Annika respiro.
– Es lo mejor que te podia pasar -respondio-. Pronto encontraras otro trabajo.
Patricia la miro sorprendida.
– Del club no. Del piso.
– ?Los padres de Josefin?
Patricia asintio y se seco las lagrimas.
– La madre de Jossie es una bitch -relato-. Una bitch racista, deberia hacer algo de magia negra contra ella.
– ?Donde vas a vivir?
La joven se echo el pelo hacia atras y se encogio de hombros.
– No se. Quiza con algun viejo. Hay cantidad de suggardaddies. [4]
Annika se decidio sin apenas pensarlo, quiza contribuyo su prolongada sensacion de verguenza y traicion. Abrio el bolso y rebusco en el.
– Toma -dijo y puso sus llaves en la mano de Patricia-. Hantverkargatan 32, interior, ultimo piso. ?Tienes dinero? Haz copias, Sven tiene las llaves de repuesto.
– ?Que? -balbucio Patricia.
Annika la miro seriamente.
– Es muy probable que me echen del periodico -informo ella-. Entonces no sabre que hacer. ?Es tu colchon?
Patricia asintio.
– Tengo un dormitorio de mas, el cuarto de servicio detras de la cocina. Ponlo ahi. ?Y los otros muebles del apartamento?
– La cama es de Joachim, la mesa la compro Jossie a traves del Gula Tidningen.
– ?Trabajas esta noche?
La mujer volvio a asentir.
– ?Trabajas todos los dias?
– Casi -dijo quedo.
Patricia la observo con los ojos abiertos.
– ?Como puedes confiar en mi? No me conoces.
Annika esbozo una sonrisa.
– No tengo nada de valor -respondio.
En ese mismo instante aparecio Pettersson conduciendo por Gjorwellsgatan, Annika lo oyo debido a que el motor se cale a la entrada.
– Coge el 62 en Ralambsvagen, va Hantverkargatan abajo.
Patricia sonrio liberada.
– Lo se.
Annika se levanto y se dirigio hacia el fotografo.
– Esta noche habra tormenta -grito Pettersson a traves de la ventanilla.
Patricia se despidio agitando la mano y se marcho. Annika lucho por esbozar una sonrisa en direccion a Pettersson, asi que ahora, al parecer, tambien era una especie de Enok Sarri.
– Sera mejor aparcar lejos del parque -dijo y se sento en el asiento del copiloto.
– ?Por que? -pregunto el fotografo.
– No estoy segura de que les agrade nuestra presencia -contesto Annika.
Permanecieron sentados en silencio todo el trayecto hasta el cementerio. El coche solo se calo dos veces, aparcaron en el garaje de Vivo que tenia la entrada casi al lado de Fleminggatan.
Annika camino lentamente cuesta arriba por Kronobergsgatan hacia el parque. Tenian tiempo de sobra, los autobuses acababan de abandonar Taby. Se sento en un portal con vista hacia el cementerio, el fotografo paseo de un lado para otro por la acera de enfrente.
Durante el invierno echare de menos estos dias, penso ella. Cuando ventee y nieve y este quitandole el hielo al parabrisas por la manana, deseare estar aqui y ahora. Cuando conduzca hacia Katrineholm para cubrir una reunion municipal mas o hablar con unas viejas enfadadas por el cierre de alguna oficina de correos en Bie, entonces me acordare. Aqui y ahora. Caos y muerte. El calor y mi pulso.
Miro hacia el cielo, de un azul intenso. Desaparecia tras el parque con un tono acerado, brillante y afilado.
El Enok aficionado quiza tuviera razon, penso. Quiza tengamos tormenta de cualquier manera.
El primer autobus se deslizo por Kronobergsgatan a las dos menos veinte. Annika permanecio sentada y espero, el fotografo saco un teleobjetivo y comenzo a disparar cuando los jovenes se apearon. Los otros dos autobuses llegaron un par de minutos mas tarde. Annika se levanto y se sacudio el trasero de la falda. Trago saliva, la boca seca, ?joder!, siempre se olvidaba de llevar agua cuando salia a trabajar. Se acerco al grupo lentamente, busco con la mirada a Martin Larsson-Berg, a Lisbeth y a Charlotta. No los vio.
Los jovenes estaban alborotados y extenuados. Unos cuantos gritaban y lloraban afligidos, otros parecian agresivos. Se detuvo en Sankt Goransgatan, lo que vio no le gusto nada. A pesar de la distancia pudo observar que muchos de los jovenes estaban agotados. Tenian los rostros grises por la excitacion y la falta de sueno. Cruzo la calle y se dirigio hacia Pettersson.
– Oye -dijo ella-, creo que lo mejor es pasar de esto.
El fotografo bajo la camara y la miro sorprendido.
– Joder, ?por que? -pregunto el.
Annika se giro hacia los autobuses.
– Miralos. Estan completamente histericos. Sabe Dios si es especialmente beneficioso animar la psicosis general como hacen alli en la casa de la juventud. Estos jovenes probablemente no hayan ido a sus casas a comer y dormir desde el domingo.
– Bueno, pero ellos fueron quienes llamaron.
Annika asintio.
– Si, es cierto. Piensan que esto es importante. Pero en realidad nuestra obligacion es la de pensar por ellos, si es que no lo pueden hacer por si mismos.
El fotografo se impaciento.
– ?Que cono! -exclamo el-. Quiero un contrato fijo. No pienso fastidiar este trabajo solo porque tu repentinamente tienes problemas morales.
El grupo de jovenes habia crecido hasta convertirse en una muchedumbre que se extendia en torno al cementerio como el mar alrededor de una isla. Ella aun dudaba.
En ese mismo momento, Annika vio llegar y aparcar en Sankt Goransgatan el coche del Konkurrenten, Arne Pahlson descendio de el.
Esto zanjo el asunto.
– Ven, vamos a acercarnos -le dijo a Pettersson.
Subio hacia el cementerio con el fotografo pisandole los talones, vio los arcos de hierro forjado de la verja. Tenia la boca completamente seca y el pulso se aceleraba. Cuando se hallaba a un par de metros, los jovenes comenzaron a gritar y a senalarles.
– Ahi estan. ?Alli! ?Carroneros, carroneros!
Annika se detuvo, Pettersson comenzo a disparar. Toda la atencion del grupo se dirigio hacia los dos periodistas.
– ?Esta Lisbeth? -pregunto Annika, pero su voz no se oyo.
– Marchaos, basura de mierda -grito un chico que no debia de tener mas de trece anos. Dio unos pasos agresivos hacia Annika, esta retrocedio instintivamente. La cara del muchacho estaba hinchada por el llanto y el cansancio, le temblaba todo el cuerpo por la adrenalina y la rabia. Annika lo miro fijamente, boquiabierta.
– Pero -dijo ella- si no queremos molestaros en absoluto. No deseamos entrometernos…
Una muchacha de cierta envergadura dio un paso adelante y le propino a Annika un fuerte empujon en el