– ?A vosotros os parece que esto es normal? ?Seguir grabando despues de la muerte de una de las chicas? A mi me parece un poco…
– ?Un poco que? -pregunto Mehmet-. ?Insensible? ?De mal gusto? insistio alzando la voz-. Y que no somos mas que una panda de imbeciles con encefalograma plano que beben y follan delante de las camaras y hacemos el ridiculo voluntariamente, ?verdad? Eso es lo que piensas, ?no? ?Y no se te ha ocurrido pensar que quiza sea mejor que lo que tenemos en casa? ?Que es una oportunidad de huir de algo con lo que tendremos que enfrentarnos de todos modos? -Se le quebro la voz y Simon lo sento amablemente en una silla de la trastienda.
– A ver, ?que supone esto para ti, en realidad? -pregunto sentandose enfrente de Mehmet.
– ?Para mi? -la voz de Mehmet destilaba amargura-. Se trata de rebelarme. De pisotear todo lo que tiene algun valor. De pisotearlo hasta que ya nada me impulse a pegar los fragmentos. -Se cubrio la cara con las manos, sollozando. Simon le acaricio la espalda despacio, ritmicamente.
– No quieres vivir la vida a la que te quieren obligar, ?es eso?
– Si y no. -Mehmet miro a Simon-. No es que me obliguen, ni que me amenacen con enviarme a mi pais ni nada de eso que los suecos creeis que hacen todos los extranjeros. Es mas bien una cuestion de expectativas. Y de sacrificios. Mis padres han sacrificado mucho por nosotros, por mi. Para que nosotros, sus hijos, tuvieramos una vida mejor, llena de posibilidades. Lo dejaron todo. Su hogar, sus familias, el respeto que gozaban entre sus iguales, sus trabajos, todo. Solo para que nosotros tuvieramos una vida mejor. Para ellos, todo empeoro. Y yo lo veo. Veo la anoranza en sus miradas. Veo Turquia en sus miradas. Para mi no significa tanto, puesto que naci aqui. Turquia es un lugar al que vamos en verano, pero no lo llevo en el corazon. Sin embargo, este tampoco es mi hogar, este pais en el que debo cumplir sus suenos, sus esperanzas. No tengo cabeza para los estudios. Mis hermanas si, pero, por ironico que parezca, yo, el hijo varon, no la tengo. El portador del apellido paterno. El que lo ha de transmitir. Yo solo quiero trabajar con mis manos, no tengo grandes ambiciones. Me doy por satisfecho con volver a casa y sentir que he hecho algo con mis propias manos. No puedo estudiar. Y ellos se niegan a entenderlo. Asi que tengo que destrozar el sueno de una vez por todas. Pisotearlo. Hasta que quede hecho anicos. -Las lagrimas corrian por sus mejillas y el calor que le transmitian las manos de Simon no consiguio mas que intensificar su dolor. Estaba tan cansado de todo. Tan cansado de no ser suficiente. Tan cansado de mentir sobre quien era…
Levanto la cabeza muy despacio. La cara de Simon quedo a tan solo unos centimetros de la suya. Simon lo miro inquisitivo a los ojos mientras, con la mano, que olia a bollos recien hechos, secaba las lagrimas de sus mejillas. Entonces, los labios de Simon rozaron vacilantes los suyos. Mehmet quedo sorprendido al sentir que aquello era lo correcto. Despues se perdio en una realidad de la que habia tenido una vaga idea hasta entonces, pero que jamas se habia atrevido a ver en su totalidad.
– Quisiera hablar unos minutos con Bertil. ?Esta en su despacho? -pregunto Erling guinandole un ojo a Annika.
– Pasa -le respondio Annika con parquedad-. Ya sabes donde esta.
– Gracias -respondio Erling con otro guino. No terminaba de explicarse por que su encanto no surtia efecto sobre Annika, pero se consolaba pensando que se trataria, sin duda, de una cuestion de tiempo.
Se dirigio con paso decidido al despacho de Mellberg y llamo a la puerta. Como no recibia respuesta, volvio a llamar. En esta ocasion, si oyo un vago murmullo y sonidos misteriosos al otro lado de la puerta. Erling se pregunto que estaria haciendo Bertil alli dentro. Obtuvo la respuesta cuando Mellberg le abrio por fin. Era evidente que acababa de despertarse y a sus espaldas se veian, de hecho, la manta y el almohadon encima del sofa. Ademas, en la cara de Mellberg se apreciaba la huella del almohadon.
– ?Que demonios, Bertil! ?Que es eso de acostarse a dormir en pleno dia? -Erling habia meditado muy bien que actitud debia adoptar ante el comisario jefe y habia decidido mostrarse sutil y amigable antes de pasar a una actitud mas seria. Por lo general, no tenia problemas para manejar a Mellberg. En las cuestiones municipales que involucraban al Cuerpo de Policia habia logrado una colaboracion fluida y muy agradable simplemente adulandolo y sobornandolo con alguna que otra botella de buen whisky. Y no veia por que iba a ser diferente en esta ocasion.
– Bueno, ya sabes -respondio Mellberg algo preocupado-. Ha habido tanto jaleo ultimamente, que tengo las fuerzas muy mermadas.
– Si, comprendo que os estais empleando a fondo -observo Erling y vio con asombro que el comisario se sonrojaba hasta las orejas.
– Dime, ?que puedo hacer por ti? -pregunto Mellberg indicandole que tomase asiento.
Erling se sento y le dijo con gesto de honda preocupacion:
– Pues veras, resulta que hace un rato he recibido una llamada de Fredrik Rehn, el productor de
– Erling… -comenzo Mellberg.
El consejero municipal se retorcia en la silla. ?No podia aquel tio ir al grano de una vez? Le habia hecho una pregunta muy sencilla, velando por el bien de la comunidad. No entendia que fuese para tanto.
– Erling, estamos investigando un asesinato -continuo Bertil Mellberg clavando la mirada en el hombre que tenia enfrente-. Alguna de las personas involucradas en el programa no solo nos ha ocultado pruebas importantes, sino que, ademas, le ha vendido el material a la prensa. De modo que, en estos momentos, me siento inclinado a secundar la opinion de mis colegas de que lo mejor seria interrumpir el programa.
Erling sintio que empezaba a sudar. Fredrik Rehn no se habia molestado en comunicarle aquel pequeno detalle. Aquello era un asunto muy feo. Muy, muy feo.
– ?Y viene… en el periodico de hoy? -balbucio el consejero.
– Si -respondio Mellberg-. En primera plana y en las paginas centrales. Fragmentos de un diario que llevaba la joven asesinada, pero de cuya existencia nosotros no teniamos noticia. Y que alguien nos oculto. Es mas, la persona en cuestion opto por venderselo al
– Pues no tenia ni idea… -confeso Erling W Larson recreando mentalmente la conversacion que pensaba mantener con Fredrik Rehn en cuanto saliera de alli. Acudir a una reunion de negocios sin disponer de toda la informacion era como lanzarse desarmado al campo de batalla, eso lo sabia cualquier novato. Menudo imbecil. Pero Rehn iba a enterarse de que no podia jugar con el consejero municipal de Tanumshede.
– Dame una sola razon para que no desenchufe este programa ahora mismo -le dijo Mellberg.
Erling guardaba silencio. Se le habia quedado la mente en blanco. Todos los argumentos se habian esfumado. Miro a Mellberg, que se echo a reir a carcajadas.
– Vaya, por fin te veo indefenso. Joder, jamas crei que ocurriria tal cosa. Pero voy a portarme bien. Se que son muchos los que disfrutan con esa basura en la tele. De modo que podran seguir emitiendo, pero, al menor problema… -Lo senalo con un dedo amonestador y Erling asintio agradecido. Habia tenido suerte. Se estremecio ante la idea de lo humillante que habria sido tener que admitir ante el Consejo Municipal que no podrian llevar a termino el proyecto. Jamas habria podido recuperarse de semejante perdida de prestigio.
Ya estaba a punto de salir cuando oyo que Mellberg le decia algo, asi que se dio la vuelta.
– Oye… mis reservas de whisky empiezan a menguar. No tendras ninguna botella de sobra, ?verdad?
Mellberg le guino un ojo y Erling le respondio con una sonrisa forzada. A decir verdad, le habria gustado meterle a Mellberg en el gaznate la botella entera. Sin embargo, respondio:
– Claro, Bertil, cuenta con ello.
Lo ultimo que vio antes de cerrar la puerta fue la expresion de satisfaccion en el rostro de Mellberg.
– ?Que cosa mas ruin! -sentencio Calle mirando a Tina mientras ella preparaba una bandeja con el pedido de una mesa.