que has perdido el brio? ?O solo te va la marcha de Stureplan? -pregunto Uffe en tono hiriente.

Calle miro a Mehmet, para ver si recibia algo de apoyo por su parte, pero este parecia totalmente absorto en su libro de ficcion. Una vez mas, tomo conciencia de lo harto que estaba de aquella porqueria. Ni siquiera sabia por que acepto al principio. El programa Robinson fue otra cosa, pero aquello… Verse alli encerrado con semejantes imbeciles. Con un gesto altanero, se coloco los auriculares, se tumbo boca arriba y se puso a escuchar musica en el iPod. Subio el volumen bien alto, para no tener que oir el parloteo de Uffe, y dio rienda suelta a sus pensamientos. Pero estos lo retrotrajeron implacables a un tiempo pasado. En primer lugar, los recuerdos mas remotos, imagenes de su ninez, granulados y entrecortados, como si se tratase de una reproduccion en super 8. El, corriendo hacia su madre, que lo aguardaba con los brazos abiertos. El olor de su pelo, mezclado con un aroma a hierba, a verano. La sensacion de seguridad total que le proporcionaba aquel abrazo. Tambien veia reir a su padre. Y como los contemplaba con una mirada llena de amor. Y, pese a todo, siempre yendose, siempre camino de otro lugar. Nunca tenia tiempo de quedarse y participar de su abrazo. Nunca tenia tiempo de oler el tambien la cabellera de su madre. Ese olor a Timotei que su nariz aun podia evocar perfectamente.

Luego, la pelicula avanzaba. Hasta que se detenia en seco. La imagen se volvia nitida de pronto. Maxima definicion. La imagen de sus pies, lo primero que vio cuando abrio la puerta de su habitacion. El tenia trece anos. Hacia ya mucho que no corria a refugiarse en su regazo. Habian sucedido muchas cosas. Y muchas otras habian cambiado.

Recordaba que grito, preguntando un tanto irritado por que no contestaba. Y cuando abrio la puerta sintio que lo recibia un silencio atronador y la gelida sensacion que le invadio el estomago le dijo que algo andaba mal. Muy despacio, se acerco hasta ella. Parecia estar dormida. Se hallaba tendida boca arriba en la cama; el pelo, que llevaba largo cuando el era pequeno, ahora era corto. Se apreciaban grabados en su rostro surcos de cansancio, de amargura. Durante un segundo, creyo que dormia. Que dormia profundamente. Luego vio el frasco de pastillas vacio en el suelo, junto a la cama. Se le habia caido de la mano cuando las pastillas empezaron a surtir efecto y ella pudo huir de una realidad que ya no era capaz de controlar.

Desde aquel dia, el y su padre vivieron uno junto al otro en muda enemistad. Jamas hablaron de ello. Jamas mencionaron el hecho de que la nueva mujer de su padre se mudase a vivir con ellos tan solo una semana despues del entierro de su madre. Nadie trajo a colacion ni saco a relucir la verdad de las duras palabras que condujeron al final. Nadie hablo de como su madre se vio apartada, rechazada con una ligereza no fingida, sino autentica. Como un abrigo viejo que se cambia por uno nuevo.

En cambio, hablo el dinero. A lo largo de los anos, fue creciendo hasta convertirse en una deuda ingente, una deuda de conciencia que no parecia tener fondo. Calle lo aceptaba en silencio e incluso lo exigia a veces, pero sin nombrar lo que ambos sabian era la fuente de todo. Aquel dia. El dia en que el vacio resonaba en la casa. El dia que el llamo a su madre pero ella no respondio.

La pelicula se rebobinaba, lo arrastraba consigo hacia atras, cada vez mas deprisa, hasta que la imagen granulada y entrecortada volvia a su retina. En su memoria, el corria en direccion a los brazos abiertos de su madre.

– Quisiera celebrar una reunion a las nueve. ?Puedes comprobar si los demas tambien podrian? En el despacho de Mellberg.

– Pareces cansado. ?Has pasado la noche de juerga? -Annika lo miraba por encima de las gafas para el ordenador. Patrik sonrio, pero la sonrisa no hallo eco en sus ojos fatigados.

– Si al menos fuese por eso. No, me he pasado media noche en vela, revisando informes y otros documentos. Y por eso hemos de reunimos.

Se encamino a su despacho y miro el reloj. Las ocho y diez. Estaba tan hecho papilla que sentia arenilla en los ojos, despues de tanto leer y tan poco dormir. Pero aun le quedaban cincuenta minutos para ordenar sus pensamientos, antes de exponerles a sus colegas lo que habia encontrado.

Los cincuenta minutos pasaron demasiado rapido. Cuando entro en el despacho de Mellberg, los hallo a todos congregados. A Mellberg lo habia puesto en antecedentes por telefono aquella manana, mientras se dirigia a la comisaria, de modo que el jefe tenia una idea aproximada de lo que Patrik iba a presentarles. Los demas lo miraban inquisitivos, pero tambien un tanto esperanzados.

– Ultimamente nos hemos centrado demasiado en la investigacion del asesinato de Lillemor Persson, en detrimento de la investigacion de la muerte de Marit Kaspersen.

Hablaba de pie, de espaldas a la mesa de Mellberg y junto al bloc gigante, y dedico a todos los presentes una mirada grave. No faltaba nadie. Alli estaba Annika, lapiz en mano, tomando notas como de costumbre. Martin estaba a su lado, con la roja cabellera totalmente revuelta. Sus pecas destacaban en contraste con la piel, aun marcada por la palidez del invierno, y esperaba ansioso a oir lo que Patrik tuviese que decirles. Junto a Martin estaba Hanna, tranquila, fria y serena, tal y como la habian visto durante las dos semanas que llevaba trabajando con ellos. Patrik reflexiono brevemente sobre lo bien que se habia adaptado al grupo. Tanto que tenia la sensacion de que llevase alli mucho mas tiempo. Y Gosta, como siempre, hundido en la silla. No habia en su mirada indicios de que tuviese gran interes por aquello y mas bien parecia desear hallarse en cualquier otro lugar, con tal de no estar alli. Pero esa era la impresion que causaba Gosta fuera del campo de golf, se dijo Patrik irritado. Mellberg, en cambio, habia inclinado su obesa anatomia, en senal de que pensaba prestarle a Patrik todo su interes. Ya estaba al corriente de adonde conducirian las conclusiones de Patrik y ni siquiera el pudo ignorar la existencia de las conexiones que su subordinado le habia expuesto aquella manana. Ahora solo faltaba revelarselas a los colegas de un modo ordenado y metodico, para que pudieran seguir adelante con la investigacion.

– Como sabeis, en un primer momento tomamos la muerte de Marit por un accidente. Pero la investigacion de la policia cientifica y la autopsia demostraron que no fue asi. La habian atado, le metieron en la boca y hasta la garganta algun objeto y luego le hicieron tragar grandes cantidades de alcohol. Esa fue, por cierto, la causa de la muerte. Despues, el asesino, o los asesinos, la montaron en su coche e intentaron hacer que pareciera un accidente. Y poco mas sabemos. Aunque tampoco hemos realizado ningun esfuerzo digno de mencion por seguir indagando al respecto, puesto que la investigacion mas… -Patrik buscaba el adjetivo adecuado-… televisiva ha reclamado toda nuestra energia y nos ha obligado a dividir nuestros recursos de un modo que, tras haber reflexionado un poco, me parece bastante desafortunado. Pero ya no tiene sentido lamentarse. Sencillamente, tendremos que cambiar de tactica y tratar de recuperar el tiempo perdido.

– Tu tenias una posible pista… -comenzo Martin.

Patrik lo interrumpio impaciente.

– Exacto, yo tenia una posible conexion. Y ayer me dedique a investigarla -se dio la vuelta y cogio el monton de documentos que habia dejado en la mesa de Mellberg-. Ayer estuve en Boras y vi a un colega llamado Jan Gradenius. Estuvimos juntos en un seminario celebrado en Halmstad hace dos anos. Entonces nos hablo de un caso que habia tenido entre manos y en el que el sospechaba que la victima habia muerto asesinada, aunque no existian pruebas suficientes para demostrarlo. Me cedio unas copias de toda la informacion relativa a aquel caso y… -Patrik hizo una pausa de efecto y miro uno a uno a los congregados-. Y resulta que guarda un parecido muy desagradable con el de Marit Kaspersen. La victima tambien presentaba una tasa absurdamente elevada de alcohol en sangre y en los pulmones, pese a que no lo probaba nunca, segun las declaraciones de testigos y parientes.

– ?Existian las mismas evidencias fisicas? -pregunto Hanna con el ceno fruncido-. Las contusiones alrededor de la boca, los restos de adhesivo y demas.

Patrik se rasco la cabeza con expresion de frustracion en el semblante.

– Por desgracia, falta esa informacion. En un principio consideraron que la victima, un hombre de treinta y un anos llamado Rasmus Olsson, se habia suicidado, tomandose primero una botella entera de algun licor para luego arrojarse desde un puente. De modo que la investigacion se hizo partiendo de ese supuesto. Y, a la hora de describir a la victima, no fueron tan exhaustivos como habrian debido. Sin embargo, existen fotos de la autopsia, y yo he podido verlas. Como profano, puedo decir que se aprecian indicios de contusiones en las munecas y alrededor de la boca, pero se las he enviado a Pedersen para que las examine. En cualquier caso, me pase la tarde de ayer y toda la noche estudiando todo el material que me paso Gradenius, y no cabe duda de que existe una conexion.

– O sea que, segun tu, alguien mato primero a ese tipo de Boras hace un par de anos y ahora ha hecho lo mismo aqui, en Tanumshede, con Marit Kaspersen -intervino Gosta un tanto esceptico-. Un poco rebuscado, diria yo. ?Que relacion hay entre las victimas?

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