– No tendra tiempo de destrozar nada en tan solo cinco minutos. Al menos, eso creo yo… -observo Mehmet entre risas. Simon se relajo un poco y rio tambien de buena gana.
– Por desgracia, yo ya he perdido la esperanza sobre lo que han llamado «incremento» de personal -confeso-. Desde luego, se ve que saque el peor numero cuando sortearon la distribucion de los participantes en los distintos puestos de trabajo. -Se lamento Simon, antes de tomar un sorbo de cafe.
– Bueno, el peor y el mejor -repuso Mehmet antes de dar tambien un trago-. Tambien sacaste el premio gordo -observo con una gran sonrisa-. ?Yo! Asi que si nos juntas a Uffe y a mi, tendras un trabajador medio.
– Si, en eso tienes razon -convino Simon riendo-. ?Tambien me tocaste en suerte tu!
Volvio a ponerse serio y se quedo mirando a Mehmet un buen rato, aunque este opto por ignorarlo. Habia en su mirada tantas preguntas y palabras impronunciadas que no tenia fuerzas para enfrentarse a ellas en ese momento. Si es que decidia hacerlo alguna vez.
– No has respondido a mi pregunta. ?Que tal estas? -insistio Simon, sin apartar la mirada de el.
Mehmet sintio que las manos le temblaban a causa del nerviosismo. Intento zafarse de la pregunta.
– Bah, pues bien. No la conocia mucho. Lo peor es el jaleo que se ha armado. Pero los del canal de television estan encantados. Los indices de audiencia han batido todos los records.
– Bueno, yo estoy tan harto de veros la jeta todos los dias que no he tenido ganas de sentarme a ver ni un solo capitulo.
Simon habia reducido la intensidad de su mirada y Mehmet penso que ya podia relajarse un poco. Tomo un gran bocado de uno de los bollos recien horneados, disfrutando del sabor y el olor a canela caliente.
– ?Y como es eso de que te interrogue la policia? – Simon tambien cogio un bollo, y de un solo mordisco devoro un tercio.
– Pues nada del otro mundo. -A Mehmet no le gustaba abordar aquel tema con Simon. Y ademas, acababa de mentirle. No queria revelarle la verdad acerca de lo humillante que le resultaba verse en aquella angosta sala de interrogatorios bajo una lluvia de preguntas. Y como sus respuestas nunca parecian ser satisfactorias-. Se portaron bien. No creo que sospechen en serio de ninguno de nosotros. -Evito la mirada de Simon. Durante un segundo, acudieron a su mente retazos de recuerdos, pero los ahuyento negandose a aceptar lo que querian que recordase.
– Y el psicologo con el que hablais, ?es bueno o que? -Simon se inclino y dio otro bocado gigantesco al bollo, mientras aguardaba la respuesta de Mehmet.
– Lars es un buen tio. Nos ha venido muy bien poder hablar con el.
– ?Y como se lo toma Uffe? -Simon hizo un gesto hacia la tienda, donde acababa de ver a Uffe pasando por delante de la panaderia y tocando la guitarra con una
– ?Tu que crees? Uffe es… pues eso, Uffe es Uffe. Pero podria haber sido peor. Ni siquiera el se atreve a decir cualquier cosa delante de Lars. Asi que… esta muy bien lo de Lars.
Una senora mayor entro en la panaderia y Mehmet la vio retroceder ante los saltos salvajes de Uffe.
– Oye, creo que ya es hora de ir a salvar a los clientes.
Simon giro la cabeza y tambien se levanto.
– Si, de lo contrario, a la senora Hjerten le dara un infarto.
Cuando se dirigian a la tienda, Simon rozo casualmente la mano de Mehmet con la suya. Mehmet la retiro como si se hubiese quemado.
– Erica, esta tarde tengo que ir a Gotemburgo, asi que llegare a casa un poco mas tarde. Yo diria que sobre las ocho.
Mientras hablaba con ella, oia de fondo el parloteo de Maja y sintio un subito deseo de volver con su familia a casa. Daria cualquier cosa por pasar olimpicamente de todo, irse a casa y tirarse en el suelo a jugar con su hija. Los ultimos meses se habia encarinado mucho con Emma y con Adrian, y tambien deseaba poder pasar tiempo con ellos. Ademas, tenia remordimientos al pensar que Erica tuviese que llevar una carga tan pesada antes de la boda, pero, tal y como estaban las cosas, por el momento no le quedaba otra opcion. La investigacion se hallaba en su fase mas intensa y tenia que hacer cuanto estuviese en su mano.
Suerte que Erica fuese tan comprensiva, se decia mientras se subia en el coche. Estuvo pensando si pedirle a Martin que lo acompanase, pero, en realidad, no era preciso que fueran dos para ver a Pedersen. Y, al menos una tarde, Martin se merecia irse a casa con Pia un poco mas temprano. El tambien habia trabajado duro las ultimas semanas. Justo cuando Patrik metio la marcha para salir, volvio a sonar el telefono.
– Aqui Hedstrom -respondio un tanto irritado, pues esperaba que se tratase de otro periodista pregunton. Cuando oyo quien era, lamento haber sido tan brusco.
– Hola, Kerstin -dijo al tiempo que apagaba el motor.
Los remordimientos, que llevaban una semana atormentandolo, lo azotaron de la forma mas virulenta. Habia dejado de lado la investigacion de la muerte de Marit para dedicarse al asesinato de Lillemor. En realidad, no lo hizo de forma consciente. Simplemente, se dio asi cuando, tras la muerte de la muchacha, los medios empezaron a ejercer una presion desmedida. Con gesto contrito, escucho lo que le decia Kerstin, antes de responder:
– Pues… por desgracia, no hemos podido averiguar mucho todavia.
– Es cierto, pero no vamos a dejar de centrarnos en Marit, naturalmente.
Una vez mas, esbozo una mueca de disgusto al oirse mentir de aquel modo. Pero lo unico que podia hacer ahora era tratar de recuperar el tiempo perdido. Despues de colgar, se quedo un rato pensando, marco un numero y, cuando atendieron la llamada, estuvo hablando durante cinco minutos con una persona que se mostro extremadamente confundida al oir lo que Patrik le decia. Despues, algo mas animado, puso rumbo a Gotemburgo.
Dos horas mas tarde, giro para detenerse en el laboratorio de criminalistica de Gotemburgo. No tardo en encontrar el despacho de Pedersen y, una vez delante de la puerta, dio unos golpecitos discretos. Patrik y Pedersen solian comunicarse por fax o por telefono, pero, en esta ocasion, el forense habia insistido en que deseaba sacar las conclusiones el mismo. Patrik sospechaba que el enorme interes de los medios por el caso habia inducido a los jefes a procurar que nada quedase a merced del azar.
– ?Hola! ?Cuanto tiempo sin vernos! -exclamo Pedersen cuando Patrik abrio la puerta. Se levanto y fue a estrecharle la mano.
– Pues si, si que hace, si, desde la ultima vez que nos vimos, porque en lo que a hablar se refiere, lo hacemos cada vez con mas frecuencia. Por desgracia, podria anadirse… -respondio Patrik al tiempo que se sentaba en la silla para las visitas, que estaba delante de la gigantesca mesa de escritorio de Pedersen.
– Ya, no puede decirse que yo llame para dar buenas noticias, desde luego.
– No, pero si son importantes -se apresuro a puntualizar Patrik.
Pedersen respondio con una sonrisa. Era un hombre alto y delgado, pero daba muestras de un caracter afable que contrastaba radicalmente con la brutalidad que veia en su profesion. A juzgar por sus gafas, que llevaba en la punta de la nariz, y por el pelo canoso siempre enmaranado, aunque en distinto grado, cualquier observador podia pensar que era un hombre distraido y poco exhaustivo. Sin embargo, aquello estaba tan lejos de la verdad como pudiera imaginarse. Los documentos que tenia en la mesa estaban ordenados en pulcros montones, en tanto que las carpetas y los archivadores se hallaban cuidadosamente etiquetados y colocados en las estanterias. Pedersen prestaba mucha atencion a los detalles. Saco un monton de papeles y los reviso un poco antes de alzar la vista y tomar la palabra.
– No cabe la menor duda de que la chica murio estrangulada. Se aprecian fracturas en el hioides y en las astas mayores del cartilago tiroideo. Sin embargo, no presenta las hendiduras que dejaria una cuerda, solo las contusiones a ambos lados del cuello, que coinciden con un par de manos. -Puso delante de Patrik una fotografia ampliada y senalo las magulladuras a las que se referia.
– ?Insinuas que alguien la estrangulo con sus propias manos?
– Si -respondio Pedersen laconico. El forense sentia siempre una empatia inmensa con las victimas que terminaban en su mesa de autopsias, pero su tono de voz rara vez lo dejaba traslucir-. Otro indicio de que hubo estrangulamiento es que presentaba una serie de petequias, es decir, pequenas manchas cutaneas provocadas por la efusion interna de sangre, tanto en las membranas de los ojos como en la piel circundante.
– ?Se precisa mucha fuerza fisica para estrangular a alguien de ese modo? -A Patrik le costaba apartar la vista de la fotografia que representaba a una Lillemor palida, levemente azulada.
– Mas de lo que la gente cree. Estrangular a una persona lleva bastante tiempo y hay que mantener la