Rakel sacudio la cabeza y se pego tanto al coche que tenia delante, y que aun daba bandazos, que casi chocaron con su parachoques trasero.

– No -repuso con calma y apago las luces-. Ahora ya no.

Fue una decision inteligente. Menos mal que las luces automaticas de posicion no funcionaban.

Por el cristal trasero del coche de delante veian con claridad a dos personas de edad. Decir que estaban espantados era poco, a la vista de sus gestos.

– Cojo una lateral en cuanto pueda -anuncio Rakel.

– Entonces, tendras que encender las luces.

– Ya decidire yo. Tu mira el GPS. ?Cuando hay una carretera transversal que no sea sin salida? Hay que salir de aqui, veo a la Policia detras.

Isabel miro hacia atras. Era verdad. Los destellos se acercaban. Estaban a unos quinientos metros, en la salida de la autopista.

– ?Ahi! -grito Isabel-. Mira el letrero de delante.

Rakel asintio en silencio. Los conos de luz del coche de delante habian iluminado una senal indicadora. Ponia Vedbysonder.

Entonces apreto el freno y giro. Entro en la oscuridad con las luces apagadas.

– Vale -dijo, pasando en punto muerto junto a un granero y varios edificios-. Vamos a esperar detras de esta granja, asi no nos veran. Y ahora llama a Joshua, ?vale?

Isabel miro hacia atras, donde el resplandor de los destellos azules destacaba sobre el paisaje con un aura siniestra.

Luego tecleo el numero de Joshua, esta vez con un mal presentimiento.

Escucho un par de tonos y despues Joshua atendio la llamada.

– Si -fue lo unico que dijo.

Isabel asintio en silencio para indicar que Joshua habia cogido el telefono.

– ?Has entregado el saco? -le pregunto.

– No -respondio, molesto.

– ?Pasa algo, Joshua? ?Hay gente a tu lado?

– Hay una sola persona en el vagon aparte de mi, pero esta trabajando con los auriculares puestos. No hay problema. Pero no me siento bien. No puedo dejar de pensar en los ninos, es espantoso.

Parecia asfixiado y cansado. No era de extranar.

– Trata de calmarte, Joshua -le aconsejo, aunque sabia que era mas facil decirlo que hacerlo-. Dentro de poco todo habra terminado. ?Donde esta el tren ahora? Dame las coordenadas del GPS.

Joshua las leyo.

– Estamos saliendo de la ciudad -dijo.

Era lo que habia calculado ella. El tren no podia estar lejos.

– Agacha la cabeza -ordeno Rakel, mientras los coches patrulla pasaban a toda velocidad por la carretera junto a la que habian aparcado. Como si pudiera verlas alguien a aquella distancia.

Pero dentro de poco harian parar al matrimonio de edad. Y contarian que los locos que los seguian con las luces apagadas se habian desviado de pronto de la carretera principal. Entonces los coches de la Policia darian la vuelta.

– ?Eh, veo el tren! -grito Isabel.

Rakel se sobresalto.

– ?Donde?

Isabel senalo con el dedo hacia el sur, lejos de la carretera principal; mejor, imposible.

– ?Ahi! ?Arranca!

Rakel encendio las luces, se puso en tercera en cinco segundos, atraveso las dos curvas del pueblo en un solo movimiento, y de pronto el collar de luces del tren y el cono halogeno del Mondeo se cruzaron en algun lugar del paisaje.

– ?Dios mio, ahora veo el destello de luz! -grito Joshua con gran agitacion por el movil-. ?Oh, Dios mio, protegenos y amparanos!

– ?Lo ha visto? -pregunto Rakel al lado. Tambien ella lo habia oido gritar por el movil.

Isabel asintio en silencio y Rakel bajo un poco la cabeza.

– Oh, Madre de Dios unigenito. Que tu luz sagrada nos abrace y nos muestre el camino hasta tu gloria. Tomanos como a tus propios hijos y que tu corazon nos temple.

Respiro con fuerza y despues aspiro el aire hasta el fondo de sus pulmones mientras apretaba el acelerador.

– La luz esta justo enfrente ahora, voy a abrir la ventana -se oyo por el movil-. Eso, ahora dejo el movil en el asiento. Dios mio, Dios mio.

Joshua resoplaba en segundo plano. Sonaba como un anciano a quien quedan pocos pasos por recorrer en la vida. Demasiadas cosas que hacer, demasiados pensamientos que ordenar.

Los ojos de Isabel giraron en la oscuridad. No veia las luces intermitentes. Asi que en aquel momento el debia de estar al otro lado del tren.

– La carretera corta la via del tren dos veces ahi, Rakel. ?Estoy segura de que el esta en la misma carretera que nosotras! -grito, mientras Joshua, al otro lado de la linea, se afanaba por sacar el saco por la ventana.

– ?Voy a soltarlo! -grito en segundo plano.

– ?Donde esta el? ?Lo ves, Joshua? -quiso saber Isabel.

Joshua volvio a coger el movil. Su voz era clara y nitida.

– Si, veo su coche. Esta justo antes de una espesura donde la carretera se acerca a la via.

– Mira por la ventana al otro lado. Rakel va a dar un destello con las luces largas.

Hizo senas a Rakel, que estaba con la cabeza inclinada hacia delante tratando de divisar algo en el paisaje mas alla del tren.

– ?Nos ves, Joshua?

– ?SI! -grito el-. Os veo a la altura del puente. Vais camino de donde esta el tren. Llegareis en un mom…

Isabel oyo que Joshua emitia un gemido. Despues sono como si el movil hubiera caido al suelo.

– ?Veo el destello! -grito Rakel.

Cruzo el puente a toda maquina y bajo por la estrecha carretera comarcal. Doscientos metros mas y habrian llegado.

– ?Que esta haciendo el hombre, Joshua? -grito Isabel, pero Joshua no respondio. Puede que el movil se apagara al caer.

– Santa Madre de Dios, perdona mis malas acciones -salmodio Rakel, cuando pasaron zumbando junto a un par de casas y una granja en la curva, y otra casa aislada mas alla, cerca del terraplen de la via, y entonces el cono de luz ilumino el coche.

Estaba aparcado en una curva a unos cientos de metros, a solo cincuenta de la via, y detras del coche estaba el cabron con el saco abierto, mirando en su interior. Vestia un anorak ligero y pantalones claros. Para cualquier otra persona habria podido pasar por un turista extraviado.

En el mismo instante en que la luz larga lo bano, levanto la cabeza. Era imposible ver su expresion a aquella distancia, pero en aquel momento debia de haber cientos de ideas atravesando su mente. ?Que hacia su ropa en el saco? Tal vez hubiera llegado a reparar en que habia una carta encima. Desde luego, debia de saber que no habia dinero dentro. Y ahora aquella luz larga acercandose a velocidad de vertigo.

– ?Voy a embestirlo! -grito Rakel mientras el hombre se apresuraba a meter el saco en el coche y se ponia tras el volante.

Estaban a pocos metros cuando arranco y salio a la carretera acelerando a tope.

Era un Mercedes negro como el que habia visto Isabel en la pequena granja de Ferslev. Asi que era a el a quien habia visto mientras Rakel vomitaba.

Justo despues la carretera atravesaba un bosque espeso, y el rugido del motor y del coche que iba delante se alzaba entre las copas. El Mercedes que perseguian era mas nuevo que el Ford. No iba a ser facil mantener su velocidad, y ademas ?para que?

Miro a Rakel, que iba aferrada al volante, bien concentrada. ?Que diablos pensaba hacer?

– ?No te acerques, Rakel! -grito-. Dentro de poco los coches patrulla que nos siguen pediran refuerzos. Van a

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