momentos, estamos dando palos de ciego, pero la conexion existe. ?Tiene que existir! -exclamo Patrik con frustracion.

– ?No podrias marcar las ciudades en el mapa? -sugirio Gosta senalando el mapa de Suecia que colgaba de una de las paredes.

– ?Por supuesto! ?Es una buena idea! -respondio Patrik sacando de una cajita que tenia en el cajon unos alfileres con la cabeza de distintos colores. Con mucha precision, clavo cuatro alfileres en el mapa: uno en Tanumshede, otro en Boras, otro en Lund y otro en Nykoping.

– En cualquier caso, el asesino se mantiene en la mitad sur de Suecia. Al menos limita un poco la zona de busqueda -observo Gosta enfurrunado.

– Si, habra que conformarse con lo poco que tenemos -replico Mellberg con una carcajada, pero guardo silencio enseguida, al ver que a nadie parecia hacerle la menor gracia.

– Bueno, creo que tenemos trabajo por hacer -dijo Patrik muy serio-. Y no podemos perder de vista la investigacion del caso Persson -les recordo-. Gosta, ?que tal la lista de los duenos de galgos espanoles?

– Esta terminada -contesto Gosta-. Ciento sesenta propietarios. Es lo maximo que he conseguido, porque parece que hay algunos que no figuran en ningun listado ni registro.

– Pues sigue adelante con los que tienes, compara la direccion de cada uno y comprueba si es posible relacionar a alguno con esta zona.

– Claro -respondio Gosta.

– Habia pensado que podriamos tratar de conseguir mas informacion a partir de las paginas del cuento - continuo Patrik-. Martin y Hanna, ?podriais hablar con Ola y con Kerstin una vez mas, por si les suenan los nombres de Elsa o de Borje? Hablad tambien con Eva, la madre de Rasmus Olsson. Pero hacedlo por telefono, os necesito aqui.

Gosta levanto la mano, algo inseguro.

– ?No podria ir yo con Hanna a hablar con Ola Kaspersen? Hanna y yo estuvimos con el el viernes pasado, y yo me quede con la sensacion de que no nos lo conto todo.

Hanna miro a Gosta.

– Pues yo no me di cuenta -aseguro la colega dando a entender que Gosta se estaba sacando aquello de la manga.

– Si, mujer, claro que te darias cuenta de que… -Gosta se volvio hacia Hanna para seguir con la explicacion, pero Patrik lo interrumpio.

– Vale, vosotros vais a Fjallbacka y hablais con Ola. De la lista puede encargarse Annika. Por cierto, me gustaria verla, asi que, cuando hayas terminado con ella, dejala en mi mesa.

Annika asintio sin dejar de tomar notas.

– Martin, tu revisaras el material audiovisual de la noche en que murio Barbie. Puede que se nos haya escapado algo, asi que examina la grabacion escena a escena.

– Cuenta con ello -respondio Martin resuelto.

– Bien, en ese caso, adelante -concluyo Patrik poniendose en jarras. Todos se levantaron y salieron en fila, uno tras otro. Ya solo en su despacho, Patrik volvio a mirar a su alrededor. Aquella tarea los superaba. ?Como lograrian encontrar el vinculo entre todas aquellas piezas?

Descolgo de la pared las cuatro hojas del cuento con la mente totalmente en blanco. ?Que haria para sacar mas informacion de aquello?

Una idea fue abriendose paso en su mente. Patrik cogio la cazadora, puso las hojas cuidadosamente en una carpeta y se apresuro a salir de la comisaria.

Martin cruzo las piernas sobre la mesa con el mando a distancia en la mano. Empezaba a estar cansado y aburrido de aquello. Todo habia sido demasiado intenso, habia estado demasiado alerta, habia vivido demasiada tension aquellas ultimas semanas. Sobre todo, habia descansado demasiado poco y habia pasado demasiado poco tiempo con Pia y «la pina», como la llamaban.

Pulso la tecla de «reproducir» y dejo que la cinta pasara a camara lenta. Ya la habia visto con anterioridad, y dudaba de la utilidad que tendria hacerlo otra vez. ?Por que iba a haber rastro del asesino o de cualquier otra pista en aquella grabacion? Seguramente, Lillemor encontro la muerte cuando salio corriendo de la finca. Pero Martin estaba acostumbrado a obedecer y no estaba dispuesto a ponerse a discutir con Patrik.

Sintio que le entraba sueno de estar retrepado en la silla viendo la pelicula. El ritmo lento contribuia a aumentar la sensacion de cansancio y tuvo que obligarse a mantener los ojos abiertos. El no advertia nada nuevo en la pantalla. En primer lugar, se veia el enfrentamiento entre Uffe y Lillemor. Cambio de camara lenta a la velocidad normal para poder oir el sonido y constato, una vez mas, la hostilidad de la discusion. Uffe acusaba a Lillemor de haber ido hablando mal de el, de haberles dicho a los demas que era imbecil, tonto, un troglodita. Y Lillemor se defendia llorando y porfiando que ella no le habia dicho nada de eso a nadie, que todo era mentira, que alguien queria hacerle una putada. Uffe no parecia creerla y la discusion adquirio un cariz mas fisico. Luego, Martin vio como el mismo y Hanna aparecian en escena para poner fin a la trifulca. La camara se acercaba de vez en cuando a sus rostros y Martin constato que expresaban tanto enojo como de hecho sentian.

Despues se sucedian unos cuarenta y cinco minutos de grabacion en los que no sucedia nada. Martin intento prestar atencion en la medida de lo posible, trato de ver cosas que se le hubiesen escapado con anterioridad, algo que alguien dijese, algo del entorno. Pero nada parecia interesante. Nada era nuevo. Y el sueno amenazaba constantemente con cerrarle los ojos. Pulso el boton de «pausa» y fue a buscar un cafe. Iba a necesitar todos los medios a su alcance para mantenerse despierto. Volvio a pulsar la tecla de «reproducir» y se sento dispuesto a seguir mirando la cinta. Empezaba a fraguarse la pelea entre Tina, Calle, Jonna, Mehmet y Lillemor. Oyo las mismas acusaciones que ya habia oido de Uffe. Le gritaban a Lillemor, la empujaban y la acosaban preguntandole que cono era eso de ir hablando mal de ellos. Vio a Jonna atacarle duramente y, exactamente igual que antes, Lillemor se defendio llorando a lagrima viva de modo que el maquillaje se le corrio y le emborrono las mejillas.

Martin no pudo por menos de conmoverse al verla de pronto tan pequena, tan indefensa y tan joven bajo la melena, el maquillaje y la silicona. No era mas que una pobre chica. Tomo un sorbo de cafe y vio en la pantalla como Hanna y el intervenian para poner fin a la pelea. La camara seguia primero a Hanna, que se aparto unos metros con Lillemor, y luego al propio Martin que, con expresion furibunda, les leia la cartilla al resto de los participantes. Luego, la camara enfoco de nuevo el aparcamiento y grabo el momento en que Lillemor echaba a correr hacia el pueblo. La camara se acerco a su espalda mientras la muchacha se alejaba, luego aparecia Hanna hablando por el movil y despues otra vez Martin, que, aun enojado, seguia con la mirada la huida de Lillemor.

Una hora mas tarde, Martin no habia visto mas que a un punado de jovenes borrachos y a los participantes, que continuaban la fiesta. Los ultimos fueron a acostarse hacia las tres y las camaras dejaron de filmar. Martin se quedo sentado mirando sin ver la negra pantalla mientras rebobinaba la cinta. No podia decir que hubiese descubierto nada que les permitiese avanzar. Sin embargo, algo carcomia su subconsciente y lo importunaba como una carbonilla en el ojo. Miro una vez mas la pantalla a oscuras. Y volvio a pulsar el boton de «reproducir».

– Solo tengo una hora para el almuerzo -advirtio Ola iracundo cuando abrio la puerta-. Asi que ya pueden abreviar.

Gosta y Hanna entraron y se quitaron los zapatos. Era la primera vez que iban a casa de Ola, pero no se sorprendieron ante el orden desmesurado y la limpieza que alli reinaban, ya que habian visto su despacho.

– Yo voy a ir comiendo entretanto -dijo senalando un plato de arroz, pechuga de pollo y guisantes.

Ni una gota de salsa, constato Gosta, que, por su parte, era incapaz de pensar siquiera en comerse nada que no llevase salsa. Eso era precisamente lo mas interesante, la salsa. Por otro lado, habia sido agraciado con una capacidad de asimilacion de los alimentos que le impedia engordar y adquirir la odiosa barriga de cincuenton, pese a que su alimentacion le habria debido garantizar una bien hermosa. Tal vez Ola no tuviese tanta suerte.

– Bueno, ?y que quieren ahora? -pregunto mientras ensartaba con cuidado unos guisantes en el tenedor.

Gosta observo fascinado que Ola parecia reacio a mezclar los alimentos en cada bocado, ya que comia los guisantes, el arroz y el pollo todo por separado.

– Hemos obtenido informacion nueva desde la ultima vez que hablamos -repuso Gosta con acritud-. ?Le resultan familiares los nombres de Borje Knudsen y de Elsa Forsell?

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