ambos estaban conmovedoramente de acuerdo en que tenian un futuro juntos. Sobre ese particular no cabia la mas minima duda. Mellberg, que siempre habia abrigado un sano escepticismo hacia la formalizacion de las relaciones, no podia ahora contenerse.

Tambien habian conversado sobre el pasado. El le habia hablado de Simon y, lleno de orgullo, le mostro una foto de aquel hijo al que tan tarde habia conocido en la vida. Rose-Marie comento lo guapo que era, tan parecido a su padre, y le aseguro que tenia muchas ganas de conocerlo. Ella, por su parte, tenia dos hijas. Una vivia en Kiruna y la otra en Estados Unidos. Las dos tan lejos, se lamento apenada mientras le mostraba una foto de los nietos norteamericanos. Quiza pudieran ir los dos a verlos en verano, sugirio Rose-Marie. Y el asintio entusiasmado. Estados Unidos… Siempre habia deseado ir alli. A decir verdad, nunca habia salido de Suecia. Haber cruzado el puente de Svinesund no contaba como viaje al extranjero, desde luego. Pero Rose-Marie lo abrio a un mundo nuevo. De hecho, estaba pensando en comprar un apartamento compartido en Espana, le confeso una noche en la cama, con la cabeza recostada en su brazo. Una casa blanca con escalinata y balcon, con vistas al mar, con piscina propia y una buganvilla trepando por la fachada y difundiendo su encantador aroma en la calida noche estival. Mellberg se lo imaginaba a la perfeccion. El y Rose-Marie sentados en el balcon al calor de la noche, abrazados, bebiendo de sendas copas heladas. Una idea empezo a germinar en su mente negandose a desaparecer. En la penumbra del dormitorio, se volvio hacia ella y le propuso emocionado que comprasen el apartamento a medias. Aguardo nervioso su reaccion, que no fue, al principio, tan entusiasta como el esperaba, sino mas bien preocupada. Le dijo que, en ese caso, tenian que arreglar muy bien los papeles para que no hubiera problemas de dinero entre ellos. No podian permitir tal cosa. El sonrio y le beso la punta de la nariz. Se ponia tan bonita cuando estaba preocupada… Pero finalmente se pusieron de acuerdo y convinieron que asi lo harian.

Y alli estaba Mellberg, sentado en su despacho, con los ojos cerrados, sintiendo la calida brisa en sus mejillas y el aroma a locion solar y a melocotones frescos. Las cortinas aleteando con la perfumada brisa marina. Se vio a si mismo inclinado sobre Rose-Marie, le levantaba el ala de la pamela y… Unos golpes en la puerta lo arrancaron de su ensonacion.

– Entra -ordeno irritado apresurandose a bajar las piernas de la mesa y fingiendo que ordenaba unos documentos que tenia esparcidos por encima-. Espero que sea importante, estoy muy ocupado -le dijo a Hedstrom cuando lo vio asomar por la puerta.

Patrik asintio y tomo asiento.

– Es muy importante -aseguro, dejando sobre la mesa la copia del documento que le habia llevado Sofie.

Mellberg lo leyo. Y, por una vez, se mostro de acuerdo con Patrik.

– Habia algo en la primavera que la llenaba de melancolia. Iba al trabajo y hacia lo que debia, luego volvia a casa, hablaba con Lennart y jugaba con los perros y se iba a la cama. Las mismas rutinas que el resto de las estaciones del ano, pero justo en primavera solia invadirla la sensacion de absurdo. En realidad, tenia una vida mas que buena. Lennart y ella tenian una relacion mas estable y mejor que la mayoria de las parejas que conocia, los perros eran miembros de la familia muy queridos y, ademas, ambos compartian el interes por las competiciones de drag racing, que les permitia viajar por toda Suecia de una competicion a otra y que les habia procurado muchos amigos. En verano, otono e invierno, aquello era mas que suficiente. Sin embargo, por alguna razon, la primavera le hacia sentir que algo le faltaba. En primavera sentia con toda su fuerza el deseo de tener hijos. Ignoraba la razon. Quiza porque fue la estacion en que sufrio el primer aborto. El 3 de abril, una fecha que siempre permaneceria grabada a fuego en su corazon. Pese a que hacia ya mas de quince anos. Ocho abortos siguieron a aquel primero, incontables visitas al medico, exploraciones, tratamientos… Pero nada servia. Y al final, terminaron por aceptarlo. Y por sacar el mejor partido de la situacion. Claro que tambien habian sopesado la posibilidad de adoptar, pero nunca se pusieron a ello. Se habian vuelto hipersensibles e inseguros despues de tantos anos de perdidas y decepciones. No se atrevian a poner sus corazones en la balanza una vez mas. Y pese a que la mayor parte del ano consideraba que llevaban una buena vida, en primavera anoraba a todos sus hijos no nacidos. Sus ninos y ninas que, por alguna razon, no se formaban ni para la vida en sus entranas ni para la vida de fuera. A veces los imaginaba como angelitos, como seres diminutos que flotaban a su alrededor cual hojas al viento. Esos dias no eran faciles. Y hoy era uno de esos dias.

Se enjugo las lagrimas e intento concentrarse en la hoja de calculo que tenia en la pantalla. Nadie de la comisaria conocia su tragedia personal, solo sabian que ella y Lennart no tenian hijos, y Annika no queria que la vieran lamentarse. Entrecerro los ojos para enfocar bien las celdas y emparejar los datos. El nombre del propietario del perro en la celda de la izquierda y la direccion en la de la derecha. Le llevo mas tiempo de lo que pensaba, pero por fin habia averiguado la direccion de todos los nombres que figuraban en la lista. Annika guardo el documento en un disquete y lo saco del ordenador. Los angelitos seguian flotando a su alrededor, le preguntaban como se habrian llamado, a que habrian jugado juntos, que habrian sido de mayores… Annika sentia que el llanto volvia a acosarla y miro el reloj. Las once y media. Ya podia ir a casa a almorzar. Sentia que necesitaba un rato de tranquilidad en casa. Pero antes iria a entregarle el disquete a Patrik. Sabia que queria tener la informacion lo antes posible.

En el pasillo se cruzo con Hanna y vio la posibilidad de evitarse la mirada escrutadora de Patrik.

– Hola Hanna -le dijo-. ?Podrias llevarle este disquete a Patrik? Es la relacion de los suecos que tienen galgos espanoles y sus direcciones. Ya esta terminada. Yo… estaba pensando que hoy me voy a comer a casa.

– Oye, ?como estas? ?No te encuentras bien? -le pregunto Hanna preocupada cogiendo el disquete.

Annika se obligo a sonreir.

– Si, muy bien. Es solo que me apetece comer algo casero.

– Vale -asintio Hanna sin creerselo del todo-. Bueno, yo le llevo el disquete a Patrik, no te preocupes. Entonces, nos vemos luego.

– Si, luego nos vemos -respondio Annika apresurandose hacia la salida. Los angelitos la acompanaron a casa.

Patrik levanto la vista cuando llego Hanna.

– Toma, Annika me ha pedido que te lo de. Los duenos de los perros. -Hanna le entrego el disquete y Patrik lo dejo en la mesa.

– Sientate un momento -dijo senalando la silla que habia enfrente del escritorio. Hanna obedecio y Patrik la observo con una mirada escrutadora-. ?Como te ha ido aqui este primer mes? ?Estas a gusto? Un comienzo algo turbulento, quiza. -Sonrio y ella le correspondio con una timida sonrisa. A decir verdad, estaba un poco preocupado por su nueva colega.

Parecia cansada, agotada. Claro que todos lo estaban, mas o menos, despues de las semanas que habian pasado, pero en el caso de Hanna habia algo mas. Habia una pelicula transparente sobre su rostro, algo mas que simple cansancio. Como de costumbre, llevaba la melena rubia recogida en una cola de caballo, pero no tenia brillo, y, debajo de los ojos, la piel aparecia fina y oscura.

– Me ha ido estupendamente -respondio Hanna con vivacidad, inconsciente de que Patrik la estuviese observando-. Me encanta, de verdad, y me gusta estar ocupada al maximo. -Miro a su alrededor, observo todos los documentos y las fotografias que cubrian las paredes, y guardo silencio-. Bueno, comprendo que puede sonar un poco absurdo, pero tu me entiendes.

– Si, te entiendo -sonrio Patrik-. Y Mellberg, ?se ha… portado bien?

Hanna rompio a reir. Por un instante, su expresion se relajo un poco y Patrik reconocio en ella a la mujer que empezo en la comisaria hacia cinco semanas.

– Apenas lo he visto, si he de ser sincera, asi que bueno, podemos decir que si, que se ha portado bien. Lo que he aprendido a lo largo de estas cinco semanas es que, en la practica, todos te consideran jefe a ti. Y he de decir que haces honor a tal consideracion.

Patrik sintio que se ruborizaba sin poder remediarlo. No solian alabarlo, y no sabia como reaccionar.

– Gracias -murmuro con timidez y cambio de tema enseguida-. Habra una nueva reunion dentro de una hora. He pensado que nos veamos en la cocina. Esto se nos queda muy estrecho.

– ?Ha habido alguna novedad? -pregunto Hanna irguiendose en la silla.

– Pues… si, podria decirse que si -respondio Patrik sin poder contener media sonrisa-. Puede que hayamos encontrado la clave de la relacion entre los cuatro casos -declaro sonriendo ya abiertamente.

Hanna se revolvio en la silla.

– ?La conexion? ?Has encontrado la conexion?

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