Se puso ante la puerta del cuarto donde su mujer estaba enterrada bajo las cajas y comprobo una vez mas, con una extrana mezcla de melancolia y satisfaccion, que reinaba un silencio de muerte. Lo habian pasado bien los dos. Ella era guapa, dulce y una buena madre que bien podria haber terminado de otra manera. Una vez mas debia agradecerse a si mismo que no fuera asi. Antes de volver a buscar a alguien con quien vivir, se encargaria de borrar lo que se ocultaba en el cuarto. Hasta entonces el pasado se habia impuesto sobre su vida, pero no iba a hacerlo con su futuro. Haria un par de secuestros mas, venderia la casa y se estableceria lejos de todo aquello. Puede que para entonces hubiera aprendido a vivir. Paso unas horas tumbado en el sofa esquinero reflexionando sobre lo que tenia que hacer en adelante. Podria conservar Vibegarden y la caseta de botes; era un sitio seguro. Pero tendria que encontrar una sustituta para la casa de Ferslev. Una casita apartada de los caminos frecuentados. Un sitio donde no llegara la gente y cuyo dueno, a ser posible, fuera un paria en la zona. Un vejete que cuidara de si mismo y no supusiera una carga para nadie. Tal vez tendria que buscar mas hacia el sur esta vez. Ya habia visto un par de casas apropiadas en la zona de N?stved, pero la experiencia le decia que la eleccion final no iba a ser facil.
El dueno de la pequena propiedad rural de Ferslev habia sido perfecto. Nadie se interesaba por el y tampoco el se interesaba por nadie. Habia trabajado la mayor parte de su vida en Groenlandia, y por lo visto tenia una novia en Suecia, se decia entonces en el pueblo. «Por lo visto.» Aquel maravilloso, vago, «por lo visto» lo puso sobre la pista. Se creia que era un hombre que se las arreglaba con el dinero que habia ganado en una vida anterior. Lo llamaban «el raro», y con eso firmo su sentencia de muerte.
Habian pasado ya diez anos desde que mato «al raro», y desde entonces se habia preocupado de pagar todas las facturas que de vez en cuando llegaban al buzon de la casita rural. Pasados un par de anos, se dio de baja en la compania electrica y en el servicio de basuras, y desde entonces nunca aparecia nadie por alli. El pasaporte y el permiso de conducir a nombre del muerto, con otras fotos y una fecha de nacimiento mas plausible, se los hizo un fotografo de Vesterbro. Un hombre bueno y cumplidor para quien la falsificacion se habia convertido en un arte igual al que, por iniciativa de su maestro, adoptaron los alumnos de Rembrandt. Un autentico artista.
El nombre Mads Christian Fog lo habia acompanado durante diez anos, pero tambien eso se acabo.
Volvia a ser Chaplin.
Con dieciseis anos y medio se enamoro de una de sus hermanastras. Era muy vulnerable, eterea, de frente lisa y despejada y con finas venas en las sienes. No tenia nada que ver con el tosco material genetico de su padrastro ni con la corpulencia de su madre.
Queria besarla y abrazarla, perderse en su mirada y sumergirse en su interior, y sabia que estaba prohibido. A los ojos de Dios eran hermanos de verdad, y la mirada de Dios vigilaba todos los rincones de aquella casa.
Al final se entretenia con los placeres pecaminosos que practicaba en soledad bajo el edredon o con miradas furtivas, ya de noche, bajo el techo abuhardillado, por los resquicios del entarimado del suelo de su cuarto.
Alli lo pillaron un dia con las manos en la masa, por asi decir. Tumbado en el suelo, llevaba tiempo observando a la belleza de abajo vestida con un delgado camison cuando por un breve segundo ella alzo la vista y sus miradas se cruzaron. El choque fue tan violento que el levanto como el rayo la cabeza y se dio contra una viga del techo, donde un clavo saliente se incrusto tras su oreja derecha y casi llego al hueso.
Lo oyeron berrear en la buhardilla, y alli se acabo todo.
Su hermana Eva, en un arranque de puritanismo, se chivo a su madre y al padrastro. Lo que sus ojos ciegos no podian ver era la furia rayana en odio con que se desfogaron su padrastro y su madre ante aquel ultraje.
Al principio, lo interrogaron amenazandolo con la maldicion eterna, pero no quiso reconocer nada. Que habia estado espiando a su hermanastra. Que solo queria ver la imagen de sus suenos sin ropa. ?Como iban las amenazas a hacerle reconocer aquello? Las habia oido muchas veces, demasiadas.
– ?Pues tu lo has querido! -grito su padrastro, saltando sobre el por detras. Tal vez no fuera mas fuerte, pero la firme llave que le hizo lo cogio desprevenido, y le apreso la nuca y los brazos.
– ?Coge la cruz! -grito a su mujer-. ?Saca a golpes a Satanas de su cuerpo infecto! ?Golpealo hasta que los diablos del pecado lo abandonen!
Vio el crucifijo alzado por encima de la mirada demente de su madre y sintio su mohoso aliento en el rostro cuando golpeo.
– ?En nombre de la Gloria! -grito ella, volviendo a levantar el crucifijo. Perlas de sudor poblaban su labio superior, y el padrastro la presionaba mas aun, gimiendo y susurrando «en nombre del Todopoderoso» una y otra vez.
Despues de veinte golpes en hombros y brazos, su madre retrocedio. Jadeante y agotada.
Desde aquel momento ya no hubo marcha atras.
Sus dos hermanastras lloraban en el cuarto contiguo. Lo habian oido todo y parecian asustadas de verdad. Eva, sin embargo, no reacciono, aunque no cabia duda de que tambien lo habia oido todo. Siguio imperturbable con sus ejercicios de sistema Braille, pero no pudo ocultar la amargura de su rostro.
Despues de cenar metio a escondidas un par de somniferos en el cafe de su padrastro y de su madre. Y al caer la noche, cuando dormian profundamente, disolvio todo el frasco de pastillas en agua. Tardo en ponerlos boca arriba, y tambien tardo en meterles por la boca la papilla de somniferos. Pero tenia tiempo de sobra.
Seco el frasco de somniferos, apreto en torno a el los dedos de la mano de su padrastro, cogio dos vasos y cerro las manos de los dos dormidos alrededor de ellos; despues coloco los vasos en sus respectivas mesillas de noche, los lleno a medias con agua y cerro la puerta.
– ?Que hacias ahi dentro? -oyo una voz en el exterior.
Miro en la penumbra. En esa situacion, Eva jugaba con ventaja, porque era amiga de la oscuridad y tenia un oido tan fino como el de un perro.
– No he hecho nada, Eva. Solo queria disculparme, pero estan dormidos. Creo que han tomado somniferos.
– Pues espero que duerman bien -se limito a comentar su hermana.
A la manana siguiente se llevaron los cadaveres. En el pueblo se monto un escandalo por los suicidios, y Eva callaba. Tal vez barruntase ya entonces que el suceso, y el hecho de que su hermano pequeno tambien tuviera la culpa de su ceguera y penara por ello a su modo, iban a ser su seguro frente a una existencia de inmovilidad y miseria.
En cuanto a las hermanastras, buscaron la eternidad un par de anos mas tarde. Se dirigieron al lago cogidas de la mano, y el lago las recibio con dulzura. Asi se liberaron de recuerdos dolorosos, pero Eva y el no se liberaron.
Habian pasado ya mas de veinticinco anos desde la muerte de sus padres, y aun asi cada vez eran mas los que, en las variadas contingencias del fanatismo, malinterpretaban la palabra «caridad».
No, a la mierda con ellos. Eran los que mas odiaba. Los que creian estar por encima de los demas ayudados por las manos de Dios.
Debian desaparecer de la faz de la tierra.
Saco del llavero la llave de la furgoneta y la de la casita rural y las echo al cubo de basura del vecino, debajo de la primera bolsa del monton, mientras miraba alrededor con detenimiento.
Despues entro en su casa y vacio el buzon.
La publicidad fue directamente a la basura, y el resto lo tiro sobre la mesa de la sala. Un par de facturas, los dos periodicos de la manana y una nota escrita a mano con el logo del club de bolos.
En los periodicos no venia nada, claro, habia sucedido tras el cierre de la edicion. Pero la radio regional estaba al dia. Dijeron algo sobre dos lituanos malheridos en una pelea, y despues vino lo del accidente de las mujeres. No dijeron gran cosa, pero era suficiente. Informaciones sobre el lugar del accidente, la edad de las mujeres, que ambas estaban heridas graves, tras varias horas de conduccion temeraria, en la que, entre otras cosas, habian arremetido contra una barrera de peaje del puente. No mencionaron ningun nombre, pero si dijeron que podria haber otro conductor que se dio a la fuga.
Entro en internet y busco mas noticias del suceso. En la pagina web de uno de los periodicos matutinos anadian que ambas mujeres, tras haber sido operadas durante la noche, seguian entre la vida y la muerte, y que nadie entendia por que cruzaron a tanta velocidad el puente del Gran Belt. Un medico de la unidad de Traumatologia del Hospital Central manifesto su pesimismo acerca de su estado.
Aun asi, sintio una profunda inquietud.
Vio en internet un video sobre la unidad de Traumatologia, que hacian y donde, y despues miro el plano general del hospital con la localizacion de sus secciones. Ahora estaba preparado.