Micke asintio y se sento a la mesa de la cocina.

– ?Que dijeron?

– Me preguntaron por John. Estuvo aqui el mismo dia que lo mataron.

– ?Si? Nadie me lo habia dicho.

– Si, estuvo por la tarde.

– ?Que hacia por aqui?

– ?Tu que crees?

El cansancio volvia susceptible a Micke.

– ?Que dijo?

– Hablamos como siempre.

– ?De que?

Comprendio que Lennart deseaba saber e intento recrear la imagen de John vivo; si no desenfadado, por lo menos bastante contento, con sus bolsas de alcohol en las manos y una familia esperandolo.

– ?No dijo nada?

– ?De que?

– De alguna mierda, ya sabes a lo que me refiero.

Micke se puso en pie y fue a buscar una cerveza.

– No dijo nada raro.

– Piensalo.

– ?Crees que no lo he pensado? Lo he estado pensando cada jodido segundo.

Lennart observo al amigo de su hermano como si sopesara su declaracion, le dio un trago a su cerveza sin quitarle la mirada de encima.

– Deja de mirarme -dijo Micke.

– ?Estabais metidos en alguna mierda?

– ?Corta el rollo!

– Los caballos y esa mierda en la que estabais metidos -solto Lennart, que nunca o rara vez habia formado parte de las empresas de juego que creaban y disolvian. Sobre todo porque nadie confiaba en su capacidad de pago.

– Nada -aseguro Micke en un tono que pretendia ser definitivo, pero Lennart pudo intuir cierta inseguridad en su voz, una mirada que revoloteo una decima de segundo.

– ?Estas completamente seguro? -pregunto Lennart-. Se trata de mi unico hermano.

– Y se trata de mi mejor amigo -respondio Micke.

– Pobre de ti, como te atrevas a mentirme.

– ?Querias algo mas? Tengo que sobar.

Lennart cambio de tono.

– ?Vendras al entierro? -pregunto.

– Claro.

– ?Puedes entenderlo?

Los ojos de Lennart y la mirada que dirigio a la mesa, como si esperase distinguir en la desgastada superficie de formica alguna explicacion a la muerte de su hermano, revelaban la magnitud de su desesperacion.

Micke alargo su brazo por encima de la mesa y poso su mano sobre el brazo de Lennart. Este levanto la mirada y donde Micke antes solo habia visto llanto de borracho brillaban autenticas lagrimas.

– No -contesto Micke afonico-, no entiendo que esto le haya pasado a John.

– Que le haya pasado a John -repitio Lennart como un eco-. Yo tambien lo he pensado. Habiendo tanta gentuza.

– Vete a casa e intenta dormir un poco. Pareces agotado.

– No me rendire hasta que lo machaque.

Micke se sintio indeciso. No deseaba oir la palabreria de Lennart sobre la venganza, pero al mismo tiempo no queria quedarse solo. El cansancio habia cedido y comprendio que seria una noche muy larga. Reconocio los sintomas. Durante anos habia padecido de insomnio. Habia periodos en los que se encontraba mejor y caia en un letargo profundo, sin suenos, cercano al desmayo. Era un regalo. Pero luego retornaban las noches de vigilia con las heridas abiertas. Esto es lo que sentia: que unas heridas ardientes devastaban sus entranas.

– ?Que ha dicho Aina?

– No creo que lo haya asimilado todavia -dijo Lennart-. Empieza a estar un poco ida y esto la destrozara. Tras la muerte de Margareta, John era su favorito.

La hermana de John y Lennart habia muerto en 1968, atropellada por un camion de bebidas junto al Konsum de la calle Vaderkvarnsgatan. Era un asunto del que los hermanos nunca hablaban. Su nombre nunca se pronunciaba. Retiraron las fotografias en las que ella aparecia.

Habia gente que pensaba que Aina y Albin nunca se repusieron de la perdida de su hija. Algunos apuntaban a que Albin se habia suicidado cuando se resbalo del tejado en Skytteanum esa manana de abril a comienzo de los anos setenta. Otros, sobre todo sus companeros de taller, sostenian que se habia descuidado con el arnes y no lo habia asegurado correctamente a la chapa resbaladiza.

Albin nunca se habria suicidado, y si se le hubiera ocurrido quitarse la vida nunca lo habria hecho en horas de trabajo, desde un tejado, un tejado de chapa. Pero la incertidumbre planeo sobre la familia, que incluso despues de la muerte de Albin era conocida como la del chapista.

– Pero no he hablado mucho con ella -reconocio Lennart.

Se puso en pie y Micke penso que lo hacia para coger otra cerveza de la nevera, pero, en cambio, se acerco a la ventana.

– ?Viste a mi hermano cuando se fue? Me refiero a si miraste por la ventana.

– No -dijo Micke-, me quede en el sofa mirando Jeopardy.

– ?Te acuerdas de Teodor?

– ?Te refieres al Teodor de cuando eramos pequenos? Claro.

– A veces pienso en el. Se ocupo de John y de mi despues de que el viejo muriera, nos consiguio trabajo.

– ?Te acuerdas de cuando jugabamos a las canicas? -inquirio Micke, y sonrio-. Era un fenomeno.

– El que mejor le caia era John.

– Bueno, ayudaba a todo el mundo.

– Sobre todo a John.

– Seria porque era el mas pequeno -sostuvo Micke.

– Imaginate que hubieramos tenido profesores como Teodor -lanzo Lennart.

Micke se pregunto que le habia hecho trasladarse tan atras en el tiempo. Al parecer, la muerte de John hacia que Lennart repasara la infancia comun de los hermanos en Almtuna y para intercambiar recuerdos no habia nadie mas apropiado que Micke. Este comprendio que Lennart necesitaba recordar la seguridad de su primera infancia. El mismo no tenia nada en contra de recordar los patios repletos de ninos, los juegos, los partidos de bandy sobre el hielo de Falhagen y el atletismo en Osterangen.

Esa era la vida que habian tenido, eso era lo que Micke sentia muchas veces, y sospechaba que eso era aun mas valido para Lennart. Tras la infancia, comenzando por la escuela de Vaksala, institucion de tormento, casi todo fueron putadas.

A Lennart le pusieron en una clase de refuerzo -tenia dificultad para seguir las explicaciones-, donde cayo en las garras de Cara de Piedra, cuyas explicaciones no eran muy dificiles de seguir. Se trataba sobre todo de jugar al ping-pong. Lennart era un especialista despues de todos los partidos con Teodor en el cuarto de calderas. Tan bueno que le ganaba a Cara de Piedra un partido tras otro.

Mientras que Teodor les habia entreabierto la puerta a la vida adulta con todo el registro de sentimientos emotivos del que el portero era capaz, el despiadado Cara de Piedra golpeaba con violencia su filosofia de la vida en los alumnos.

Entonces Lennart dejo de acudir a clase. Hacia novillos. O devolvia el golpe. En cuarto de secundaria ya casi no aparecia por la escuela. Esta no le habia proporcionado nada mas que un deficiente conocimiento de leer y escribir. De historia no sabia nada, las matematicas le cabreaban y se escapaba de los trabajos manuales.

El salon de billar de Sivia, el restaurante Lucullus, que fue el primero de la ciudad en introducir la pizza, y La

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