cochecito. Ottosson susurro de nuevo, pero no dijo nada.

– Dentro de poco, un ano -dijo Lindell-. Bueno, pronto, pronto… -anadio.

Ottosson asintio.

– Recuerdos de parte de mi mujer -expreso-. Hablo de ti el otro dia.

Lindell metio el cochecito en la oficina y Ottosson cerro la puerta tras de si.

– Aqui todo es paz navidena -expuso-. Tenemos el asesinato a cuchilladas de Libro, ademas de un loco que se metio en casa de una mujer en Savja. Hay una conexion. Johny, la mujer y el loco, que se llama Vincent Hahn, fueron companeros de escuela en Vaksala. Estaba leyendo unos papeles que hemos encontrado en casa de Hahn. Esta completamente chiflado. Se queja de todo. Hemos encontrado cinco gruesas carpetas con las copias de las cartas enviadas durante anos, y ademas las respuestas de las diferentes empresas o administraciones.

– ?Ha estado detenido?

– No tenemos nada. Ni siquiera una queja.

– ?La conexion con Johny es relevante?

– Lo unico que tenemos es que fueron a la misma escuela. Puede ser una coincidencia, pero el asesinato podria ser el comienzo de una especie de venganza particular. Estamos indagando lo mejor que podemos. La viuda de John nunca habia oido hablar de Hahn.

– ?Y el hermano de John?

– Hoy aun no lo hemos localizado.

Lindell sintio la excitacion. Despues de apenas un par de minutos de conversacion, era como si estuviera de vuelta.

– Recuerdo que Lennart Jonsson era un tipo bastante antipatico -dijo ella-. Chulo y un poco bocazas.

– Tiene sus cosas -concedio Ottosson-, pero lo que es seguro es que llora la perdida de su hermano. Ha estado sobrio desde el asesinato. Creo que esta investigando por su cuenta. ?Sabes?, Nilsson, Johan Sebastian, con el que Sammy tiene contacto, llamo para decirnoslo.

A Lindell siempre le habian resultado dificiles los soplones, pero Bach, que era su apodo, era realmente util y a veces se tenia que obviar su caracter dudoso.

De pronto algo choco contra la ventana y tanto Ottosson como Lindell se sobresaltaron. En la ventana habia restos de plumas.

– Pobre diablo -dijo Ottosson levantandose y dirigiendose hacia la ventana. Intento mirar el patio de abajo para ver si descubria al pajaro.

– Seguro que no le ha pasado nada -apunto Lindell.

– Es la tercera vez en un par de semanas -informo Ottosson preocupado-. No se por que vuelan justo contra mi ventana.

– Eres el jefe -dijo Lindell.

– Es como si buscaran la muerte -reflexiono Ottosson.

– Quiza sea algo con el cristal que crea una ilusion optica.

– Parece una senal -continuo, y se volvio de nuevo hacia la ventana. Se quedo parado en mitad de la estancia.

La barba habia encanecido aun mas. El dolor de espalda arqueaba su porte. Lindell sintio un gran carino por su colega. Era el mejor jefe que habia tenido jamas, aunque, a veces, no diera la talla. La maldad agotaba a Ottosson. Se habia colado un tono filosofico en su razonamiento que le distraia del delito que tenian que resolver, y formulaba las grandes preguntas sobre el porque. Eso tambien era necesario, y todos los policias reflexionaban sobre ello, pero eso no podia oscurecer las tareas mas concretas, importantes.

En las reuniones matinales a veces Ottosson podia perderse en divagaciones que no llevaban a ninguna parte mientras crecia la impaciencia de Lindell y el resto de companeros, pero nadie tenia las agallas de criticar al amable comisario.

– ?Que crees que se le ocurrira a Lennart? -pregunto en un intento por traerlo de vuelta a la realidad, al presente. Ottosson se volvio.

– ?Ocurrir? Bueno, ira a ver a sus amigos. Has de saber que esos hermanos estaban muy unidos. Tenian una relacion por encima de lo normal y no me sorprenderia que fuera a la caza del homicida de su hermano.

«Homicida», penso Lindell. Es como si Ottosson ya no utilizara la palabra «asesino».

– Hablame de Johny.

Ottosson bordeo la mesa y se sento.

– ?Quieres un te?

Lindell cabeceo negativamente.

– En realidad no era muy listo -comenzo el comisario-. Era un pensador, pero creo que muchas veces sus miras eran estrechas. Se emperraba en una cosa y se aferraba a ella, como si no tuviera imaginacion o valor para soltarla, para atreverse a probar otras ideas.

– ?Era testarudo?

– Si, pero de los suaves, una tozudez que me agradaba. Sabia mucho de sus peces, creo que eso fue su salvacion.

– O su muerte -apunto Lindell, pero se arrepintio de inmediato al ver la expresion de Ottosson.

– Se volvio bueno en algo y creo que lo necesitaba. Durante toda su vida tuvo muy poca confianza en si mismo. Berglund dijo que se trataba de todo el entorno, de su infancia. No se les permitia destacar.

– ?Que quieres decir?

Ottosson se puso en pie y se acerco de nuevo a la ventana, bajo la persiana veneciana y regulo las varillas para que entrara luz, pero la habitacion, no obstante, quedo manifiestamente oscura. «Tipico de diciembre», penso Lindell. Fue como si Ottosson leyera sus pensamientos, pues antes de sentarse encendio tres velas del candelabro de adviento que habia en el alfeizar de la ventana.

– Que bonito -dijo ella.

Ottosson sonrio con una mueca esceptica, entre satisfecha y avergonzada.

– ?Que quiero decir? -continuo-. Quiza John descubrio que era demasiado estrecho. Queria hacer tantas cosas.

– No lo recuerdo como un aventurero. Trabajo muchos anos de soldador en el mismo sitio.

– Si, claro, pero creo que sonaba con otra clase de vida.

Ottosson guardo silencio.

Lindell supuso que era la primera vez que ventilaba sus pensamientos sobre Johny.

– ?Que dice su mujer?

– Nada. Esta como en una nube. El nino es mas listo.

Ottosson no entro en detalles de por que Justus era mas listo, sino que siguio hablando de los hermanos. Al parecer, era Berglund quien habia dedicado mas energia a recopilar su historia. «La persona adecuada», opino Lindell. Mediana edad, nacido en Uppsala y con un aire tranquilo. Estaba hecho para la mision. Sammy no lo habria superado, tampoco Beatrice, Haver quiza.

?Habria sido ella misma capaz de andar entre la clase obrera de la ciudad para intentar crearse una imagen de los hermanos Jonsson? Lo dudaba.

Llamaron a la puerta y Sammy metio la cabeza.

– Hola, Ann -saludo apurado-. Tenemos algo -continuo excitado, vuelto hacia Ottosson-. El arma asesina.

– ?La de Johny?

– ?Yes!

Alzo una bolsa de plastico con un gran cuchillo dentro.

– La Brigada Juvenil detuvo a un joven. Lo llevaba encima, debajo del pantalon.

– Es grande -considero Lindell.

– Veintitres centimetros -dijo Sammy sonriendo-. Fabricado en Francia.

– ?Por que lo detuvieron?

– Una pelea en el centro, amenazo a un chico con el punal.

– ?Es suyo?

– Lo conozco de hace tiempo y me cuesta creerlo. Tiene quince anos, es un pendenciero, pero no un asesino.

– ?Homicida quiza?

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