Esperaba que se los devolviesen pronto.

Monica saco la llave de la casa y se disponia a abrir la puerta, pero se detuvo. Aun no estaba preparada para entrar. De repente, sintio un inmenso deseo de ver a su hijo, se guardo la llave en el bolsillo, bajo la escalinata y se encamino a la cabana de Morgan. Seguramente se irritaria al verla irrumpir en su rutina presentandose asi sin mas, pero por una vez a Monica la trajo sin cuidado. Recordo como olia de pequeno y como ese olor la impulsaba a mover montanas, de ser preciso, solo por el. Y ahora sentia la necesidad de volver a olerle la nuca, pese a lo mayor que era ya, abrazarlo y convertirlo en su seguridad, en lugar de la fuente de preocupaciones que habia sido todos aquellos anos.

Dio unos golpecitos discretos, pero se dio cuenta enseguida de que estaba cerrada con llave. Fue tanteando con los dedos por el liston del quicio de la puerta hasta dar con la llave.

?Donde estaria? Morgan no salia nunca solo. Era algo que jamas habia ocurrido antes; nunca se habia marchado sin ella o, al menos, sin explicar adonde iba exactamente. El temor la llenaba de angustia, pues casi esperaba verlo muerto en el suelo. Era algo que siempre la habia aterrorizado: que Morgan dejase un dia de hablar de la muerte para, en cambio, buscarla por su propia mano. Quien sabia si la perdida de los ordenadores y la intromision en su mundo lo habian llevado a ese lugar del que nadie regresa.

Pero la cabana estaba vacia. Monica miro a su alrededor y enseguida vio una nota sobre uno de los montones de revistas que habia junto a la puerta. Reconocio la caligrafia de Morgan antes de distinguir lo que decia. Se le paro el corazon. No obstante, se calmo en cuanto leyo el contenido y no tomo conciencia del grado de tension que sufria hasta que se relajo.

«Los ordenadores estan listos. Me voy con la policia para recuperarlos», decia la nota. Desde luego, aquella no era la carta de un suicida, como habia temido, pero habia algo que no encajaba. ?Por que fue a buscarlo la policia para devolverle los ordenadores? ?No habria sido mas logico que los trajesen y los dejasen en la cabana?

Monica tomo la decision sobre la marcha. Se apresuro a volver al coche y salio a toda velocidad. Recorrio el trayecto hasta Tanumshede pisando a fondo el acelerador y con las manos sudorosas, convulsamente aferradas al volante. Cuando dejo atras el cruce del albergue Tanums Gestgifveri, oyo las sirenas de una ambulancia que la adelanto a gran velocidad. De forma inconsciente, piso mas aun el acelerador y paso Hedemyr casi volando. A la altura del comercio del senor Li, se vio obligada a detenerse. El cinturon de seguridad le bloqueo el movimiento bruscamente. La ambulancia se detuvo justo delante de la comisaria de policia y se habian formado dos colas de coches, una en cada sentido, a causa de lo que parecia un accidente de trafico. Se asomo y vio un fardo oscuro en el suelo. No tuvo que ver mas para saber que era.

Como a camara lenta, se quito el cinturon, abrio la puerta del coche y salio dejandolo abierto de par en par. Con la sensacion de estar aproximandose a un desastre inminente, se acerco despacio, muy despacio, al lugar del accidente.

La sangre fue lo primero que vio: ese liquido rojo que habia manado de su cabeza sobre el asfalto extendiendose en un amplio circulo en torno a su cabello. Despues, los ojos desorbitados, muertos.

Un hombre se le acercaba con los brazos extendidos, dispuesto a impedirle el paso. Movia la boca, decia algo, pero ella no lo oia. Ignoro sus intenciones y siguio caminando. Rota de dolor, se arrodillo junto a Morgan. Tomo la cabeza de su hijo, la puso sobre su rodilla y se abrazo a ella fuertemente, sin reparar en la sangre que seguia brotando y empapandole los pantalones. Despues, oyo el alarido. Se pregunto quien emitiria un grito tan desgarrador, tan angustiado. Al cabo de un instante, se dio cuenta de que era ella misma.

Recorrieron todo el trayecto a Uddevalla conduciendo a una velocidad algo superior a la permitida. Albin estaba con Veronika y Frida, les aseguro Lilian, de modo que salieron directamente desde la comisaria hacia el hospital. Charlotte esperaba que no fuese demasiado tarde. Por el tono de su madre, tuvo la impresion de que la vida de Stig pendia de un hilo y se sorprendio a si misma cruzando las manos como si elevara una plegaria, pese a que no era creyente.

Stig era el hombre mas amable y calido que habia conocido en su vida. Ahora comprendia el carino que habia aprendido a tenerle desde que se habian mudado a la casa donde vivian el y Lilian. Claro que ella ya lo conocia, pero solo de visita, y no tuvo ocasion de conocerlo de verdad hasta que se instalaron con ellos. Gran parte de su afecto por Stig se debia, claro esta, a su buena relacion con Sara. El supo despertarle facetas cuya existencia Charlotte intuia, pero que no habia sido capaz de desvelar. Sara nunca era descarada con Stig. Con el, nunca sufria accesos de ira, no saltaba como una loca incapaz de controlar su energia. Cuando estaba con Stig, se sentaba tranquilamente en el borde de la cama, le cogia la mano y le contaba como le habia ido en el colegio. A Charlotte siempre le impresiono el comportamiento que Sara tenia en compania de Stig y ahora lamentaba no haberselo dicho. Cayo en la cuenta de que, desde la muerte de Sara, apenas habia hablado con el. Se abandono de tal modo a su propio dolor que no se le ocurrio pensar en el de Stig, que debio de sentirse desesperado en el piso de arriba, postrado y enfermo, con la sola compania de sus propios pensamientos. Y ahora se decia que, al menos, deberia haber subido a charlar.

En cuanto se detuvo el coche, Charlotte se bajo y salio corriendo hacia la entrada sin esperar a Niclas. El conocia el hospital mucho mejor que ella, de modo que no tardaria en alcanzarla.

– ?Charlotte!

Lilian se acerco con los brazos extendidos cuando la vio entrar en la sala de espera. Su madre lloraba desconsoladamente y todo el mundo la miraba. El efecto que produce en sus semejantes una persona llorando es el mismo que el que provoca el espectaculo de un accidente de trafico: nadie puede evitar mirar.

Charlotte le dio unas palmaditas torpes en la espalda. Lilian nunca habia sido proclive al contacto fisico, que le resultaba incomodo.

– ?Oh, Charlotte, es horrible! Subi a llevarle el te y me lo encontre inconsciente. Intente despabilarlo llamandolo y zarandeandolo, pero no reacciono. Y nadie sabe decirme que le pasa. Lo tienen ahi en una de las consultas de urgencias, pero no me dejan entrar. ?No deberian permitirme estar con el: ?No crees que deberian? ?Dios mio? ?Y si se muere?

Lilian gritaba tanto que se la oia en toda la sala de espera y, por un instante, Charlotte sintio verguenza de que todo el mundo las mirase. Pero enseguida se dijo que la marcada inclinacion de su madre por el dramatismo no hacia menos autentico su dolor.

– Sientate, ire a buscar un poco de cafe. Niclas no tardara en venir y lo informaran enseguida, por algo son sus antiguos colegas.

– ?Tu crees? -pregunto Lilian aferrandose al brazo de su hija.

– Estoy segura -respondio Charlotte soltandose despacio.

Ella misma estaba sorprendida del aplomo y la serenidad con que se conducia. La perdida de Sara le habia embotado los sentimientos de modo que, pese a su preocupacion por Stig, era capaz de pensar con sentido practico.

Se alegro al ver que Niclas se dirigia a la sala de espera y salio a su encuentro en la puerta.

– Mi madre esta muy alterada. Voy a buscar unos cafes y le he prometido que intentarias averiguar que pasa con Stig.

Niclas asintio y le acaricio la mejilla. Lo inusual del gesto la hizo dar un respingo. En efecto, no recordaba que la hubiese tocado nunca con tanta ternura.

– ?Y tu como estas? -le pregunto con sincera preocupacion.

Pese a lo triste de la situacion, Charlotte sintio una calida alegria en el pecho.

– Bien -respondio con una sonrisa para indicarle que no se vendria abajo.

– ?Seguro?

– Seguro. Ve a hablar con tus colegas, a ver si nos informan de algo.

Niclas siguio su sugerencia y, al cabo de un rato, mientras Lilian y Charlotte aguardaban tomandose el cafe, volvio y se sento a su lado.

– ?Y bien? ?Has averiguado algo? -pregunto Charlotte haciendo un esfuerzo mental para que sus palabras tuviesen un eco positivo.

Por desgracia, su esfuerzo fue en vano. Niclas explico sereno:

– Lo siento, hemos de prepararnos para lo peor. Hacen lo que pueden, pero no es seguro que Stig sobreviva al dia de hoy. Lo unico que podemos hacer es esperar.

Lilian se arrojo jadeante sobre el hombro de Niclas que, con la misma torpeza que su esposa, intento

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