unanime constituyo una senal de alarma innegable. Mas tarde, cuando la autopsia aporto evidencias de ciertas circunstancias extranas… bueno, al final llegamos a la conclusion de que la victima habia muerto asesinada. -El propio Patrik oyo lo arido e impersonal que sonaba el lenguaje policial a la hora de describir lo que, en el fondo, era una tragedia. Sin embargo, era el lenguaje que ambos dominaban y cuyos matices captaban a la perfeccion.
– Y ?que evidencias aporto la autopsia? -pregunto Gradenius sin apartar la vista de Patrik y como si ya conociese la respuesta.
– Que la victima tenia una tasa del seis coma uno por ciento de alcohol en sangre, aunque gran parte se hallaba en los pulmones. Ademas, presentaba lesiones y contusiones en el interior de la boca y en la garganta y, tambien alrededor de la boca, restos de cinta adhesiva. Ademas, tenia marcas en las munecas y en los tobillos, lo que indica que la tuvieron atada.
– Si, me suena todo eso que dices -aseguro Gradenius sacando una carpeta que tenia sobre la mesa-. Pero ?como llegaste a mi con esa historia?
Patrik rio de buena gana.
– Exceso de celo en el archivo de la documentacion, segun uno de mis colegas. Tu y yo asistimos al seminario celebrado en Halmstad hace un par de anos. Uno de los talleres consistia en presentar y discutir en cada grupo un caso dudoso. Algun caso con respecto al cual quedasen cuestiones sin resolver y que no se hubiese podido seguir investigando. Tu presentaste entonces el caso que me recordo al que ahora nos ocupa a nosotros. Ademas, habia conservado las notas que tome entonces, de modo que, antes de llamarte, comprobe que la memoria no me enganaba.
– Vaya, he de decir que no esta nada mal que te acordaras de aquello. Y es una suerte para ti y para nosotros. Se trata de un caso que lleva anos atormentandome, pero la investigacion se estanco por completo. Puedes disponer de toda la informacion que tenemos y viceversa, quiza.
Patrik asintio y cogio la carpeta que le ofrecia Gradenius.
– ?Puedo llevarme estos documentos?
– Por supuesto, son copias -aseguro Gradenius-. ?Quieres que lo repasemos todo juntos?
– Antes quisiera estudiarlo por mi cuenta. Luego puedo llamarte por telefono, si te parece. Lo mas seguro es que tenga un monton de preguntas que hacerte. Y me encargare de que te envien lo antes posible una copia de nuestro material. Intentare que salga manana mismo.
– Me parece bien -convino Gradenius poniendose en pie-. Seria estupendo poder ponerle fin a esto. La madre de la victima estaba… destrozada. Y supongo que, en cierto modo, aun lo esta. Todavia me llama de vez en cuando y seria perfecto disponer de alguna informacion que darle.
– Haremos todo lo que podamos -respondio Patrik estrechandole la mano. Con la carpeta bien pegada al pecho, se encamino a la salida. No veia el momento de llegar a casa y ponerse a leer aquella documentacion. Tenia el presentimiento de que aquello supondria un giro en la investigacion. Tenia que ser asi.
Lars se derrumbo en el sofa y puso los pies sobre la mesa que tenia delante. Llevaba un tiempo sintiendose tan cansado… Siempre oprimido por ese cansancio paralizante que lo embargaba negandose a ceder. Tambien las cefaleas se presentaban cada vez con mas frecuencia. Era como si cada uno tuviese su origen en el otro: el cansancio en el dolor de cabeza, el dolor de cabeza en el cansancio, en una espiral interminable que lo abatia cada vez mas. Se masajeo despacio las sienes y la presion mitigo el dolor levemente. De pronto sintio las manos frescas de Hanna sobre las suyas. Lars las dejo caer sobre sus rodillas, se retrepo y cerro los ojos. Los dedos de ella siguieron masajeandole la cabeza. Hanna habia practicado tanto ultimamente que sabia muy bien lo que tenia que hacer.
– ?Como te encuentras? -le pregunto con dulzura mientras movia los dedos.
– Bien -respondio Lars, sintiendo como la inquietud de Hanna se infiltraba en su pecho y se quedaba alli, irritante. No queria que Hanna se preocupase. Detestaba que Hanna se preocupase.
– Pues no lo parece -objeto Hanna acariciandole la frente. La caricia en si fue muy agradable, pero a Lars le resultaba imposible relajarse, ya que sentia flotar en el aire las preguntas que ella no formulaba. Irritado, le aparto las manos y se levanto.
– Te digo que estoy bien. Solo un poco cansado. Sera la primavera.
– La primavera… -dijo Hanna con una risa tan amarga como ironica-. ?Culpas a la primavera? -pregunto sin moverse de detras del sofa.
– Pues si, ?a que demonios le voy a echar la culpa si no? Bueno, quiza a que llevo un tiempo trabajando como una maquina, no solo con el libro, sino tambien intentando que los imbeciles de la granja no se desmadren.
– Vaya, ?que manera mas respetuosa de hablar de tus clientes! O de tus pacientes… Y a ellos, ?les has explicado que te parecen unos imbeciles? Me imagino que eso facilita la terapia un monton.
Hablaba presa de una crispacion manifiesta, que dirigio contra Lars con la intencion de que sintiera su aguijon. El no comprendia por que Hanna actuaba asi. ?Por que no podia dejarlo en paz? Lars estiro el brazo en busca del mando del televisor y se sento de nuevo en el sofa, de espaldas a Hanna. Tras cambiar varias veces de canal, se detuvo en el programa
– Y ?de verdad tienes que trabajar tanto? Y ademas, ?con eso! -anadio Hanna. Todo lo que no decian cargaba de tension el ambiente.
– Bueno, supongo que no tengo ninguna obligacion -respondio Lars con el intimo deseo de que Hanna guardase silencio por fin. A veces se preguntaba si Hanna lo comprendia siquiera. Si entendia todo lo que hacia por ella. Se volvio y dirigio la mirada hacia su mujer-. Hanna, hago lo que tengo que hacer. Como siempre. Y tu lo sabes.
Sus miradas se cruzaron un instante. Luego, Hanna se dio media vuelta y se marcho. El la siguio con la mirada. Un minuto despues, oyo que salia y cerraba la puerta.
El programa
– «?Que es
– Bueno, ?y que os esta pareciendo el programa, chicas? -pregunto Uffe al tiempo que abria unas cervezas para las muchachas, que las aceptaron entre risitas.
– Divino -dijo la rubia.
– De puta madre -opino la de cabello castano.
Calle se dijo que, precisamente aquella noche, no tenia ninguna gana. Uffe se habia llevado dentro a dos de las chicas que andaban merodeando delante de la granja y ahora desplegaba con ellas su gran ofensiva de seduccion… en la medida de sus posibilidades. La seduccion no era su fuerte, precisamente.
– A ver, ?quien os parece mas guapo? -Uffe le paso el brazo por los hombros a la rubia y se le acerco un poco mas-. Yo, ?verdad? -Se rio y le hizo cosquillas a la chica en el costado, a lo que ella respondio con una risita complacida. Animado por la reaccion, continuo-: Bueno, la verdad es que no tengo competencia digna de mencion. Aqui soy el unico que es un hombre de verdad. -Empino la botella para tomar un trago de cerveza, y senalo luego con ella en direccion a Calle-. Mira ese, por ejemplo. El tipico ligon que se pasea por la plaza de Stureplan, con el pelo engominado y todo el equipo. Nada que les interese a unas chicas diez como vosotras. Lo unico que sabe hacer es sacar la Visa de su papa, ?sabeis? -Las chicas volvieron a reir y Uffe prosiguio-: Luego esta Mehmet -dijo senalando a este, que estaba leyendo tumbado en su cama-. Os juro que es lo opuesto a un ligon. Un verdadero currante negro. El sabe como mantenerse en la brecha, pero claro, es obvio que no hay carne como la sueca. - Tenso los musculos, antes de intentar meter la mano bajo el jersey de la rubia, pero la joven adivino la maniobra y, tras una angustiosa mirada a la camara que los enfocaba, aparto la mano de Uffe discretamente. Uffe parecio contrariado un instante, pero no tardo en reponerse del fracaso. A las chicas siempre les llevaba un rato olvidarse de las camaras, pero luego todo iria sobre ruedas. Su objetivo aquellas semanas era poder cabalgar un poco -o un mucho, mas bien- bajo las sabanas y en directo. Joder, que eso lo convertia a uno en leyenda. En la isla estuvo muy cerca. Si aquella mema de Jokkmokk hubiese estado un poquito mas borracha, le habria salido bien. Aquel recuerdo aun lo atormentaba, y estaba ansioso de tomarse la revancha.
– Mierda, Uffe, ?no podemos simplemente tomarnoslo con calma? -Calle notaba que se iba indignando por momentos.
– ?Como que tomarnoslo con calma? -Uffe volvio al ataque con la mano y, en esta ocasion, llego un poco mas lejos-. No estamos aqui para tomarnoslo con calma. Y yo que creia que tu eras el marchoso por excelencia… ?Es