Henriksson le sonrio un poco sin venir a cuento y dijo:
– Creo que tendremos una buena fotografia del senor Milander junto a la ventana.
– ?Que bien! -respondio Annika-. Ya veremos si la publicamos.
Y empujo la puerta del ascensor, mientras salia sin esperar una respuesta.
Eva-Britt Qvist estaba ocupada en la labor de recopilar la documentacion sobre Christina Furhage cuando Annika paso camino del despacho. La secretaria de redaccion estaba sentada, rodeada de viejos sobres de recortes y kilometros de hojas impresas.
– Se ha escrito muchisimo sobre esta mujer -dijo y se esforzo por ser concisa-. Creo que lo tengo casi todo.
– ?Puedes hacer una primera evaluacion del material para que luego alguien lo ordene? -pregunto Annika.
– ?Que habilidad tienes para disfrazar las ordenes con preguntas! -exclamo Eva-Britt.
Annika no tenia fuerzas para replicar, asi que entro en su despacho y colgo el abrigo. Cogio una taza de cafe y fue hacia Pelle Oscarsson, el redactor grafico, alcanzo una silla y estudio la pantalla de su ordenador. Estaba llena de fotos del tamano de un sello; todas pertenecian al archivo del periodico y eran de Christina Furhage.
– Hemos publicado mas de seiscientas fotos de esta mujer -anuncio Pelle Oscarsson-. La hemos debido fotografiar una media de una vez a la semana durante los ultimos ocho anos. ?Mas que al rey!
Annika sonrio ligeramente, si, quiza fuera asi. Se habia prestado atencion a todo lo que Christina Furhage habia hecho durante estos ultimos anos, y la mujer habia disfrutado. Annika estudio la pantalla: Christina Furhage inaugurando el estadio olimpico, Christina Furhage con Lill-Babs, Christina Furhage abrazando a Samaranch, Christina Furhage ensenando su ropa de otono en el suplemento dominical.
Pelle Oscarsson pulso el raton y aparecieron nuevos sellos: Christina Furhage saludando al presidente de Estados Unidos, de estreno en el Dramaten, bebiendo te con la reina, hablando en una conferencia sobre mujeres directivas…
– ?Hay alguna foto de su casa, o de su familia? -pregunto Annika.
El redactor grafico penso en ello.
– Creo que no -respondio sorprendido-. Ahora que preguntas, lo cierto es que no tenemos ni una sola foto de ella en un ambiente privado.
– Ya nos apanaremos -dijo Annika mientras las fotos pasaban sin cesar.
– Podemos utilizar esta en primera pagina -indico Pelle y pulso sobre un retrato tomado en el estudio del periodico. Un par de segundos despues la foto ocupaba toda la pantalla, y Annika observo que el redactor grafico tenia razon. Era una foto de Christina Furhage radiante. La mujer estaba maquillada por profesionales, el pelo brillante y estilizado, la iluminacion era calida y suave y disimulaba las arrugas del rostro, llevaba un traje caro y ajustado y estaba sentada, dignamente relajada, en un antiguo sillon estrecho y alargado.
– ?Cuantos anos tenia en realidad? -pregunto Annika.
– Sesenta y dos -contesto el redactor grafico-. Hicimos un Hola la ultima vez que cumplio anos.
– ?Vaya! Parece quince anos mas joven.
– Cirugia, vida sana o buenos genes -dijo Pelle.
– O todo a la vez -anadio Annika.
Anders Schyman paso a su lado con una sucia taza de cafe vacia. Parecia cansado, tenia el pelo revuelto y se habia aflojado la corbata.
– ?Como va todo? -inquirio y se detuvo.
– Hemos estado en casa de la familia Furhage.
– ?Hay algo que podamos usar?
Annika dudo.
– Si, creo que si. Bastante. Henriksson saco una foto del marido; estaba bastante confuso.
– Debemos analizarlo a fondo antes de publicarlo -aclaro Schyman y continuo hacia la cafeteria.
– ?Cual utilizamos como foto de noticia? -pregunto Pelle Oscarsson y pulso el raton, eliminando asi el retrato de la pantalla.
Annika se bebio el resto del cafe.
– Tendremos una reunion en cuanto lleguen los otros -dijo.
Tiro la taza de plastico en la papelera de Eva-Britt Qvist, entro en su despacho y cerro la puerta. Habia llegado el momento de las llamadas. Comenzo por su fuente, que hoy debia trabajar durante el dia. Marco un numero directo evitando la centralita de la jefatura de policia y tuvo suerte. Estaba en su despacho y respondio rapidamente.
– ?Como te enteraste de la proteccion en el padron? -indago el.
– ?Cuando supisteis que era Furhage? -contraataco ella.
El hombre exhalo un suspiro.
– Casi desde el primer momento. Eran sus cosas las que estaban en el estadio. Pero la verdadera identificacion llevo algo de tiempo. No queriamos precipitarnos…
Annika espero en silencio, pero el no continuo. Asi que pregunto:
– ?Que haceis ahora?
– Controlar, controlar, controlar. Por lo menos sabemos que no fue Tigern.
– ?Por que no? -pregunto Annika sorprendida.
– No te lo puedo decir, pero no fue el. Fue alguno de la organizacion, justo lo que tu pensabas ayer.
– Tengo que escribir ese articulo hoy, espero que lo comprendas -dijo ella.
El suspiro de nuevo.
– Si, supongo -respondio-. Gracias por callartelo durante un dia.
– ?Que quieres, entonces? -pregunto el.
– ?Por que estaba protegida en el padron?
– Habia una amenaza, una amenaza por carta de hace tres o cuatro anos. Tambien hubo un acto violento, aunque no fue grave.
– ?Que clase de acto violento?
– No quiero entrar en detalles. La persona en cuestion nunca fue juzgada por amenazas. Christina no queria buscarle la ruina, como ella misma dijo. Todos merecen una segunda oportunidad, se ha escrito que dijo tambien. Se conformo con mudarse y conseguir proteccion en el padron para ella y su familia.
– Que bonito y magnanimo -dijo Annika.
– Sin duda.
– ?La amenaza tenia algo que ver con los Juegos Olimpicos?
– En absoluto.
– ?Era algun conocido, algun familiar?
El policia dudo.
– Se podria decir que si. Fue un motivo totalmente privado. Por eso no queremos sacarlo a relucir, es demasiado personal. No hay absolutamente nada que indique que la explosion en el estadio fuese un acto terrorista. Creemos que iba dirigida contra Christina, pero eso no quiere decir que el autor fuera alguien allegado a la familia.
– ?Asi que interrogareis a la persona que la amenazo?
– Ya lo hemos hecho.
Annika parpadeo.
– Esto esta que arde. ?Dijo algo?
– Eso no podemos comentarlo. Pero te puedo decir algo: hoy no hay nadie que sea mas sospechoso que otros.
– ?Y quienes son los «otros»?
– Eso te lo puedes figurar tu misma. Todos los que han tenido relacion con ella. Son, mas o menos, unas cuatro o cinco mil personas. Algunas podemos descartarlas, pero no pienso decirte a cuales.
– Tiene que haber muchisimas personas con tarjeta de acceso -Annika intento tirarle de la lengua.