Annika salio al sol de justicia de Dalagatan y entrecerro los ojos. Habia sido una liberacion salir del oscuro y sucio apartamento, con las cortinas negras. Era casi macabro. No le gusto lo que habia descubierto. No le gusto el apartamento de Josefin. Se sentia muy esceptica respecto a la eleccion de trabajo. ?Como cono podia alguien ser voluntariamente bailarina de striptease?

Si es que era voluntariamente, penso luego.

La boca del metro se hallaba justo en la esquina, recorrio dos estaciones y se bajo en Fridhemsplan. Alli salio a Sankt Eriksgatan, paso por delante del gimnasio donde Josefin y Patricia se habian conocido y torcio a la derecha, dirigiendose hacia el lugar del crimen. Habia dos ramos de flores en la entrada, Annika presintio que pronto les seguirian muchos mas. Permanecio parada un rato junto a la verja. Hacia por lo menos tanto calor como el dia anterior, sintio sed. Justo cuando habia decidido marcharse de alli aparecieron dos mujeres jovenes, una rubia y otra morena, paseando lentamente por Drottningholmsvagen. Annika decidio quedarse. Vestian iguales minifaldas y los mismos zapatos de tacon de aguja, mascaban chicle y cada una sujetaba una Pepsi Max.

– Ayer murio aqui una chica -dijo la rubia al pasar junto a Annika, y senalo un lugar entre las tumbas.

– ?No me digas? -respondio la morena y abrio los ojos. La primera asintio solicita y adelanto una mano.- Estaba ahi tumbada, completamente destripada. Violada despues de muerta.

– ?Que horrible! -exclamo la morena, Annika vio como sus ojos se arrasaban en lagrimas.

Se detuvieron un par de metros mas alla, miraron espiritualmente las sombras de un verde profundo. Despues de unos minutos ambas lloraban.

– Tenemos que dejar una nota -dijo la rubia.

Encontraron un recibo en un bolso, y un boligrafo en el otro. La rubia escribio un saludo ayudandose con la espalda de la amiga. A continuacion se secaron las lagrimas y bajaron hacia el metro.

Cuando doblaron la esquina, Annika se acerco y leyo la nota.

«Te echamos de menos», decia.

Al mismo tiempo vio al equipo de reporteros del Konkurrenten bajarse de un coche en Kronobergsgatan, a lo lejos junto al «parque infantil». Se dio media vuelta y bajo apresuradamente hacia Sankt Goransgatan; no deseaba, en absoluto, charlar con Arne Pahlson.

Al dirigirse hacia la parada del 56 paso el portal de Daniella Hermansson, la mama animada que siempre dormia con la ventana abierta. Pesco el cuaderno, yes, tenia el codigo del portero automatico apuntado junto a la direccion de Daniella. Sin pensarlo tecleo la clave y entro en la porteria.

La corriente de aire que se encontro era tan fria que la hizo tiritar. Se detuvo, oyo cerrarse la puerta tras de si. El portal estaba decorado con cuadros sobre parques de los anos cuarenta, probablemente procedian del ano de construccion del edificio.

Daniella vivia en el segundo derecha. Annika tomo el ascensor. Nadie abrio la puerta. Miro su reloj de pulsera, las tres y diez, seguramente Daniella estaba en el parque con Skruttis.

Suspiro. Hasta el momento, el dia no habia dado mucho de si. Miro a su alrededor en el rellano al que daban muchas puertas, los apartamentos debian de ser muy pequenos. Los nombres en los buzones estaban escritos con letras amarillentas de plastico. Se acerco y estudio el mas proximo. «Svensson», leyo. No tuvo que pensarlo demasiado. Ya que estaba alli aprovecharia para escuchar la opinion de otros vecinos.

La pequena hendidura que se abrio en casa de Svensson dejo escapar una rafaga de hedor corporal, Annika retrocedio. Por la puerta entreabierta vislumbro una figura informe de mujer con un vestido de poliester lila y turquesa. Ojos miopes, pelo canoso enmaranado y fijado con abundante laca. Sostenia en brazos un perrito regordete, Annika no pudo determinar su raza.

– Disculpe que la moleste -dijo Annika-, soy del periodico Kvallspressen.

– Nosotros no hemos hecho nada -replico la senora. Miro asustada a Annika desde la abertura.

– No, claro que no -respondio Annika con educacion-. Solo llamaba para saber como han reaccionado ustedes al conocer el crimen que se ha cometido justo aqui al lado.

La senora entorno la puerta aun mas.

– No se nada -dijo.

Annika comenzo a arrepentirse, quiza no fuera una buena idea visitar las casas de los vecinos.

– Puede que no se haya enterado, una mujer joven ha sido asesinada en el parque vecino -continuo tranquilamente-. La policia quiza estuvo aqui y…

– Vinieron ayer.

– Bueno, entonces a lo mejor le preguntaron…

– ?No fue Jesper! -exclamo la mujer inesperadamente.

Annika dejo caer el cuaderno y dio dos involuntarios pasos atras.

– ?No se lo pude impedir! ?Y no creo que el ministro tuviera nada que ver con esto!

La mujer dio un portazo que retumbo en toda la casa. Annika, asombrada, miro fijamente la puerta. Dios mio, ?que habia pasado?

Se abrio levemente una puerta al fondo del rellano.

– ?Que pasa aqui fuera? -pregunto una irritada voz de hombre mayor.

Annika recogio su cuaderno y bajo las escaleras. Al salir a la calle doblo apresuradamente a la derecha sin mirar hacia el parque.

– ?Gracias por cuidar de los gatos!

Anne Snapphane habia regresado y estaba sentada en su silla con los pies sobre la mesa.

– ?Que tal por Gotland? -pregunto Annika y dejo caer su bolso al suelo.

– Hacia tanto calor como en un horno, como un gran fuego en una sauna. Ahora ya esta bajo control. ?Y tu que cono has hecho?

– ?Que? -dijo Annika haciendose la sueca.

– ?Tienes un buen corte en la ceja!

La mano de Annika volo hacia la ceja izquierda.

– Ah, eso -respondio-. Esta manana me di un golpe con el armario del cuarto de bano. Adivina donde he estado.

– ?En casa de la asesinada?

Annika esbozo una gran sonrisa y se sento.

– Ya decia yo -dijo Anne.

– ?Has almorzado?

Se dirigieron a la cafeteria.

– Bueno, ?como era? -interrogo Anne Snapphane curiosa y se llevo una buena cucharada de pasta a la boca. Annika reflexiono.

– Me gusta Patricia, su companera de piso. Es inmigrante o hija de inmigrantes. De algun lugar de Sudamerica, creo. Un poco loca, cree en la astrologia.

– ?Como era Josefin?

Annika dejo el tenedor.

– No lo se -respondio-. No consigo figurarmela. Patricia dice que era muy inteligente y el rector que era una rubia estupida. Charlotta, su companera de clase, parecia no saber nada de ella. Queria ser periodista y ayudar a los ninos desprotegidos, pero al mismo tiempo trabajaba como bailarina de striptease.

– ?Bailarina de striptease? -dijo Anne Snapphane.

– Su novio tiene una especie de club de alterne: Studio Sex.

– Ese es un programa de radio. La estrella de P3.

Annika asintio.

– Si. A Joachim, el novio, al parecer le parecio divertido. Studio Sex es un nombre pretencioso.

– Si su intencion era irritar a las estrellas de la radio, esto le confiere cierta inteligencia -senalo Anne Snapphane.

Annika sonrio y tomo una buena cucharada.

– Cuentame mas cosas, ?como era la casa?

Annika mastico y penso.

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