consolarla dandole palmaditas. Charlotte tuvo una sensacion de deja vu: Lilian reacciono del mismo modo cuando su padre murio, hasta el punto de que los medicos tuvieron que administrarle tranquilizantes para que no sufriera un colapso. Era todo tan injusto… Ya tenia bastante con haber perdido a un marido. Charlotte se dirigio a Niclas.

– ?No te han sabido decir que le pasa?

– Estan haciendole montones de pruebas y seguro que terminaran averiguando que tiene. De momento, lo mas importante es mantenerlo con vida el tiempo suficiente como para administrarle el tratamiento adecuado. Ahora mismo puede ser cualquier cosa, desde cancer hasta una enfermedad virica. Lo unico que me dijeron es que deberia haber ingresado en el hospital mucho antes.

Charlotte vio su rostro ensombrecido por la culpa y apoyo la cabeza en su hombro.

– Tu no eres mas que una persona, Niclas. Y Stig no queria que lo trajesemos al hospital de ninguna manera. Ademas, cuando tu lo examinabas, parecia menos grave, ?no? De vez en cuando estaba bastante bien y el mismo decia que no le dolia demasiado.

– Pero yo no tendria que haber dado credito a sus palabras. ?Que mierda! Soy medico y debi darme cuenta.

– No olvides que hemos tenido otros asuntos de los que ocuparnos -le recordo Charlotte quedamente, pero no lo bastante como para que Lilian no la oyese.

– ?Por que nos han de venir a nosotros todas las desgracias? Primero Sara y ahora Stig -se lamento en voz alta, sonandose con la servilleta que le habia dado su hija.

La gente de la sala de espera, que habia vuelto a sus revistas, levanto de nuevo la mirada. Charlotte sintio una rabia creciente.

– Mama, controlate un poco. Los medicos estan haciendo todo lo que pueden -le advirtio intentado que su voz sonase dulce y decidida a un tiempo.

Lilian la miro herida, pero obedecio y dejo de sollozar.

Charlotte lanzo un suspiro y alzo la vista al cielo, de cara a Niclas. No dudaba de que su madre estuviese preocupada por Stig, pero la exasperaba su tendencia a convertir cualquier situacion en un drama del que ella era la unica protagonista. A Lilian siempre le habia gustado ser el centro de atencion y utilizaba todos los medios a su alcance para ello, incluso en circunstancias como aquellas en las que ahora se encontraban. Pero su madre era asi y Charlotte intentaba dominar su enojo. En esta ocasion, su sufrimiento era real y sincero.

Seis horas despues, seguian sin noticias. Niclas estuvo hablando con los medicos varias veces, pero no supieron darle mas informacion. La evolucion de Stig seguia siendo incierta.

– Alguno de nosotros deberia ir en busca de Albin -observo Charlotte, mirando tanto a Lilian como a Niclas.

Vio que su madre abria la boca para protestar, reacia a prescindir de su hija y de su yerno, pero Niclas se le adelanto.

– Tienes razon. Se asustara si Veronika intenta acostarlo en su casa. Ire yo, asi tu puedes quedarte.

Lilian parecia contrariada, pero sabia que tenian razon y se abstuvo, aun a disgusto, de poner objeciones.

Niclas beso a Charlotte en la mejilla y le dio una palmadita en el hombro a Lilian.

– Todo se arreglara, ya veras. Llamadme si hay novedades.

Charlotte asintio. Se quedo un momento observando su espalda mientras se alejaba y luego se retrepo en la incomoda silla. Aquella seria una larga espera.

30.

Gotemburgo, 1958.

La decepcion la devoraba por dentro. Nada habia salido segun sus proyectos. No solo ya no tenia a Ake, sino que, ademas, ni siquiera disfrutaba de los escasos ratos de confianza y ternura por parte de su madre. Antes al contrario, apenas la veia, ya fuera porque iba a salir para ver a Per-Erik o porque iba a alguna fiesta. Ademas, su madre parecia haber abandonado todo interes por controlar su silueta y ahora podia comer a placer de cuanto habia en casa, con lo que su anterior exceso de peso se disparo aumentando sin remedio. A veces, cuando se miraba en el espejo, solo veia al monstruo que tanto tiempo llevaba creciendo en su interior. Un monstruo voraz, seboso, asqueroso, siempre envuelto en un asfixiante olor a sudor. Su madre ni siquiera se molestaba en disimular la repugnancia que le suscitaba y, en una ocasion, llego a taparse la nariz abiertamente al pasar delante de ella. Aun sentia la herida de la humillacion.

No era eso lo que le habia prometido. Per-Erik seria mucho mejor padre que Ake, su madre seria feliz y por fin podrian vivir como una verdadera familia. El monstruo desapareceria y ella no tendria que volver al sotano ni a paladear en su boca ese odioso regusto seco, vomitivo, polvoriento.

Traicionada, asi se sentia. Traicionada. Intento preguntarle a su madre cuando se cumplirian sus promesas, pero ella le respondia con airadas evasivas. Si insistia, la encerraba en el sotano despues de alimentarla con un poco de Humildad. Ella sollozaba amargamente un llanto hecho de mas decepcion de la que era capaz de administrar.

Alli sentada en la penumbra, sentia crecer al monstruo. A el le gustaba el sabor reseco de su boca. El monstruo se alimentaba y crecia complacido.

* * *

La puerta se cerro pesadamente a su espalda. Con paso cansino, Patrik entro en el vestibulo y se quito la cazadora, que dejo caer al suelo. Estaba demasiado agotado para agacharse a recogerla y colgarla.

– ?Que ha pasado? -pregunto Erica inquieta desde la sala de estar-. ?Has averiguado algo mas?

Al ver la expresion de Erica, sintio un punto de remordimiento por no haberse quedado en casa con ella y con Maja. Se dijo que debia de tener un aspecto ruinoso. Claro que llamo de vez en cuando durante el dia, pero el caos reinante en la comisaria despues de lo ocurrido impregno las conversaciones, que fueron breves y dominadas por el estres. En cuanto Erica le aseguraba que en casa todo iba bien, le colgaba casi sin mas.

Se acerco despacio a ella, que, como de costumbre, estaba sentada medio a oscuras, viendo la tele con Maja en brazos.

– Perdona que haya sido tan brusco al telefono -le dijo pasandose las manos por la cara con gesto exhausto.

– ?Ha pasado algo?

Patrik se desplomo en el sofa, incapaz de responder.

– Si -dijo al cabo de un rato-. A Ernst se le ocurrio, por iniciativa propia, llevarse a Morgan Wiberg para interrogarlo. Y consiguio estresar al pobre muchacho hasta tal punto que se escapo por una ventana y echo a correr hacia la carretera. Un coche lo atropello.

– ?Que espanto! -exclamo Erica-. ?Y que le ha pasado?

– Ha muerto.

Erica se quedo sin respiracion. Maja, que estaba dormida, lloriqueo un poco, pero enseguida volvio a recobrar la calma del sueno.

– Ha sido tan jodido que no puedes ni imaginartelo -continuo Patrik con la cabeza apoyada en el respaldo y la mirada clavada en el techo-. Aun estaba tendido en la carretera cuando aparecio Monica y lo vio. Llego corriendo a su lado antes de que pudieramos detenerla, le cogio la cabeza y empezo a mecerlo y a aullar de un modo casi animal. Tuvimos que arrancarla de alli literalmente. ?Que mierda, que cosa mas espantosa!

– ?Y Ernst? -pregunto Erica-. ?Que ha pasado con el?

– Pues, por primera vez en mi vida, creo que lo pagara caro. Jamas he visto a Mellberg tan cabreado. Lo mando a casa en el acto y, la verdad, despues de esto, no creo que vuelva; lo cual seria una buena obra.

– ?Lo sabe Kaj?

– Si, esa es otra. Precisamente, Martin y yo estabamos interrogandolo cuando se produjo el accidente. Tuvimos que salir corriendo y dejarlo a medias. Si hubiese ocurrido unos minutos mas tarde, habriamos

Вы читаете Las Hijas del Frio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату