Oyo que, uno tras otro, iban llegando los demas, y resolvio convocar una reunion. Todos debian ser informados de lo que pasaba y seguro que mas de uno enarcaria las cejas al oir lo que habia puesto en marcha durante la noche y aquella misma manana.
Y tenia razon, hubo muchas preguntas. Patrik respondio lo mejor que pudo, aunque aun quedaban muchos aspectos por aclarar. Demasiados, a decir verdad.
Charlotte se frotaba los ojos para ahuyentar el sueno. Lilian y ella durmieron en sendas camas del hospital, en una pequena habitacion proxima a la unidad donde atendian a Stig, pero ninguna de las dos logro conciliar bien el sueno. Puesto que Charlotte no se habia llevado nada de casa, se acosto con la ropa y, cuando se sento en la cama y mientras se estiraba, sintio que necesitaba cambiarse.
– ?Tienes un peine? -le pregunto a su madre, que tambien se habia incorporado en la cama.
– Si, creo que tengo uno -respondio Lilian rebuscando en el bolso, que parecia bien cargado.
Al cabo de un rato, saco un peine de las profundidades y se lo dio a su hija.
Charlotte se escruto en el espejo del bano con mirada critica. La luz era de una intensidad inexorable y revelaba con toda claridad las profundas ojeras y el cabello alborotado en una disposicion extrana y psicodelica. Muy despacio, empezo a peinar los mechones mas enredados hasta conseguir un resultado que se aproximaba a su peinado habitual. Al mismo tiempo, todo lo relacionado con su aspecto externo se le antojaba ahora absurdo. Sara flotaba constantemente en el limite de su campo de vision y su recuerdo le tenia el corazon encogido.
Su estomago protestaba de hambre, pero antes de bajar a la cafeteria, queria localizar a algun medico que le dijese como seguia Stig. Durante la noche, se desperto cada vez que oyo pasos en el pasillo, preparada para recibir la visita de un doctor que, con expresion grave, les diese una mala noticia. Sin embargo, nadie fue a despertarlas, de modo que supuso que la ausencia de novedades era, en este caso, indicio de buenas noticias. De todas formas, queria informarse, asi que salio al pasillo preguntandose desorientada donde buscar al medico. Una enfermera que pasaba por alli le indico como hallar la sala de personal.
Considero un instante si no deberia encender el movil y llamar a Niclas para preguntar por Albin, pero decidio esperar hasta haber hablado con el medico. Probablemente, padre e hijo aun estarian durmiendo y no quiso arriesgarse a despertarlos, pues sabia que Albin se pasaria todo el dia molesto si lo arrancaban del sueno antes de tiempo.
Asomo la cabeza por la puerta que le habia indicado la enfermera y tosio discretamente para llamar la atencion. Habia un hombre alto que hojeaba el periodico mientras tomaba cafe. Por lo que Niclas le habia contado, el que un medico tuviese tiempo de sentarse a leer el periodico era un fenomeno insolito, y se sintio un poco cortada al pensar que lo molestaria. Pero recordo lo que habia ido a preguntar y volvio a carraspear un poco mas alto. En esta ocasion, el hombre la oyo, alzo la vista y pregunto:
– ?Si?
– Vera…, mi padrastro, Stig Florin, ingreso ayer y no sabemos nada desde anoche. Queria preguntar como esta.
?Fueron figuraciones suyas o detecto una expresion extrana en el semblante del doctor? En cualquier caso, el hombre se rehizo enseguida y su gesto desaparecio tan rapido como habia asomado a su rostro.
– Stig Florin. Si, hemos estabilizado su estado durante la noche y ahora esta despierto.
– ?De verdad? -dijo Charlotte muy contenta-. ?Podemos pasar a verlo? Mi madre tambien esta aqui.
Una vez mas advirtio la misma expresion extrana. Charlotte empezaba a preocuparse pese a lo alentador de la noticia. ?Le estaria ocultando algo el medico?
Al facultativo parecia costarle contestar:
– Pues…, yo creo que no es muy conveniente. Aun esta bastante debil y necesita descansar.
– Ya, pero al menos mi madre podra entrar a verlo un rato. No creo que resulte perjudicial, mas bien al contrario, con lo que se quieren…
– Si, claro, me lo imagino -respondio el medico-. Pero me temo que deben tener paciencia. En estos momentos, Stig no puede recibir visitas.
– ?Por que?
– Tendran que esperar -dijo el medico bruscamente.
Charlotte empezaba a irritarse. ?Acaso nadie les ensenaba durante la carrera como tratar a los familiares de los enfermos? El comportamiento de aquel hombre rayaba en la impertinencia. Ya podia agradecerle a su buena estrella que fuese ella y no Lilian la que habia ido a hablar con el. Si hubiese tratado asi a su madre, se le habrian caido las orejas con el sermon. Charlotte, en cambio, era consciente de lo blandengue que podia llegar a ser en ocasiones como aquella y, en efecto, volvio enseguida al pasillo susurrando una vaga respuesta antes de salir.
Se preguntaba que le diria a su madre. La actitud del medico habia sido bastante extrana. Algo no iba bien, pero no tenia la menor idea de que estaba pasando. Tal vez Niclas pudiera explicarselo. Decidio correr el riesgo de despertarlos y marco el numero de casa en el movil. Esperaba que Niclas supiese tranquilizarla. De hecho, ya empezaba a pensar que habian sido figuraciones suyas.
Despues de la reunion, Patrik cogio el coche y se dirigio a Uddevalla. Le resultaba imposible sentarse a esperar sin mas. Algo tenia que hacer. Se paso todo el camino sopesando las distintas opciones. Todas le parecian igual de desagradables.
Le habian indicado el camino hasta la unidad en cuestion, pero aun asi se perdio varias veces hasta encontrar el sitio. ?Que dificil era siempre dar con lo que uno buscaba en un hospital! Claro que seguramente se deberia a su pesimo sentido de la orientacion. Erica, en cambio, era la interprete de mapas de la familia. A veces le daba la impresion de que tuviese un septimo sentido para saber cual era el camino que debian tomar.
Encontro a una enfermera en el pasillo y le pregunto:
– Estoy buscando a Rolf Wiesel. ?Donde puedo encontrarlo?
La mujer senalo al final del pasillo. El vio a un hombre alto con una bata blanca que se alejaba en direccion contraria. Patrik dijo en voz alta:
– ?Doctor Wiesel?
El hombre se dio media vuelta.
– ?Si?
Patrik se le acerco y le dio la mano.
– Patrik Hedstrom, de la policia de Tanumshede. Hablamos anoche.