de una imaginacion que no puedo comparar con la de ninguna otra persona conocida. Sencillamente, era una nina muy creativa, ya fuese para alborotar o para producir algo concreto.
Ernst se retorcio en la minuscula silla antes de preguntar:
– Nos han dicho que tenia algun problema con las letras, DAMP o como quiera que se llame.
Lo irrespetuoso de su tono provoco la mirada displicente de Beatrice y, para regocijo de Patrik, el colega se amilano un poco.
– Sara tenia DAMP, es cierto. Recibia clases de apoyo y en la actualidad estamos en posesion de excelentes conocimientos al respecto, de modo que podemos ofrecerles a esos ninos lo que necesitan para funcionar de forma optima.
Sono como si estuviese dando una clase y Patrik comprendio que, para ella, se trataba de una especie de cuestion personal.
– ?De que modo se manifestaban los problemas en el caso de Sara? -pregunto Patrik.
– Como acabo de explicar, tenia una energia inagotable y a veces sufria ataques de ira. Pero tambien era, como ya he dicho, una nina muy creativa. No era malvada, malintencionada ni maleducada, como tantos ignorantes del tema dicen de los ninos como Sara. Sencillamente, le costaba controlar sus impulsos.
– ?Como reaccionaban los otros ninos ante su comportamiento? -Patrik tenia autentica curiosidad.
– Habia de todo. Algunos no soportaban su forma de ser en absoluto y se apartaban de ella, en tanto que otros parecian capaces de afrontar sus accesos con serenidad y se llevaban bastante bien. Su mejor amiga, diria yo, era Frida Karlgren. Ademas, viven muy cerca.
– Si, ya hemos hablado con ella -dijo Patrik asintiendo.
Una vez mas, se reacomodo en la silla. Empezaba a sentir desagradables pinchazos en las piernas y tenia la sensacion de que pronto sufriria calambres en las pantorrillas. Esperaba de todo corazon que Ernst comenzase a notar las mismas molestias.
– ?Y la familia? -intervino Ernst-. ?Sabe si Sara tenia algun problema en casa?
Patrik tuvo que reprimir una sonrisa, pues, en efecto, su colega habia empezado a masajearse las pantorrillas.
– Lo siento, sobre ese particular no puedo ayudarles -respondio Beatrice con una mueca. Era evidente que no tenia por costumbre chismorrear sobre las relaciones familiares de sus alumnos-. Solo conozco a sus padres, y a su abuela la he visto en alguna ocasion aislada, y me parecieron personas emocionalmente estables y agradables. Tampoco Sara me dio a entender en ningun momento que algo fuese mal.
Sono un timbre estridente, senal de que el recreo habia terminado, y el animado alboroto del vestibulo les indico que los ninos obedecian a la llamada. Beatrice se levanto y les tendio la mano dando por terminada la conversacion; Patrik consiguio, no sin esfuerzo, levantarse de la silla. Por el rabillo del ojo comprobo que Ernst se masajeaba la pierna, que se le habia dormido. Tras despedirse de la maestra, salieron del aula como dos ancianos.
– ?Maldita sea! ?Que asientos mas incomodos! -se lamento Ernst mientras renqueaba en direccion al coche.
– Si, sera que hemos perdido flexibilidad -bromeo Patrik entrando como pudo en el vehiculo.
De repente, aquel asiento tan amplio le parecio un lujo inaudito.
– Habla por ti -mascullo Ernst-. Mi condicion fisica es tan buena como en la adolescencia, pero ?que mierda!, nadie esta hecho para sentarse en sillas en miniatura.
Patrik cambio de tema.
– No ha sido muy util lo que hemos sacado de aqui.
– A mi me ha dado la impresion de que la nina era una pesadilla -declaro Ernst-. Hoy en dia, a todos los ninos que no saben comportarse se los disculpa con alguna maldita variante de DAMP. En mis tiempos esa conducta se corregia con un par de palmetazos con la regla. Ahora, en cambio, los medican, los machacan en el psicologo y los miman a todas horas. No es de extranar que esta sociedad se vaya al traste.
Ernst miraba sombrio por la ventanilla meneando la cabeza disgustado.
Patrik no se digno responder. No merecia la pena.
– ?De verdad vas a amamantarla otra vez? En mis tiempos solo lo haciamos cada cuatro horas -observo Kristina obsequiando a Erica con una mirada critica, pues se disponia a dar de mamar a Maja despues de «solo» dos horas y media.
A aquellas alturas, Erica sabia muy bien que no tenia sentido discutir, por lo que no hizo el menor caso del comentario de Kristina. Ademas, era solo uno de los muchos que habia soltado a lo largo de la manana y Erica penso que pronto estaria mas que harta. Por supuesto, tal y como ella temia, Kristina hizo alusiones a su fallido intento de limpieza, de modo que ahora su suegra iba y venia con la aspiradora como una posesa mientras murmuraba observaciones sobre su tema favorito: la capacidad del polvo domestico de provocar asma en los ninos pequenos. Antes se habia puesto a fregar todos los platos que habia en el fregadero mientras le daba instrucciones precisas sobre el modo correcto de tratarla vajilla. Habia que enjuagarla de inmediato para que no se pegasen los restos de comida y era mejor fregarlos enseguida porque, de lo contrario, se quedaban alli… Rechinando los dientes, Erica se esforzaba por concentrarse en el fabuloso suenecito que pensaba echar cuando Kristina saliese a pasear con Maja. Aunque ya empezaba a preguntarse si merecia la pena pasar por aquello.
Se acomodo en el sillon e intento convencer a Maja de que tomase el pecho. La pequena notaba la tension reinante y habia estado quejandose y llorando la mayor parte de la manana. Ahora que la madre intentaba calmarla con un poco de leche, la nina manoteaba salvajemente. A Erica le corria el sudor mientras libraba aquella batalla de voluntades con su hija y no pudo relajarse hasta que Maja se dio por vencida y empezo a chupar. Muy despacio, para no sentir que habia luchado en vano, puso el televisor donde empezaba
– ?Uf! ?De verdad crees que es sano ver semejante basura? ?Como no aprovechas para leer un poco?
Erica respondio subiendo el volumen del televisor e incluso se permitio disfrutar por un instante de su insumision. No le paso inadvertido el gesto ofendido de su suegra y volvio a bajar el volumen, pues comprendio que cualquier intento de rebelion le costaria mas de lo que podria disfrutarlo.
Miro de reojo el reloj. ?Por Dios! Si no eran ni las doce del mediodia. Faltaba una eternidad hasta que Patrik llegase a casa. Y luego le esperaba otro dia como aquel, hasta que Kristina hiciese las maletas y volviese a su casa y a sus cosas, satisfecha de la inestimable ayuda prestada a su hijo y a su nuera. Dos dias muuuy largos…
9.
Stromstad, 1924.
La mayor templanza del tiempo primaveral obraba milagros con el humor de los picapedreros.
Cuando Anders llego al trabajo, oyo que los muchachos ya habian empezado con sus ritmicas retahilas, acompanadas del ruido de los mazos contra los cinceles. Estaban perforando un agujero donde colocar la polvora para volar y desprender los grandes bloques de granito. Uno sostenia el cincel y otros dos se turnaban para golpear con los mazos hasta que lograsen abrir un buen agujero en la piedra. Despues verterian la polvora en el y le prenderian fuego. Habian realizado varios intentos con dinamita, pero no habia funcionado. La explosion era demasiado fuerte y pulverizaba el granito, que se resquebrajaba por todas partes.
Los muchachos le hicieron una sena a Anders cuando lo vieron pasar, pero sin perder el ritmo en un solo golpe.
Con el corazon lleno de alegria, se dirigio al lugar donde estaba tallando la piedra de la estatua. Los trabajos discurrieron con una lentitud tormentosa durante muchos dias de aquel invierno, pues el frio hacia casi imposible trabajar la piedra. Las tareas se vieron interrumpidas durante largos periodos a la espera de tiempos mas calidos, y no resulto facil hacer que cuadrase la economia. Ahora, en cambio, podia ponerse manos a la obra de verdad con el gran bloque de granito, aunque no se quejaba, pues el invierno le habia traido otros motivos de alegria.