– Esta bien, esta bien -accedio Jorn Schuster tironeandose de la barba-. Es una tranquilidad oir que todos sois capaces de ver «la imagen a gran escala», the big picture, exactamente igual que Erling y yo.

Le dirigio una amplia sonrisa a Erling, que hizo un esfuerzo por estirar la comisura de los labios para corresponderle. Aquel viejo no sabia lo que decia y, sin embargo, sonreia con todas sus ganas. Aquello habia ido mejor de lo esperado. ?Joder, que listo era!

– ?Pescado o ave?

– Algo intermedio -respondio Anna riendose.

– Venga, por favor -protesto Erica sacandole la lengua a su hermana. Estaban sentadas en la terraza, tomando cafe bien abrigadas bajo unas mantas. Erica tenia en el regazo las propuestas de menu del Stora Hotel, y notaba que se le hacia la boca agua. La estricta dieta de las ultimas semanas habia puesto en marcha sus papilas gustativas y habia avivado su hambre, y tenia la sensacion de que, literalmente, estaba a punto de babear.

– ?Que te parece esto, por ejemplo? -pregunto antes de leerle a Anna en voz alta-. «Colas de cangrejo sobre una base de ensalada con vinagreta de lima» de primero; «lenguado con risotto de albahaca y zanahorias tostadas con miel», de segundo; y de postre, «tarta de queso con salsa de frambuesa».

– Dios, ?que rico! -exclamo Anna que tambien empezaba a tragar saliva-. Sobre todo el lenguado suena fantastico. -Dio un sorbo de cafe, se abrigo un poco mejor con la manta y contemplo el mar que se extendia ante su vista.

Erica no podia por menos de admirarse al ver como habia cambiado su hermana ultimamente. Observo el perfil de Anna y vio que de sus facciones emanaba un sosiego que no recordaba haber detectado en ella nunca. Erica siempre estuvo preocupada por Anna y era un alivio ver que podia relajarse un poco.

– ?Te imaginas lo que le habria gustado a papa vernos aqui sentadas charlando? -dijo Erica-. Siempre intento hacernos ver que debiamos cuidar nuestra relacion de hermanas. Pensaba que yo te protegia demasiado, como si fuera tu madre.

– Lo se -le respondio Anna volviendose hacia Erica con una sonrisa-. Tambien hablaba conmigo, intentaba hacerme comprender que debia ser mas responsable, mas adulta, no dejarte a ti toda la carga. Porque eso es lo que hacia. Y aunque protestaba por tu actitud maternal, en cierto modo me gustaba. Siempre confiaba en que tu fueras la maternal y la madura.

– Me pregunto como habrian sido las cosas si Elsy hubiese asumido esa responsabilidad. Porque le correspondia a ella, no a mi. -Erica sintio que se le hacia un nudo en el pecho al pensar en su madre. Una madre que, durante toda su ninez, estuvo presente fisicamente, pero cuya mente estaba en otra parte.

– De nada sirve especular -opino Anna reflexiva llevandose la manta hasta la barbilla. Aunque estaban al sol, el viento soplaba frio y aprovechaba cualquier resquicio para filtrarse-. Quien sabe lo que ella vivio de nina. Bien mirado, nunca nos hablo de su ninez, ni de su vida antes de conocer a papa. ?No es extrano? -pregunto Anna desconcertada. Nunca antes se habia planteado aquel hecho. Sencillamente, tomo las cosas como eran, sin cuestionarse el porque.

– Yo creo que era extrana en general -respondio Erica riendose, aunque con una risa cuya amargura ella misma noto.

– No, pero en serio -insistio Anna-. ?Tu recuerdas que Elsy nos hablase alguna vez de su ninez, de sus padres, de como conocio a papa, de cualquier cosa acerca de su pasado? Yo no recuerdo una sola alusion. Y tampoco tenia fotos. Me acuerdo de que, en una ocasion, le pregunte por fotos de los abuelos y se enfado muchisimo, y me dijo que llevaban tantos anos muertos que no tenia ni idea de donde habia guardado sus cosas. Un poco raro, ?no? Quiero decir que todo el mundo conserva viejas fotos. Y sabe donde las tiene.

De repente, Erica cayo en la cuenta de que Anna tenia razon. Tampoco ella habia visto ni oido nada relacionado con el pasado de Elsy. Era como si su madre hubiese empezado a existir en el momento en que se tomo la fotografia de su boda con Tore. Antes de aquello… no existia nada.

– En fin, en su momento, tendras que iniciar una pequena investigacion -dijo Anna. Por su tono de voz se desprendia que no deseaba seguir hablando del asunto-. A ti se te dan bien esas cosas. Pero creo que ahora debemos volver a concentrarnos en el menu. ?Te has decidido por la ultima sugerencia que me has leido? A mi me parece perfecta, todo sonaba riquisimo.

– Si, bueno, lo vere con Patrik, para que el tambien opine -repuso Erica-. Pero he de admitir que me resulta un poco trivial andar atormentandolo con esto, cuando se encuentra inmerso en una investigacion de asesinato. Me siento un poco… superficial, por asi decirlo.

Dejo el menu en el regazo y se quedo mirando el horizonte con expresion sombria. Apenas habia visto a Patrik los ultimos dias, y lo echaba de menos. Pero, al mismo tiempo, comprendia que era su deber trabajar duro. El asesinato de aquella chica era horrendo y sabia que Patrik deseaba atrapar al culpable por encima de todo. Al mismo tiempo, su necesidad de tener una actividad de adultos en la que emplearse se acentuaba al ver que el estaba tan ocupado con algo tan importante. Claro que su mision tambien era esencial; ser madre es, naturalmente, mas importante que ninguna otra cosa, lo sabia y lo sentia asi. Pese a todo, anhelaba dedicarse a alguna actividad… de adultos. Una actividad en la que pudiera ser Erica, y no solo la madre de Maja. Ahora que Anna habia emprendido el regreso de su pais de tinieblas, abrigaba la esperanza de volver a escribir unas horas al dia. Comento la idea con Anna, que acepto encantada encargarse de Maja durante esas horas.

De ahi que Erica hubiese empezado a buscar nuevas ideas, un caso de asesinato real con una dimension humana interesante, que, en su opinion, podria convertirse en un buen libro. Tras la publicacion de sus dos obras anteriores, habia recibido varias criticas negativas en los medios. Habia quienes sostenian que presentaba indicios de algo asi como una mentalidad de chacal por escribir sobre asesinatos reales. Erica, en cambio, no lo veia asi en absoluto. Siempre procuraba que todos los implicados pudieran expresarse y hacia cuanto estaba en su mano por ofrecer una imagen de lo ocurrido tan justa y poliedrica como fuera posible. Por otro lado, no creia que sus novelas se hubiesen vendido tan bien si no hubieran estado escritas con empatia y compasion. Pese a todo, se veia obligada a admitir que la segunda novela, aquella en la que ella no tenia una relacion personal con el caso, le habia resultado mas facil de escribir que la primera, que trataba del asesinato de su amiga de la infancia Alex Wijkner. Era mucho mas dificil mantener las distancias cuando todo lo que escribia se veia influenciado por el recuerdo de sus propias vivencias.

Pensar en las novelas le desperto el deseo de trabajar.

– Voy a sentarme a navegar un poco por la red -dijo poniendose de pie-. Quiero ver si encuentro algun caso nuevo sobre el que escribir. ?Te encargas de Maja si se despierta?

Anna sonrio.

– Si, mujer, yo me encargo de Maja. Tu vete a trabajar. ?Buena suerte con la pesca!

Erica se rio y entro en su despacho. La vida en aquella casa se habia vuelto mucho mas facil ultimamente. Solo faltaba que Patrik empezase a ver la luz en el caso que tenia entre manos.

El olor a sal. Y a agua. El griterio de las aves alla arriba en el cielo y el azul que se extendia hasta donde alcanzaba la vista. La sensacion del balanceo de un barco. La sensacion de que algo estaba cambiando. Algo estaba desapareciendo. Algo que habia sido calido y blando, ahora resultaba duro y afilado. Brazos que, cuando lo abrazaban, le transmitian un olor intenso, repugnante, del cual estaban impregnadas la ropa y la piel pero que, ante todo, procedia de la boca de la mujer. Y no recordaba quien era ella. Y tampoco sabia por que intentaba recordar. Era como si, por la noche, hubiese sonado algo horrible pero familiar. Y queria saber mas acerca de ese algo.

Asi, no podia evitar hacer preguntas. Ignoraba por que. Por que no podia sencillamente aceptarlo todo, igual que su hermana. Parecia tan asustada siempre que el hacia una pregunta. Le habria gustado poder parar, pero era imposible. Sobre todo cuando sentia el olor del agua salada y recordaba el viento alborotando su cabello. Y el hombre que solia levantarlos por los aires, a el y a su hermana. Mientras que la otra, la de la voz que al principio era dulce pero que luego se volvio dura, se quedaba alli mirando. A veces, en su memoria, creia recordarla sonriendo.

Aunque, quien sabe, quiza fuese como ella decia. Ella, tan real y tan hermosa y que tanto los queria. Quiza todo era un sueno. Un mal sueno que ella reemplazaria por suenos hermosos y agradables. El no se oponia, pero a veces se sorprendia anhelando la sal. Y el alboroto de las aves. Incluso la dureza de aquella voz.

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