redactores del pais no se lanzaron directamente sobre la noticia. Apenas cincuenta minutos despues de que el comunicado de prensa aterrizara en TT en la Kungsholmstorg, se emitio un corto telegrama que explicaba que el jefe del comite de los Juegos dejaba su actual puesto para dedicarse a trabajar en las consecuencias de la desaparicion de Christina Furhage.

Evert Danielsson estaba sentado en su despacho mientras los faxes traqueteaban. Podria conservar el despacho hasta que se estableciesen sus nuevas funciones. La angustia golpeaba como un martillo el interior de su frente. No podia concentrarse para poder leer una linea completa de un informe o un periodico. Esperaba el ataque de los lobos, el comienzo de la batida. Ahora era una presa facil, los carroneros comenzarian a mordisquear. Estaba sorprendido de que el telefono no sonara.

Se habia imaginado que en cierta manera la situacion seria la misma que despues de la muerte de Christina, que todos los telefonos de la oficina sonarian al mismo tiempo, sin descanso. Pero no sonaban. Una hora despues de haber salido el comunicado de prensa llamo el Fina Morgontidningen para pedirle un comentario. Noto que su voz era completamente normal cuando dijo que veia esto como un ascenso y que alguien tenia que arreglar el caos que la muerte de Christina Furhage habia ocasionado. Con eso el periodista que llamaba se dio por satisfecho. La secretaria entro lloriqueando y pregunto si podia traerle algo. ?Un cafe? ?Una galletita? ?O quiza una ensalada? El dio las gracias, pero no acepto, ya que se sentia incapaz de tragar cualquier cosa. Se agarro al borde de la mesa y espero la siguiente llamada.

Annika se dirigia al restaurante a comer algo cuando Ingvar Johansson se le acerco con un papel en la mano.

– ?No es uno de tus chicos? -dijo y le alargo a Annika el comunicado de prensa del comite de los Juegos. Ella lo cogio y leyo las dos lineas.

– Eso de que es uno de mis chicos es una exageracion -respondio-. Simplemente ha contestado al telefono cuando he llamado. ?Por que? ?Crees que debemos hacer algo con esto?

– No se, pense que podria serte util.

Annika doblo el papel.

– Seguro. ?Ocurre algo mas?

– En tu seccion, no -informo y se fue.

«?Cabron!», penso Annika. Cambio de idea y fue a la cafeteria. No tenia hambre. Se compro una ensalada de patata y un mosto de Navidad y volvio a su despacho, se comio toda la ensalada en cuatro minutos y luego regreso a la cafeteria y pidio otro mosto. Mientras lo bebia, llamo al comite de los Juegos y pidio que le pusieran con Evert Danielsson. El hombre parecia ausente. Dijo que veia el cambio de tareas como un ascenso.

– ?Que va a hacer, entonces?

– No esta decidido del todo -respondio Evert Danielsson.

– ?Por que esta tan seguro de que es un ascenso?

El hombre del auricular enmudecio.

– Pues… no lo veo como un despido -informo.

– ?Le han despedido?

Evert Danielsson reflexiono.

– Depende de como se mire.

– Vaya. ?Se ha despedido?

– No, no lo he hecho.

– ?Entonces quien tomo la decision de cambiarle de trabajo? ?La junta?

– Si, necesitaban a alguien que arreglara el caos ocasionado…

– ?No lo puede hacer siendo jefe del comite?

– E… supongo que si.

– Por otra parte, ?sabia que Christina Furhage tiene un hijo?

– ?Un hijo? -pregunto desconcertado-. No, tiene una hija, Lena.

– No, tambien tiene un hijo. ?Sabe donde esta?

– Ni idea. ?Un hijo, dice? Nunca lo habia oido.

Annika penso un momento.

– Okey -dijo ella luego-. ?Sabe quien era el jefe que tuvo una relacion con una mujer que fue expulsada del comite de los Juegos Olimpicos hace siete anos?

A Evert Danielsson se le iba cayendo la mandibula a medida que avanzaba la conversacion.

– ?De donde ha sacado eso? -pregunto cuando se recompuso.

– De una noticia en el periodico. ?Sabe quien era?

– Si. Lo se. ?Por que?

– ?Que paso?

El penso un momento, despues dijo:

– ?Que quiere saber?

– No lo se -contesto Annika y a Evert Danielsson le parecio totalmente sincera-. Quiero saber si tiene algo que ver.

Annika se quedo sorprendida cuando Evert Danielsson le pidio que fuera a las oficinas del comite de los Juegos para poder hablar.

Berit y Patrik todavia no habian llegado a la redaccion cuando Annika se fue a Hammarbyhamnen.

– Me puedes localizar a traves del movil -informo a Ingvar Johansson, quien asintio con brevedad.

Tomo un taxi y lo pago con la tarjeta de credito. El tiempo era endiabladamente malo. La lluvia habia disuelto toda la nieve y habia dejado el suelo en un estado entre barrizal y pantano. Sodra Hammarbyhamnen era verdaderamente una zona triste de la ciudad, con la villa olimpica medio vacia y a medio construir, las aburridas oficinas de los Juegos y el estadio destrozado. Aqui el barro flotaba libremente, pues las plantas de verano no habian arraigado. Esquivo los peores charcos, pero no pudo evitar mancharse los pantalones de barro.

La recepcion del comite era espaciosa, pero los despachos eran increiblemente pequenos, simples y sencillos, penso Annika. Los comparo con el unico edificio administrativo que realmente conocia bien, la sede del sindicato, donde trabajaba Thomas. Sus locales eran mas bonitos y mas funcionales. En comparacion las oficinas del comite de los Juegos eran casi espartanas; paredes blancas, suelos de plastico, tubos fluorescentes en el techo, librerias de conglomerado blanco, escritorios que podrian ser de IKEA.

El despacho de Evert Danielsson estaba en medio de un pasillo. La habitacion no era mucho mas grande que las de los administrativos, lo que a Annika le parecio extrano. Un sofa muy usado, escritorio y estanterias, eso era todo. Ella pensaba que los jefes del comite tenian muebles de caoba y bellas vistas.

– ?Que le hace pensar que Christina tenia un hijo? -pregunto Evert Danielsson y le indico el sofa.

– Gracias -dijo Annika y se sento-. Tengo una foto de el.

Se quito el abrigo pero no se decidio a sacar el bloc y el boligrafo. En cambio, estudio al hombre que tenia enfrente. Se habia sentado en su escritorio y se agarraba a el con una mano; era un poco raro. Tenia cerca de cincuenta anos, espeso pelo gris y buena apariencia. Pero mostraba unos ojos cansados, asi como una mueca de tristeza en la boca.

– Debo decirle que dudo de sus datos -dijo el.

Annika saco de su bolso una copia en papel de la foto familiar de Furhage. El original lo habia devuelto al archivo, ya que no podia salir del edificio, pero ahora era facil escanear una foto y sacar una copia en unos minutos. Le alargo la foto a Evert Danielsson y este la estudio con creciente sorpresa.

– ?De lo que uno se entera! -dijo-. No tenia ni idea de esto.

– ?De quien? ?Del marido o del hijo?

– En realidad, de ninguno de los dos. Christina no solia hablar de su vida privada.

Annika espero en silencio a que el hombre continuara. No comprendia muy bien por que le habia pedido que viniera. El se mostro algo inquieto al decir:

– Pregunto sobre la secretaria despedida.

– Si, vi una noticia en el archivo. Pero no constaba que fuera secretaria o que fuera despedida, solo que trabajaba aqui y tuvo que dejarlo.

Вы читаете Dinamita
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату