El se siente muy ofendido, y yo soy tan impotente con mis protestas… Se que el tiene razon. Nunca nadie me amara como el. No hay nada que el dudara hacer por mi, sin embargo, yo me preocupo mas por las apariencias que por el.

Mi desesperacion crece, mi imperfeccion florece: venenosa, heladora, azul. La destruccion de no ser nunca lo suficientemente buena. Yo quiero ver la television cuando el desea hacer el amor, entonces me disloca un brazo. Se apodera el vacio, negro y humedo, sin contornos, impenetrable. El dice que fallo, y yo no encuentro ninguna salida.

Tenemos que trabajar juntos, volver a encontrar nuestro cielo. El amor es eterno, fundamental. Nunca dudo de ello. Pero ?quien dijo que seria facil? Si la perfeccion nos fuera dada a todos, ?por que tendriamos que luchar por ella?

Ahora no puedo abandonar.

Somos lo mas importante que

nos ha sucedido

en nuestra vida.

Viernes, 3 de agosto

Anders Schyman se empapo en el corto trayecto hasta el coche. La lluvia caia con una fuerza formidable, intentando vengarse por todos los dias de calor con aquel unico e intenso aguacero. El director del periodico blasfemo e intento, apretujado tras el volante, quitarse la chaqueta a la fuerza. La camisa que llevaba debajo estaba empapada por la espalda y por los hombros.

– Se secara -murmuro, animandose a si mismo.

Su jadeo habia hecho que las ventanillas se empanaran, puso el ventilador al maximo.

Su mujer agito la mano desde la ventana de la cocina, el seco la ventanilla lateral y le lanzo un beso, suspiro y condujo hacia la ciudad. La visibilidad era nula a pesar de que el limpiaparabrisas funcionaba a la maxima potencia. Tenia que limpiar constantemente el vaho del parabrisas para poder ver algo.

El trafico fluia moderadamente por Saltsjobadsleden, pero al pasar por el centro de Nacka encontro un atasco. Un accidente en Varmdo-leden habia ocasionado compactas colas de coches de mas de diez kilometros. Resoplo sonoramente. El humo de los coches se levantaba como una neblina por entre las gotas de agua. Al final apago el motor y dejo el defrost puesto.

No llegaba a comprender al Kvallspressen. Lo habia leido detenidamente desde hacia cuatro meses, desde el primer momento en que le ofrecieron responsabilizarse de la redaccion. Habia muchas cosas que eran claras, como que el periodico siempre se movia en la frontera de lo que es defendible etica y moralmente. Un tabloide tenia que ser asi. A veces se cometian abusos, pero eran, sin embargo, increiblemente pocos. Habia estudiado en detalle las denuncias y las sentencias del defensor del lector y el Consejo de Prensa, los periodicos vespertinos formaban, por supuesto, parte de la estadistica. Tenian muchisimas mas denuncias que todos los demas, lo cual era perfectamente normal. Sin embargo, las sentencias en contra eran solo unas pocas al ano. Se sorprendio al descubrir que la lista de articulos censurables la encabezaba la prensa local, los pequenos periodicos del pais que no sabian apreciar donde estaba la linea divisoria.

Habia llegado a la conclusion de que el periodico Kvallspressen pertenecia a una empresa de comunicacion muy consciente, que los articulos, las carteleras y los titulares estaban bien sopesados y se basaban en la continuidad, la franqueza y la discusion.

Pero, a aquellas alturas, Schyman ya habia descubierto que la realidad distaba anos luz de su vision idealizada.

En el Kvallspressen generalmente no tenian ni puta idea de lo que hacian. Por ejemplo, enviaban a esa chica de Sormland a informar entre cadaveres y turbas enfurecidas y esperaban que siempre hiciera articulos responsables y cristalinos como el agua. La tarde anterior habia hablado con el jefe de la mesa de redaccion y el jefe de noche, ninguno de los dos habia discutido los reportajes sobre la muerte de Josefin Liljeberg con Annika. A el eso le parecio una irresponsabilidad y una incompetencia por parte de ellos.

Y luego estaba esa extrana historia sobre el grupo terrorista femenino, nadie en la redaccion parecia saber como se habia originado. Un becario entraba bailando en la redaccion con‹unas fotos sensacionales en la mano, todos se regocijan y lo publican sin pensarlo dos veces.

No podia seguir asi. Para poder hacer equilibrios sobre esa linea divisoria uno tenia que ser muy consciente de donde estaba. La catastrofe se ocultaba al acecho tras la primera esquina, el ya podia sentir su rancio aliento. El programa de radio Studio sex de ayer era solo la primera senal, el Kvallspressen se habia convertido en una presa facil. Si la redaccion comenzaba a sangrar en este momento, los buitres no tardarian en llegar. Y otros medios de comunicacion se dedicarian a despedazar al periodico. No importaria como o que se escribiera, todo seria considerado erroneo y reprobable. El abismo se encontraba cerca si no se afilaba el juicio rapida y seriamente, tanto en lo relativo al numero de ejemplares, como a lo periodistico y economico.

Exhalo un suspiro. Los coches del carril contiguo comenzaron a moverse. Arranco y luego dejo el coche en punto muerto con el freno de mano puesto.

No tenia ninguna duda de que en la redaccion existian unos conocimientos y una competividad fantasticos. Lo que fallaba era la administracion, la coherencia y la responsabilidad general. Todos los periodistas deberian ser conscientes de su funcion y de su capacidad, sus objetivos debian ser conocidos.

Asi iba descubriendo una de las muchas funciones que se esperaban de el en la redaccion: deberia ser como el foco contra la valla de espino. La luz debia dirigirse contra el abismo, manteniendo discusiones, seminarios, reuniones diarias y nuevas rutinas.

Los coches de la izquierda se movian mas y mas rapido, el no avanzaba ni un milimetro. Blasfemo e intento mirar hacia atras, no vio una mierda. De repente puso el intermitente y torcio a la izquierda con un indiferente desprecio al peligro. El conductor que venia detras se abalanzo sobre el claxon.

– Recupera tu vida -le murmuro al espejo retrovisor.

En ese mismo instante el trafico se detuvo de nuevo. El carril de al lado, el que acababa de abandonar, se puso en marcha y se movio con fluidez.

Apoyo la cabeza contra el volante y suspiro en voz alta.

Annika miro cautelosamente en el cuarto de servicio. Patricia dormia. Cerro la puerta silenciosamente, se puso el cafe sin hacer ruido y fue de puntillas a buscar el periodico de la manana. Lo tiro sobre la mesa de la cocina, de casualidad cayo con la hoja de la columna «Radio» hacia arriba. Los ojos de Annika se dirigieron al titular, leyo las palabras del reportero de radio con creciente malestar.

«El programa de noticias mas despierto e interesante es, sin duda, Studio sex de P3. Ayer trato de la persistente vulgaridad de los periodicos vespertinos y su despiadada explotacion de la gente desconsolada. Por desgracia, este es un debate de la maxima actualidad y…».Annika rasgo el periodico, lo estrujo hasta convertirlo en una pelota y lo metio en la bolsa de la basura. Luego se dirigio al telefono del cuarto de estar y llamo para cancelar su suscripcion.

Intento comerse medio aguacate, pero la carne grasienta y verde crecio en su boca y le entraron ganas de vomitar. Probo algunas fresas pero el efecto fue el mismo. Pudo beberse el cafe y el zumo de naranja, tiro el resto del aguacate y unas fresas para que Patricia creyera que se las habia comido. Luego escribio una nota en la que le explicaba que pasaria el fin de semana en Halleforsnas. Dudo sobre si regresaria de nuevo. Si no lo hacia, Patricia podria quedarse el apartamento, lo necesitaba.

Cuando abrio la puerta del patio la lluvia la golpeo como si fuera un telon. Permanecio un rato parada mirando fijamente el edificio exterior, apenas se veia tras la cortina de agua.

Es perfecto, penso. No habra nadie en la calle. Nadie me vera. Mama no tendra que avergonzarse.

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