estaba convenido, excepto que Lasse nunca pago a Dennis lo que le habia prometido, y Dennis se enfado.

Una carta de Dennis Knudsen, sorprendentemente bien escrita, daba a Lasse el ultimatum: o pagaba las trescientas mil coronas o Dennis lo machacaria en alguna carretera un dia que Lasse nunca sabria cuando llegaria.

Carl penso en la hermana de Dennis. Desde luego, el hermanito pequeno por quien guardaba duelo se las traia.

Miro los tablones de anuncios y tuvo una vision general de los estragos causados por el tiempo en la vida de Lasse Jensen. El accidente de coche, el rechazo de la compania de seguros. Un rechazo a la solicitud de ayuda que enviaron a la Fundacion Lynggaard. Los motivos iban juntandose y se veian con mas claridad que antes.

– ?Crees que se ha vuelto loco de la cabeza por todo eso? -pregunto Assad, extendiendole un objeto.

Carl fruncio las cejas.

– No quiero ni pensarlo, Assad.

Examino el objeto que le habia pasado Assad. Era un pequeno movil Nokia compacto. Rojo, nuevo y deslumbrante. Detras estaba escrito «Sanne Jonsson» con pequenas mayusculas torcidas y un corazoncito encima. ?Que diria la chica cuando supiera que aun existia?

– Tenemos todo aqui -le dijo a Assad, senalando con la cabeza las fotos de la madre de Lasse en la cama del hospital, llorando. Fotografias de los edificios de Godhavn y de un hombre, bajo el cual estaba escrito con trazo grueso «Padre adoptivo Satanas». Viejisimos recortes de periodico que elogiaban HJ Industries y tambien al padre de Lasse Jensen por el extraordinario trabajo pionero llevado a cabo en la industria danesa de precision. Habia por lo menos diez fotos detalladas del transbordador de Schleswig-Holstein, con horarios, mediciones de distancias y el numero de escalones hasta la cubierta de coches. Habia tambien un esquema horario a dos columnas. Una para Lasse, una para su hermano. Asi que habian sido dos los autores.

– ?Que significa eso? -quiso saber Assad, senalando los numeros.

Carl no estaba seguro.

– Podria significar que la secuestraron y la mataron en otro lugar. Me temo que podria ser la explicacion de todo.

– Y eso, ?que significa, entonces? -continuo Assad, senalando la ultima mesa metalica, donde habia varios cuadernos de anillas y una serie de planos tecnicos en seccion.

Carl tomo el primer cuaderno de anillas. Estaba dividido con separadores de plastico de colores, y en la primera seccion ponia «Manual de submarinismo. Escuela de Armas de la Marina de Guerra, agosto de 1985». Hojeo el cuaderno y leyo los titulares: fisiologia del buceador, esquemas de valvulas, tablas de descompresion superficial, tablas de tratamiento de oxigeno, Ley de Boyle, Ley de Dalton.

Un autentico galimatias.

– Un camarero jefe ?tiene que saber de submarinismo, Carl? -pregunto Assad.

Carl sacudio la cabeza.

– Puede que no sea mas que un hobby.

Hojeo en el monton de papeles y encontro un borrador de manual escrito pulcramente con letra cursiva: «Instrucciones para pruebas de presion de contenedores, por Henrik Jensen, HJ Industries, 10/11/1986».

– ?Puedes leer esto, Carl? -se sorprendio Assad con los ojos pegados al texto. Estaba claro que el no era capaz.

En la primera pagina habia varios diagramas y esquemas de la disposicion de las tuberias. Al parecer, se trataba de instrucciones para efectuar cambios en unas instalaciones existentes, probablemente lo que HJ Industries recibio de Interlab al comprar los edificios. Repaso lo mejor que pudo la hoja escrita a mano, y se fijo en las palabras «camara de descompresion» y «encerrar».

Levanto la cabeza y vio un primer plano de Merete Lynggaard, fijado en el tablon de anuncios encima del monton de papeles. Las palabras «camara de descompresion» volvieron a resonar en su cabeza.

Sintio un escalofrio al pensarlo. ?Seria posible? La idea era demasiado espantosa y le provoco un sudor repentino.

– ?Que ocurre, Carl? -quiso saber Assad.

– Sal fuera a vigilar el patio. Ahora mismo, Assad.

Su companero iba a repetir la pregunta cuando Carl se volvio una vez mas hacia la ultima pila de papeles.

– Venga, Assad, y anda con cuidado. Llevate esto -dijo, dandole el hierro con el que habian roto el candado.

Hojeo los papeles rapidamente. Habia muchos calculos matematicos, la mayoria escritos con letra de Henrik Jensen, aunque tambien con otras. Pero no habia nada que se pareciese a lo que buscaba.

Una vez mas observo la foto muy bien enfocada de Merete Lynggaard. Probablemente estaba hecha desde muy cerca, pero no debia de haberse dado cuenta, porque tenia la mirada desviada hacia un lado. Sus ojos tenian una expresion singular. Algo pizpireto y vivaracho que de alguna forma se transmitia al observador. Carl estaba seguro de que Lasse Jensen no la habia colgado por eso. Mas bien al contrario. Habia muchos agujeros en el borde de la foto. Seguramente la habian quitado y puesto muchas veces.

Retiro uno a uno los cuatro alfileres que la sujetaban al tablon, tomo la fotografia en sus manos y le dio la vuelta. Lo que estaba escrito en el reverso era obra de un loco. Lo leyo varias veces.

«Esos ojos repugnantes saldran de sus orbitas. Tu ridicula sonrisa se ahogara en sangre. Tu pelo se ajara y tu cerebro se desintegrara. Tus dientes se pudriran. Nadie te recordara mas que por lo que eres: una furcia, una zorra, una cabrona, una puta asesina. Como tal has de morir, Merete Lynggaard».

Y debajo, anadido en mayusculas:

6/7/2002: 2 ATMOSFERAS

6/7/2003: 3 ATMOSFERAS

6/7/2004: 4 ATMOSFERAS

6/7/2005: 5 ATMOSFERAS

6/7/2006: 6 ATMOSFERAS

15/5/2007: 1 ATMOSFERA

Carl miro por encima del hombro. Era como si las paredes se contrajeran a su alrededor. Se llevo la mano a la frente y se quedo pensando muy concentrado. La tenian ellos, de eso estaba seguro. Ella estaba cerca. Alli ponia que iban a matarla dentro de cinco semanas, el 15 de mayo, pero era probable que la hubieran matado ya. Le dio la impresion de que el y Assad lo habian provocado. Y habia ocurrido alli cerca. Con toda seguridad.

?Que hago? ?Quien sabe algo?, penso, rebuscando en su memoria.

Cogio su movil y tecleo el numero de Kurt Hansen, su viejo companero que habia terminado en el Parlamento con el Partido de la Derecha.

Removio inquieto los pies mientras sonaban los tonos. El tiempo estaba riendose de ellos, lo percibio con total claridad.

Un segundo antes de apagar el telefono, la voz caracteristica de Kurt Hansen se anuncio con un carraspeo.

Carl le pidio que estuviera callado, simplemente que escuchara y pensara con rapidez. Nada de preguntas, solo respuestas.

– ?Que que pasa si se somete a una persona a una presion de seis atmosferas durante cinco anos y despues se baja a una de repente? -pregunto Kurt-. Vaya pregunta mas extrana. Una situacion asi es muy poco probable, ?no?

– Tu responde. Eres el unico que conozco que sabe algo de esas cosas. No conozco a nadie mas que tenga un certificado de buceador profesional. Dime que ocurre en ese caso.

– Pues que te mueres.

– Ya, pero ?en cuanto tiempo?

– No tengo ni idea, pero desde luego no es nada agradable.

– ?Por que?

– Porque revientas por dentro. Los alveolos hacen reventar los pulmones. El nitrogeno de los huesos desgarra el tejido, los organos, todo el cuerpo se dilata, porque hay aire por todo el cuerpo. Trombosis, hemorragia

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