– ?Que decia el diario que tanto te indigno? -le pregunto afable. Tina apreto los labios con rebeldia manifiesta- ?Que te hizo pensar que tenias derecho a exponer de ese modo a Barbie…, quiero decir, a Lillemor?
– Decia que Tina no tenia ningun talento -intervino Calle solicito. El ambiente entre el y Tina habia sido bastante frio desde la discusion en el restaurante Gestgifveriet, y ahora aprovechaba la ocasion de hacerle la puneta. Aun le dolia el comentario con que ella habia terminado la discusion, por lo que su voz resono con maldad. En aquellos momentos, su mayor deseo era herirla-. Y no creo que se le pueda reprochar -anadio con frialdad-. No hizo mas que constatar un hecho.
– ?Callate, callate, callate! -grito Tina salpicando saliva.
– Calma, chicos -atajo Lars con dureza-. Es decir, que Lillemor escribio en su diario algo negativo sobre ti, y por eso te creiste con derecho a mancillar su memoria. -Lars le dedico una mirada de reproche y Tina aparto la vista. Sonaba tan… duro y tal cruel dicho asi…
– Escribio un monton de mierda sobre todos vosotros -dijo mirando al grupo con la esperanza de reconducir parte del descontento de Lars hacia alguno de los otros-. Decia que tu eras un nino rico consentido, Calle; que tu, Uffe, eras uno de los tios mas tontos que habia conocido en su vida. Y que Mehmet sufria una inseguridad y una angustia tales ante la idea de no complacer a su familia que deberia echarle un poco de valor a la cosa. -Hizo una pausa, antes de dirigirse a Jonna-. Y de ti dijo que tenias los problemas tipicos de los paises desarrollados y que era ridiculo y patetico que anduvieras haciendote cortes a todas horas. Asi que cada uno recibio su parte, ?que lo sepais! ?Alguno de vosotros sigue pensando que «deberiamos honrar su memoria» o la basura esa que decis? Si teneis remordimientos por haberla puesto entre la espada y la pared la noche de la fiesta, ?olvidadlo! ?Se lo tenia merecido! -Tina se aparto la melena de la cara con un gesto brusco, como retando a que la contradijeran.
– ?Y morir? ?Tambien se lo tenia merecido? -pregunto Lars tranquilamente.
Se hizo el silencio en la sala. Tina se mordia una una de puro nerviosismo. Luego, se levanto bruscamente y echo a correr hacia la calle. Todos la siguieron con la mirada.
La carretera se extendia infinita ante su vista. Sus cuerpos empezaban a resentirse despues de tantas horas de coche y Patrik iba dormitando en el asiento del acompanante. Martin se habia ofrecido a conducir en esta ocasion, con la esperanza de mantener a raya las nauseas. Hasta el momento, habia funcionado, y ya solo les quedaban unos kilometros hasta Nykoping. Martin bostezo y contagio a Patrik. Ambos se echaron a reir.
– Me temo que anoche nos quedamos hasta muy tarde -dijo Patrik.
– Si, yo diria que si, pero es que habia mucho que revisar.
– Desde luego -respondio Patrik sin anadir mas comentarios al respecto. La noche anterior, habian desbrozado la informacion relativa al caso varias veces en la habitacion de Patrik. Martin no se fue a la suya hasta bien entrada la madrugada y luego les llevo cerca de otra hora mas conciliar el sueno, excitados con tantas ideas y cabos sueltos-. Oye, ?como esta Pia? -pregunto, por abordar un tema distinto de los asesinatos.
– ?Muy bien! -a Martin se le ilumino la cara-. Ya se le han pasado las molestias y ahora esta estupendamente, la verdad. ?Joder, es tan emocionante!
– Si, lo es, sin duda -aseguro Patrik sonriendo al pensar en Maja. Las echaba tanto de menos a ella y a Erica que casi sentia un dolor fisico.
– ?Quereis saber de antemano si es nino o nina? -pregunto Patrik curioso cuando tomaron la salida hacia Nykoping.
– Pues, no se, pero no lo creo -dijo Martin concentrandose en los indicadores-. ?Que hicisteis vosotros? ?Lo preguntasteis?
– No, a mi me parece que eso es como hacer trampas. Dejamos que fuese una sorpresa. Y con el primer hijo, no importa, la verdad. Claro que estaria bien que el segundo fuera un nino, para tener la parejita.
– Pero, ?no ireis a…? -comenzo a preguntar Martin mirando a Patrik.
– No, no, ?que va! -nego Patrik riendo-. Todavia no, ?por Dios! Con habituarnos a la vida con Maja tenemos de sobra. Pero mas adelante…
– ?Y que dice Erica? Teniendo en cuenta lo mal que lo ha pasado con Maja… -Martin guardo silencio, pues no sabia si Patrik queria hablar del tema.
Salieron del coche entumecidos y se estiraron un poco antes de entrar en la comisaria. Ya empezaba a resultarles algo habitual. Al menos, a Patrik, ya que era la tercera vez en muy poco tiempo que visitaba una comisaria de otra ciudad. La comisario que los recibio provoco en Patrik una reflexion sobre lo heterogeneo que era el Cuerpo de Policia de Suecia. Jamas habia conocido a nadie cuyo aspecto encajase tan poco con la imagen que uno se forjaba a partir del nombre. En efecto, Gerda Svensson no solo era mucho mas joven de lo que el esperaba -rondaba los treinta y cinco-, sino que, pese a la clara sonoridad sueca de su nombre, su piel era tan oscura como la caoba. Era una mujer de una belleza sorprendente. Patrik cayo de pronto en la cuenta de que se habia quedado mirandola boquiabierto como un pez y una breve ojeada a Martin le permitio constatar que su colega hacia el ridiculo con la misma destreza que el. Le dio un codazo en el costado y le tendio la mano a la comisario Svensson, para presentarse.
– Mis colegas nos aguardan en la sala de reuniones -declaro Gerda Svensson indicandoles con la mano la direccion que debian tomar. Tenia una voz suave y profunda a un tiempo, y muy agradable al oido. A Patrik le costaba apartar la vista de aquella mujer.
No dijeron nada mientras se dirigian a la sala de reuniones, y solo se oia el resonar de sus zapatos contra el suelo. Cuando entraron en la sala, dos hombres se adelantaron para darles la mano. El primero, que dijo llamarse Konrad Meltzer, frisaba los cincuenta, era menudo y macizo, pero con chispa y una sonrisa afectuosa. El otro tendria la misma edad que Gerda y era alto, corpulento y rubio. Patrik no pudo evitar pensar que Gerda y el formaban una pareja excelente. Supo enseguida que ellos dos lo habian comprendido mucho antes que el, ya que el hombre se presento como Rickard Svensson, es decir, compartian apellido.
– Por lo que he visto, disponeis de informacion que puede ser relevante para un asesinato que nosotros archivamos sin resolver. -Gerda se habia sentado entre Konrad y su marido, y ninguno de los dos parecia oponerse a que ella tomase el mando-. Yo dirigi la investigacion de la muerte de Elsa Forsell -anadio como si hubiese leido la mente de Patrik-. Konrad y Rickard formaban parte de mi equipo y dedicamos muchas horas a las pesquisas. Por desgracia, llegamos a un punto en que nos estancamos… hasta anteayer, cuando llego vuestra consulta.
– Supimos que vuestro caso guardaba relacion con el nuestro en cuanto leimos lo de la pagina del cuento - intervino Rickard cruzando las manos sobre la mesa. Patrik no pudo por menos de preguntarse como funcionaria la cosa, siendo Gerda su esposa y su jefe a la vez. Aunque Patrik se tenia por un hombre igualitario e instruido, a el le habria costado un poco tener a Erica como superior en el trabajo. Por otro lado, tampoco a ella le gustaria que el fuera su jefe, de modo que quiza no fuese tan extrano.
– Rickard y yo nos casamos una vez finalizada la investigacion. Desde entonces, trabajamos en unidades distintas -aclaro Gerda mirando a Patrik, que se ruborizo hasta las cejas. Por un instante se pregunto si no seria cierto que aquella mujer le leia el pensamiento. Sin embargo, se dijo que no debia de resultarle muy dificil adivinar lo que pensaba, ya que, seguramente, no era el primero en hacerse tales reflexiones.
– ?Donde encontrasteis la pagina vosotros? -pregunto para cambiar de tema. A los labios de Gerda asomo una sonrisa discreta: se habia dado cuenta de que Patrik lo habia entendido, pero fue Konrad quien tomo la palabra.
– Estaba entre las paginas de una Biblia que tenia al lado.
– ?Donde hallaron su cadaver? -quiso saber Martin.
– En su piso. Fue uno de los miembros de su comunidad.
– ?De su comunidad? -se sorprendio Patrik-. ?Que clase de comunidad era?
– La Cruz de la Virgen Maria -respondio Gerda-. Una comunidad catolica.
– ?Catolica? -pregunto Martin-. ?Acaso era de algun pais del sur?
– El catolicismo no se da solo en los paises del sur -replico Patrik, un tanto avergonzado por la ignorancia de Martin-. Esta extendido por una parte considerable del mundo y en Suecia existen varios miles de catolicos.
– Exacto -confirmo Rickard-. Hay unos ciento sesenta mil catolicos en este pais. Elsa llevaba muchos anos en esa comunidad que, en principio, era su familia.
– ?No tenia mas parientes? -quiso saber Patrik.
– No, no localizamos a ningun familiar -contesto Gerda moviendo la cabeza negativamente-. Interrogamos a