Kjell no dijo nada al principio, se puso a remover en el monton de archivadores, buscando algo. Finalmente, saco uno que dejo abierto delante de Patrik y de Martin.

– Mirad. Aqui teneis las fotos de Borje cuando lo encontraron. En fin… llevaba algo mas de una semana muerto en el apartamento, asi que no ofrecen un espectaculo muy agradable que digamos -explico disculpandose-. Nadie reacciono hasta que no empezo a oler mal.

Kjell tenia razon, sin duda, aquellas fotos eran horrendas, pero lo que capto su atencion fue algo que Borje sostenia en la mano. Parecia una hoja de papel arrugada. Siguieron mirando fotos hasta que llegaron a un primer plano del papel ya desplegado, despues de que se lo hubieran quitado a Borje de la mano. Era una pagina del libro que Patrik y Martin tan bien conocian a aquellas alturas. El cuento Hansel y Gretel, de los hermanos Grimm. Se miraron y Kjell asintio.

– Si, es una coincidencia extraordinaria como para atribuirsela a la casualidad. Y lo recordaba porque me parecio muy extrano que Borje tuviese en sus manos una pagina de un cuento. El no tenia hijos.

– ?Y la pagina? ?La conservais? -pregunto Patrik conteniendo la respiracion, tenso y expectante ante la respuesta. Kjell no pronuncio una palabra, pero, con una sonrisa en los labios, saco una funda de plastico que tenia encima de la silla contigua.

– Una combinacion de suerte y habilidad -declaro sonriente.

Patrik cogio la funda con expresion solemne y se aplico a examinarla enseguida. Luego se la paso a Martin, que tambien la observo con suma atencion.

– ?Y que me dices del resto, de las lesiones y el modo en que murio? -pregunto Patrik observando con mas detenimiento las fotos del cadaver de Borje. Creyo advertir unas sombras violaceas alrededor de la boca, pero el cuerpo se hallaba en tal estado de descomposicion que resultaba casi imposible distinguirlo. Sintio que se le revolvian las tripas solo de mirarlo.

– Por desgracia, no tenemos informacion alguna sobre las lesiones. Como os decia, no se hallaba en un estado que permitiera observar nada y, ademas, Borje siempre estaba mas o menos lesionado, o sea que la cuestion es si habriamos reaccionado aunque… -No acabo la frase, pero Patrik comprendio lo que queria decir. Borje era un borracho que solia andar metido en peleas y el que lo hubiesen hallado muerto de una borrachera no dio pie a que se abriera ninguna investigacion. Claro, si, ahora que sabian lo que habia sucedido, fue un error, pero Patrik lo comprendia. Con todos los datos en la mano, resultaba muy facil juzgar.

– Pero ?presentaba una tasa de alcohol muy elevada?

Kjell asintio con tal vehemencia que el bigote, mas que agitarse, empezo a saltar.

– Si, eso encaja, pero incluso asi… Presentaba una tasa absolutamente anormal, aunque, claro, con los anos, habia alcanzado una tolerancia muy acusada. Y, segun el forense, se habia bebido una botella entera y de eso murio, sin mas.

– ?Tenia algun familiar con el que pudieramos hablar?

– No, no tenia a nadie. Las unicas personas con las que tenia relacion eramos los policias y sus companeros de la pandilla de alcoholicos del barrio. Y las personas a las que conocia en sus estancias en la carcel, claro.

– ?Cuales eran los motivos por los que iba a parar a la carcel?

– Bueno, las causas eran muy variadas. Teneis la lista, con las fechas correspondientes, en la primera carpeta. Agresiones, amenazas, conduccion bajo los efectos del alcohol, homicidio preterintencional, atracos, todo un repertorio. Yo diria que pasaba mas tiempo entre rejas que fuera.

– ?Puedo llevarme este material? -pregunto Patrik cruzando los dedos.

Kjell asintio.

– Si, esa era la idea. Y prometeme que llamareis si pensais que podemos ayudaros en algo. Yo me encargare de preguntar entre los colegas, por si hubiera algo mas que os sea de utilidad.

– Muchisimas gracias -respondio Patrik y se puso de pie, al igual que Martin.

Camino de la salida, tuvieron que volver a recorrer el pasillo medio a la carrera para seguir el ritmo de Kjell. Las piernas del colega escaniano funcionaban como pequenos palillos de tambor.

– ?Regresais hoy mismo? -quiso saber Kjell volviendose hacia ellos justo delante de la salida.

– No, hemos reservado habitacion en el Scandic, asi que tendremos tiempo de revisar el material tranquilamente antes de la proxima parada de manana.

– Si, que sera Nykoping, ?no? -dijo Kjell muy serio-. Los asesinos que reparten su talento de este modo no son frecuentes, por suerte.

– No -contesto Patrik con la misma seriedad-. No son frecuentes. No lo son en absoluto.

– ?Que prefieres? ?Lo de los chuchos o revisar el material de Marit? – Gosta no podia ocultar su frustracion ante la carga laboral que les habian encomendado. Hanna tampoco parecia muy animada. Seguramente, se habia hecho a la idea de pasar una agradable tarde de sabado en casa con su marido. Sin embargo y muy a su pesar, Gosta tuvo que admitir que, si en algun caso tenian justificacion las horas extraordinarias, era en uno como aquel. No todos los dias se les presentaba en la comisaria una investigacion de asesinato multiple; cinco, para ser exactos.

Hanna y el se habian instalado en la mesa de la cocina para organizar el trabajo que Patrik les habia encomendado, pero ninguno de los dos parecia sentir el menor entusiasmo. Gosta observo a su colega, que servia el cafe junto al fregadero. Desde luego, no podia decirse que, cuando empezo con ellos, fuese una de esas mujeres entradas en carnes, pero ahora mas que delgada estaba raquitica. Se pregunto una vez mas si tendria algun problema en casa. Ultimamente habia en su semblante una expresion tensa, casi atormentada. Tal vez ella y su marido no pudieran tener hijos, aventuro Gosta. Despues de todo, Hanna tenia cuarenta anos y no tenia ninos. Le habria gustado poder ofrecerse para que le contara lo que quisiera, pero tenia la sensacion de que no dispensaria una buena acogida a tal ofrecimiento. Hanna aparto un mechon de su rubio cabello y, de repente, Gosta advirtio en su gesto una fragilidad y una inseguridad inmensas. Hanna Kruse era, en verdad, una mujer llena de contradicciones. Era fuerte, dura y valiente en apariencia pero, al mismo tiempo y de vez en cuando, en ciertos gestos, Gosta creia entrever algo muy distinto… algo… roto. Esa era la palabra que en su opinion mejor lo describia. Cuando Hanna se volvio hacia el, no obstante, Gosta se pregunto si no estaria interpretando de mas. La expresion de Hanna era hermetica, su rostro denotaba fortaleza. No habia ni rastro de debilidad.

– Yo me encargare de los documentos de Marit -propuso ella mientras se sentaba-. Y tu te encargas de los chuchos, ?te parece bien? -le pregunto mirandolo por encima de la taza.

– Me parece bien. Ya te dije que podias elegir -respondio Gosta un tanto mas irritado de lo que pretendia.

Hanna sonrio y la sonrisa suavizo sus rasgos de modo que Gosta dudo aun mas de que sus especulaciones fuesen acertadas.

– Un suplicio, ?no, Gosta?, esto de tener que trabajar.

Le guino un ojo, para hacerle ver que estaba bromeando y Gosta no pudo por menos de responder con una sonrisa. Dejo a un lado las reflexiones sobre su vida domestica y decidio disfrutar sin mas de su nueva colega. Le gustaba muchisimo, de verdad.

– Bien, pues yo me encargo de los chuchos -convino poniendose de pie.

– ?Guau! -contesto ella entre risas. Despues, se puso a hojear los documentos que contenia la carpeta de Marit.

– He oido que el otro dia hubo aqui una especie de juego dramatico -observo Lars mirando con gravedad a los participantes, que escuchaban sentados en circulo a su alrededor. Nadie pronuncio una palabra. Lars lo intento de nuevo-. ?Alguien tendria la amabilidad de informarme de lo que paso?

– Tina hizo el ridiculo -murmuro Jonna.

Esta la miro iracunda.

– ?Y una mierda! -le espeto mirandolos a todos-. Lo que os pasa es que teneis envidia porque lo encontre yo y no vosotros. Y habriais hecho lo mismo.

– Oye, yo jamas habria hecho algo tan sucio -aseguro Mehmet sin levantar la vista de sus zapatos. Lo habia visto demasiado apagado ultimamente, de modo que Lars centro su atencion en el.

– ?Y como estas tu, Mehmet? Pareces bastante abatido.

– No, no es nada -respondio aun con la vista en sus zapatos.

Lars lo observo inquisitivo, pero decidio no insistir. Era evidente que Mehmet no deseaba hablar. Quiza fuera mas facil en la sesion individual. Lars volvio a Tina, que, obstinada, meneaba la cabeza.

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