presentar a la chica como una prostituta, eso es mucho peor. ?Como te enteraste de la existencia del apartamento del ministro?
Annika suspiro.
– Tomando cafe con su vecina.
– Fantastico -repuso Anders Schyman-. ?Que paso, en realidad, con esos jovenes de Taby?
Los ojos de Annika brillaron.
– Eso -dijo ella- es increible de cojones. Son ellos mismos los que nos llamaron y nos pidieron que fueramos, tanto a la casa de la juventud como hoy al parque.
– Si, he oido que fue bastante salvaje.
Annika dejo caer el bolso al suelo y aplaudio.
– Sienten pena y por eso no se les puede cuestionar. Dan pena y entonces uno no se les puede acercar en absoluto. En este pais de mierda no se puede nombrar nada que sea desagradable o polemico. Creemos que la muerte, la violencia y el sufrimiento desapareceran si los enterramos y nunca mas hablamos de ellos. ?Esto es erroneo! ?No se da cuenta! ?Es mucho peor! ?Esos jovenes de ahi fuera estaban locos! ?Nos habrian podido prender fuego, joder!
– Me parece que ahora exageras un poco -tercio Anders Schyman tranquilizador.
– ?Y una mierda! -grito Annika-. Esos pateticos y jodidos representantes sociales han cogido el monopolio de todo lo que tiene que ver con el dolor y la comprension. Grupo de crisis ?una mierda! Todo lo que hacen es anular el buen sentido y la inteligencia de los jovenes. La mayoria de ellos nunca habia hablado con Josefin, ?estoy segura de cojones! ?Por que cono tenian que participar en una jodida orgia de dolor de una semana? Estaban en trance, Schyman, no sabian lo que hacian. Nos designaron como el mal, el objeto de su odio, las victimas. ?No me diga que exagero, joder!
Ella tenia el rostro encendido por la excitacion y el enfado, la respiracion era entrecortada y aguda. El director la observo interesado.
– Creo que estas en lo cierto -dijo el.
– ?No te jode! -replico ella.
El sonrio.
– Es una suerte que no utilices tantas palabrotas cuando escribes -dijo el.
– ?Joder, que comentario mas estupido! -exclamo ella-. Cono, esta claro que no lo hago.
Anders Schyman comenzo a reir. Annika se acerco a el.
– No es divertido -dijo ella-. Esto es muy serio. Los jovenes del cementerio formaron una turba enfurecida. No es seguro que nos hubieran hecho dano, pero nos amenazaron de cojones. En realidad deberiamos denunciarlos a la policia. El coche de Pettersson tiene quemaduras en la pintura, no es que importe mucho ese coche de mierda, pero aun asi. Deberiamos advertir que la gente no se puede comportar de cualquier manera aunque tenga el dolor como coartada.
– Hay grupos de crisis que hacen un trabajo sensacional -repuso el director en tono serio-. Decir que todas las organizaciones de ayuda son iguales es tan poco serio como afirmar que todos los periodicos vespertinos solo revuelven la miseria de la gente.
Annika no respondio, el hombre la observo un momento en silencio.
– Ultimamente has trabajado mucho, ?verdad? -dijo el.
Ella tomo rapidamente una postura defensiva.
– No estoy sobreactuando por estar extenuada -replico secamente.
El director se levanto.
– No me refiero a eso -contesto-. ?Estas ahora en tu jornada ordinaria?
Ella bajo la vista.
– No, empiezo el sabado.
– Tomate libre el fin de semana. Vete a algun sitio y descansa, lo necesitas despues de una prueba como esta.
Ella se volvio y abandono la habitacion sin pronunciar una palabra mas. Mientras se dirigia a las escaleras oyo los gritos de jubilo de Jansson desde la redaccion:
– ?Joder, hemos hecho un periodico de la hostia! El presidente del parlamento confiesa «Yo controle el IB», el primer ministro comenta la sospecha de asesinato y, ademas, las Barbies Ninja son detenidas, ?y tenemos las fotos en exclusiva!
Ella se apresuro a entrar en el ascensor.
Cuando llego al patio de su casa recordo que no tenia las llaves del apartamento. La puerta se abria solo con llave, no con codigo. Estuvo a punto de llorar de nuevo.
– Mierda -blasfemo y empujo la puerta. Se sorprendio al ver que cedia. Un trocito de carton verde cayo al suelo dando vueltas. Annika se agacho y lo cogio. Reconocio el dibujo, era de la caja de crema corporal de Clinique.
Patricia, penso Annika. Se dio cuenta de que yo no podria entrar y bloqueo el pestillo.
Subio las escaleras, le parecieron interminables. En su puerta habia un sobre pegado, las llaves tintinearon al despegarlo.
«Mil gracias por todo. Aqui tienes tus llaves, he hecho copias. Estoy en el club y volvere manana temprano. PD. He comprado algunas cosas, espero que no te importe».
Annika abrio la puerta. La recibio un aire fresco a jabon, las gasas se agitaron con ostentacion por la corriente. Cerro la puerta y las cortinas se desinflaron. Se paseo lentamente por las habitaciones y echo un vistazo.
Patricia habia limpiado todo el apartamento, menos su dormitorio. Ahi la cama estaba igual de deshecha que siempre. La nevera estaba llena de pequenos y exquisitos quesos, aceitunas, humus, fresas, y en la repisa contigua habia ciruelas, uvas y aguacates.
Nunca me dara tiempo a comer todo esto antes de que se estropee, penso Annika, luego se acordo de que ahora eran dos.
Entreabrio cuidadosamente la puerta del cuarto de servicio. El colchon de Patricia estaba en una esquina, la cama primorosamente hecha con sabanas de flores. A su lado habia una bolsa de deportes con ropa. De la pared colgaba de una percha el vestido rosa de Josefin.
Quiero seguir aqui, penso. No quiero volver a Tattarbacken. No quiero pasarme el resto de mi vida viviendo en Lyckebo.
Aquella noche sono por primera vez con los tres hombres del programa Studio sex: el presentador, el reportero y el comentarista. Estaban en silencio, oscuros y sin rostro junto a su cama. Sintio su fria y escrutadora mala voluntad como un retortijon en el estomago.
– ?Como podeis afirmar que fue mi culpa? -grito ella.
Los hombres se acercaron.
– ?Lo he estado pensando! ?Quiza cometi un error, pero por lo menos lo he intentado!
Los hombres intentaron dispararle. Sus armas retumbaron en su cabeza.
– ?Yo no soy Josefin! ?No!
Se inclinaron al mismo tiempo sobre ella y, cuando su aliento helado alcanzo su conciencia, su propio grito la desperto.
La habitacion estaba oscura como el carbon. Fuera diluviaba. Los truenos y los rayos llegaban al mismo tiempo. La ventana del dormitorio se batia con el viento, toda la habitacion estaba helada.
Se levanto tambaleandose para cerrar la ventana, le costo a causa del viento. En el silencio despues de la lluvia, sintio como un reguero piernas abajo. Le habia llegado la menstruacion. La bolsa de compresas estaba vacia, pero tenia algunas Libresse en el bolso.
Mientras la tormenta pasaba lloro largamente, ovillada como una pelota en su cama.
Dieciocho anos, seis meses y catorce dias