Ola fruncio el entrecejo y se volvio al oir un ruido a su espalda. Era Sofie, que salio de su habitacion y se quedo mirando sorprendida a Gosta y a Hanna.
– ?Como es que estas en casa? -le pregunto Ola iracundo y mirandola amenazador.
– Pues… me sentia mal -respondio la muchacha, que, de hecho, no parecia encontrarse muy bien.
– ?Y que es lo que te pasa? -insistio Ola como si aun no estuviera convencido.
– Estaba mareada y he vomitado -explico. Le temblaban ligeramente las manos y tenia la piel sudorosa, lo que, finalmente, parecio persuadir a su padre de que decia la verdad.
– Pues vuelve dentro y acuestate -le dijo en un tono algo mas amable. Pero Sofie nego vehementemente con la cabeza.
– No, yo tambien quiero estar -replico resuelta.
– Te digo que vayas a acostarte. -La voz de Ola sonaba firme, pero la mirada de su hija no lo era menos. Sin responder siquiera, se sento en una silla, en el rincon, y aunque era evidente que a Ola le resultaba bastante incomodo que estuviera con ellos, no insistio mas. En silencio, tomo otro bocado de arroz.
– ?Que le han preguntado? ?Que nombres son esos? -quiso saber Sofie mirando a Gosta y a Hanna con los ojos brillantes, como si tuviera fiebre.
– Preguntabamos si tu padre o tu habeis oido los nombres de Borje Knudsen o de Elsa Forsell en relacion con tu madre.
Sofie parecio reflexionar unos segundos. Luego, nego con la cabeza y miro inquisitiva a su padre.
– Papa, ?a ti te suenan?
– No -aseguro Ola-. Jamas los habia oido con anterioridad. ?Quienes son?
– Otras dos victimas -explico Hanna.
Ola se sorprendio y se quedo con el tenedor a medio camino hacia la boca.
– ?Como? ?Que me dice?
– Son dos personas que fueron victimas del mismo asesino de su ex mujer y de tu madre -anadio Hanna con tiento, sin mirar a Sofie a la cara.
– ?Que cono estan diciendo? Primero vienen a preguntarme por el tal Rasmus. ?Y ahora resulta que traen a dos mas? De verdad, me pregunto a que se dedica la policia.
– Trabajamos las veinticuatro horas -repuso Gosta ofendido. Desde luego, habia algo en aquel tipo que lo sacaba de quicio. Respiro hondo y anadio-: Las victimas vivian en Lund y Nykoping. ?Saben si Marit tenia alguna relacion con esas ciudades?
– ??Cuantas veces voy a tener que decirlo?! -rugio Ola-. Marit y yo nos conocimos en Noruega. A los dieciocho anos, nos vinimos aqui a trabajar. Y, desde entonces, ?no hemos vivido en ningun otro lugar! ?Les cuesta entenderlo o que?
– Papa, calmate -intervino Sofie posando una mano sobre el brazo de su padre para serenarlo. Parecio conseguirlo, pues Ola dijo con fria calma:
– Creo que deberian estar haciendo su trabajo, en lugar de venir aqui cada dos por tres a interrogarnos. Nosotros no sabemos nada.
– Puede que no sepan que lo saben -observo Gosta-. Y nuestro trabajo consiste en averiguarlo.
– ?Tienen alguna idea de por que asesinaron a mi madre? -pregunto Sofie con un hilo de voz. Gosta vio con el rabillo del ojo que Hanna volvia la cabeza. Pese a la dureza de sus formas, aun le afectaba mucho el contacto con los familiares de las victimas. Una cualidad molesta pero, en cierto modo, positiva en un policia. El, por su parte, se habia curtido con el tiempo. En un acceso de lucidez, comprendio que quiza por eso habia rehuido el trabajo en los ultimos anos. Su cupo de desgracias estaba colmado y el habia clausurado todas las vias.
– No podemos decir nada sobre el tema en este momento -le dijo Gosta a Sofie, que tenia, en verdad, muy mal aspecto. Esperaba que no les contagiase nada. Desde luego, llegar a la comisaria y mandarlos a todos a la cama con gastroenteritis no lo convertiria en el policia mas popular-. ?Hay algo, lo que sea, que no nos hayan contado sobre Marit, pero que querrian aprovechar para contar ahora? Cualquier cosa podria ser de utilidad para encontrar la conexion entre Marit y las demas victimas. -Miro fijamente a Ola. La sensacion que experimento cuando hablaron con el en las oficinas de Inventing seguia viva. Habia algo que aquel hombre se resistia a contarles.
No obstante, Ola le respondio entre dientes y sosteniendole la mirada:
– ?No-sabemos-nada! ?Por que no van a hablar con la bollera esa? Quiza ella si sepa algo.
– Yo… yo… -balbucio Sofie mirando insegura a su padre. Se diria que la joven se esforzaba por formular una frase, sin saber como-. Yo… -comenzo de nuevo, aunque una mirada de Ola la obligo a callar. Luego, echo a correr hacia la cocina, tapandose la boca con la mano. Desde el bano la oyeron vomitar.
– Mi hija esta enferma. Quiero que se marchen ahora mismo.
Gosta miro inquisitivo a Hanna, que se encogio de hombros. Se encaminaron a la puerta. El policia se preguntaba que estaria tratando de decirles Sofie.
La biblioteca estaba tranquila y silenciosa aquel lunes por la manana. Antes se llegaba dando un comodo paseo desde la comisaria, pero como la habian trasladado a los locales de «Futura», Patrik tuvo que coger el coche. No habia nadie al otro lado del mostrador cuando entro, pero, despues de llamar en voz baja, aparecio de detras de las estanterias la bibliotecaria de Tanumshede.
– ?Hola! ?Tu por aqui? -pregunto Jessica sorprendida enarcando una ceja. Patrik se dio cuenta de que hacia bastante tiempo que no ponia un pie en la biblioteca. Desde que acabo el instituto, mas o menos, aunque se abstuvo de calcular cuantos anos hacia de eso. En cualquier caso, Jessica aun no era la bibliotecaria, puesto que tenian la misma edad.
– Hola, si, ya. Me preguntaba si podrias ayudarme con un asunto. -Patrik dejo la carpeta en la mesa que habia delante del mostrador de prestamo y saco las fundas de plastico que protegian las paginas. Jessica se acerco curiosa para verlas. Era alta y delgada y tenia una melena de color castano claro que ahora llevaba recogida en una practica cola de caballo. Un par de gafas descansaban sobre la punta de su nariz, y Patrik no pudo por menos de preguntarse si serian adminiculo obligatorio en los estudios de biblioteconomia.
– Claro, dime, ?que necesitas? -se intereso Jessica.
– Tengo aqui una serie de paginas de un cuento infantil -expuso Patrik senalando las hojas-. Queria saber si hay algun modo de averiguar de donde o, mas bien, de quien son estas paginas.
Jessica se encajo las gafas en la base de la nariz y saco las hojas con cuidado para examinarlas. Las coloco una al lado de la otra, pero luego las cambio de sitio.
– Ahora estan en orden -dijo satisfecha.
Patrik se inclino para ver mejor. Y si, ahora lo veia claro. Ahora el cuento se desarrollaba como debia, con el principio en la pagina que habian encontrado en la Biblia de Elsa Forsell. Una certeza empezo a adquirir cuerpo en su interior. Las paginas se hallaban ahora en el orden en que se habian cometido los asesinatos. En primer lugar, la pagina de Elsa Forsell, en segundo lugar, la de Borje Knudsen, despues la de Rasmus Olsson y, finalmente, la que hallaron en el coche de Marit Kaspersen. Miro a Jessica agradecido.
– Ya me has ayudado -le agradecio volviendo a concentrarse en las paginas-. ?Sabrias decirme algo del libro? -pregunto-. ?De donde ha salido?
La bibliotecaria reflexiono un minuto, al cabo del cual fue detras del mostrador y empezo a teclear en el ordenador.
– A mi me parece que es un ejemplar bastante antiguo -opino-. Seguro que tiene bastantes anos. Se aprecia tanto en las ilustraciones como en el lenguaje utilizado.
– ?De cuando crees que es, mas o menos? -Patrik no podia contener su curiosidad.
Jessica lo miro por encima de las gafas. Por un instante, se le antojo misteriosamente parecida a Annika.
– Es lo que estoy intentando averiguar. Si me dejas trabajar un momento.
Patrik se sintio como un escolar al que acababan de reprender. Algo azorado, guardo silencio, pero observo lleno de curiosidad los dedos de Jessica, que volaban sobre el teclado.
Al cabo de un rato, que a Patrik le parecio una eternidad, dijo:
– El cuento de