– No, ciudadano sueco. Los padres murieron hace unos cuantos anos. Tiene un hermano, Wolfgang, pero emigro a Israel hace quince anos.

– ?Es judio? -inquirio Lundin.

– A medias. La madre era judia y vino aqui despues de la guerra. Todo, segun el registro civil.

Fredriksson guardo silencio y hojeo sus papeles.

– Vale -dijo Ottosson-, buen trabajo. Continuaremos vigilando Savja, tanto el apartamento como la casa de Gunilla Karlsson. Fredriksson, investiga si tiene parientes o amigos. Tiene que haber ido a alguna parte. Lo mas probable es que no haya abandonado la ciudad, por lo menos no en transporte publico. Con esas heridas habria despertado curiosidad.

– ?Tiene coche? -inquirio Sammy.

– Ni siquiera tiene carne de conducir -contesto Fredriksson.

– Vale -continuo Ottosson-, hablemos del cuchillo y del joven rufian. ?Sammy!

– Mattias Andersson fue detenido en relacion con una pelea en el centro. Llevaba encima un cuchillo. Bohlin, de la Unidad Juvenil, habia oido hablar del asesinato de Johny y estaba muy atento, asi que al ver el punal lo estudio detenidamente. Habia manchas en el que resultaron coincidir con la sangre de Johny.

– ?Joder! -exclamo Beatrice-. ?Cuantos anos tiene?

– Quince.

La puerta se abrio y Berglund entro con el fiscal pisandole los talones. Se sentaron y la disertacion continuo.

– Afirma haber robado el cuchillo de un coche en el aparcamiento del Hospital Universitario, el mismo dia en que fue detenido. Lo hemos controlado, pero ese dia no se reporto ningun robo. Eso no tiene por que significar nada, pues Mattias dice que era una furgoneta que tenia abierta la puerta de atras. Comprobo si las puertas estaban cerradas, pero no era el caso. En la cabina de la camioneta, dentro de un cubo negro, estaba el cuchillo.

– ?Crees que dice la verdad?

– Quiza -dijo Sammy-. El chaval esta asustado, realmente asustado. Llora sin parar. Su madre hace lo mismo. La vieja parece una Magdalena.

– ?Has hablado con la compania de seguridad?

– Yes -pronuncio Sammy-. No tienen constancia de ningun incidente ese dia, ningun informe sobre robo o desperfectos. Pero es lo habitual, un hecho casi diario. Llevamos a Mattias al lugar ayer tarde para que pudiera senalar el sitio exacto. El vigilante creyo reconocer al chaval, pero no podia recordar la furgoneta. No es extrano que lo reconociera, al parecer suele robar en el aparcamiento.

– Una furgoneta -repitio Ottosson pensativo-. ?Color? ?Modelo?

– Roja -contesto Sammy-, al parecer con el techo blanco. Puede ser una Toyota, pero no es seguro.

– Si vamos a creer su historia tendremos que ensenarle al chico diferentes modelos de coches -dijo Beatrice.

– ?Tiene alguna coartada para la noche del asesinato de Johny? -pregunto en un tono inusualmente cortante el responsable de la Unidad de Inteligencia Criminal.

– Dudosa -respondio Sammy-. Dice que estuvo por el centro con sus amigos. Hemos intentado saber cuando, donde y como, pero las explicaciones de los chavales de su pandilla son vagas. «Joder, eso paso hace anos», nos dijo uno de ellos. Algunos piensan que es una chulada que hayan detenido a Mattias con un arma asesina debajo de su ropa.

– Os tengo que contar que Ann nos visito ayer -informo Ottosson-. Estuvo en el interrogatorio de Mattias y luego se ocupo de su compungida madre. Creo que hasta fueron a tomar un cafe.

– ?Como esta? -inquirio Beatrice.

– Aburrida -dijo Sammy-. Esta sopesando vender al nino.

– ?Corta el rollo!

– Ya esta buscando en las paginas amarillas -dijo Sammy, y sonrio a Beatrice.

*****

Una hora despues finalizo la reunion matinal. Ola Haver se sentia insolitamente abatido. La charla sobre Ann Lindell, por una extrana razon, le hizo echar de menos a Rebecka. La idea de escaparse durante una hora o dos planeo sobre su cabeza durante un corto instante. Ya lo habia hecho con anterioridad. Fue antes de que nacieran las ninas, un dia que Rebecka tenia libre.

Sonrio al recordarlo y abrio la puerta de su despacho. En ese mismo momento sono el telefono. Lo miro, dejo que sonara un tono mas antes de levantar el auricular.

– Hola, soy Westrup. ?Molesto? -dijo la voz con rapidez, y continuo-: Tu te encargas del asesinato de Johny, ?verdad? Este otono nos dieron un soplo sobre un grupo de jugadores y el nombre de Johny estaba entre ellos.

– ?Joder! -exclamo Haver, y el tedio desaparecio.

– Estabamos vigilando a un irani llamado Mossa, un jugador, quiza trafique con drogas, no lo se. Estuvo con un grupo que se jugo mucho dinero.

– ?Como lo sabes?

– Uno de los presentes se ha ido de la lengua. Astrom lo detuvo por chanchullos con facturas falsas. Encontraron bastante dinero y no le resulto facil justificar su procedencia. Entonces salio lo de la partida de cartas. Seguro que lo ha magnificado todo, sobre todo para que Astrom se olvide de las facturas, pero dio una serie de nombres.

– ?John gano o perdio?

– Gano. Y mucho. Se habla de unos cuantos cientos de miles.

– Tendremos que interrogar al muchacho. ?Como se llama?

*****

Haver estudio el nombre en el cuaderno. No le dijo nada. Ove Reinhold Ljusnemark, treinta y cuatro anos, mecanico aereo. Lo habian despedido de Arlanda por robar.

Su direccion era un apartamento realquilado en la Tumbackar. A Haver le disgusto de inmediato Ove Reinhold. Quiza porque era un soplon que intentaba salvarse a costa de sus amigos. Westrup, un tipo de Escania que habia llegado a la policia de Uppsala hacia un ano, habia prometido traer a Ljusnemark.

Cuando el rubicundo hombre de Halsingland entro en el despacho de Ola Haver una hora mas tarde, sus labios esbozaban una sonrisa de cordero. Haver lo estudio sin decir palabra. Le indico con la mano a Ljusnemark que se podia sentar y le hizo una senal con la cabeza a Westrup. Este se entretuvo unos segundos en la puerta. Sonrio. Habia algo que Haver apreciaba en su colega. El tamano de su cuerpo, su andar tranquilo y su sonrisa, muchas veces dificil de interpretar pero siempre amable.

Haver permanecio un rato sentado en silencio. La sonrisa del visitante se volvio cada vez mas tensa. Haver simulo buscar algo, saco un grueso archivador que trataba de otra investigacion, lo abrio, hojeo durante algunos segundos un oceano de informes y transcripciones de interrogatorios, y luego le lanzo una rapida mirada al soplon.

– Un respetable fajo de papeles -dijo, y cerro el archivador-. ?Que dice? ?Cooperacion o confrontacion?

Ove Reinhold Ljusnemark se removio en la silla. Ahora su sonrisa habia desaparecido del todo, pero retorno subitamente en forma de esforzada mueca y carraspeo. Haver no estaba seguro de que comprendiera el significado de la palabra «confrontacion».

– ?Conocia a Johny? Hay gente que dice que tiene algo que ver con su asesinato.

Ljusnemark trago.

– ?Que cojones! ?Quien dice eso?

Haver poso la mano sobre el archivador.

– ?Quiere contarmelo o prefiere ponerlo dificil?

– ?Es una jodida mentira! He jugado algunas veces con el.

– Esta bien, hableme del juego.

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