– ?Por que iba nadie a hacer eso?

– Muy sencillo, porque tomar el elixir brinda el don de la profecia. Se empiezan a ver cosas que ocurrieron en el pasado o que podrian ocurrir algun dia, en un futuro lejano.

– ?De eso se trataba? -pregunto incredula Sarah-. Quieren utilizar el elixir para ver el futuro…

La condesa no dio a entender si la suposicion de Sarah era acertada.

– El don tiene un precio -prosiguio impasible-. Porque quien toma el elixir de la vida renace en cierto modo y, como consecuencia, no recuerda nada de lo ocurrido antes de su curacion. ?Te suena?

– La epoca oscura -dijo inconscientemente Sarah, espantada, pues en ese momento comenzo a intuir por que no podia recordar nada de su temprana infancia…

– Vaya. -La condesa fruncio los labios fingiendo aprobacion-. Empiezas a utilizar la cabeza. Tu tambien caiste en aquella paralisis, Sarah Kincaid, y te curaste al tomar el elixir, con el resultado de que no podias recordar nada de lo que habia ocurrido hasta entonces.

– ?Que… significa eso? -pregunto confundida Sarah.

Por muy consternada que se sintiera viendo que su enemiga conocia su secreto mas intimo, estaba mucho mas espantada por lo que eso podia significar en relacion a Kamal…

– ?Tu que crees? Yo te lo dire: significa que el principe de tus suenos no recuerda nada desde que desperto. No sabe cual es su origen ni se acuerda de lo que sucedio en La Sombra de Thot… Y tu, hermana, solo eres una desconocida para el.

– ?No! -grito Sarah horrorizada.

– No sabe nada de ti ni de lo que ocurrio entre vosotros. Y nos hemos ocupado de que no quedara nada que pudiera refrescarle la memoria.

– ?Por eso destruyeron Kincaid Manor?

– Exacto.

– Por lo visto -murmuro Sarah, estremecida- han pensado en todo. Pero su plan no saldra bien -anadio con terquedad.

– ?No? ?Y por que no?

– Puede que la epoca oscura impida que Kamal se acuerde de mi -dijo convencida Sarah-, pero recordara lo que sentia.

– Claro -admitio la condesa-. Pero el pobre Kamal, como lo diria, curiosamente se ha dejado llevar por la idea de que yo soy la mujer por la que alberga toda esa pasion.

– ?Que? -gimio Sarah.

– Muy sencillo, hermana -la informo, mirandola con desden-. Kamal ya no es tu amante, sino el mio. Y gracias al elixir que tu has conseguido, cree que siempre ha sido asi.

– ?No! -exclamo Sarah, horrorizada, sacudiendo la cabeza y tirando con furia de sus ataduras-. ?No es verdad! No puede ser…

– ?Ya lo has olvidado? Cuando tu despertaste de la fiebre oscura, tampoco recordabas nada. Atemorizada e insegura, estuviste dispuesta a reconocer a tu padre en el primer desconocido que te abrio su corazon, y el viejo Gardiner Kincaid era tanto tu padre como Kamal mi amor. Pero ?a quien le interesa la verdad cuando hay sentimientos en juego? La gente cree lo que quiere creer, asi ha sido siempre, ?no?

La condesa echo atras la cabeza y solto una carcajada tan sonora que retumbo en el techo de baja altura. Sarah, en cambio, noto que la sangre le bajaba a los talones y de repente le costo horrores mantenerse en pie. Lucho con todas sus fuerzas contra el desvanecimiento que amenazaba con apoderarse de ella.

A una orden de Ludmilla de Czerny, los guardianes se acercaron, agarraron a los dos prisioneros y se los llevaron hacia un destino incierto.

Capitulo 12

Diario de viaje de Sarah Kincaid

Tercer dia de encierro.

La espera se me hace insoportable. Me han dejado el diario, aunque seguramente no por magnanimidad. Mis enemigos aspiran a humillarme una vez mas. Dejandome el diario, me obligan a enfrentarme a la situacion, y puedo afirmar con toda la razon que jamas en la vida me he sentido tan miserable y vacia como estos dias.

Me lo han quitado todo.

A mi padre, y en dos sentidos: no solo arrebatandole la vida a Gardiner Kincaid, sino tambien sembrando en mi corazon las odiosas dudas que no quieren verlo como padre amoroso, sino como un mentiroso descarado.

Mis posesiones, destruyendo Kincaid Manor y todo lo que se encontraba entre sus muros.

Mi trabajo, porque sin el tesoro del saber reunido en la biblioteca de los Kincaid no me siento en condiciones de seguir con mis investigaciones arqueologicas.

Y, finalmente, tambien a mi amado…

Lo que siento en lo mas hondo de mi ser no se puede definir con sentimientos como el dolor y la pena. Es un vacio tan profundo y terrible que me horroriza. Todo parece carecer de sentido, me han arrebatado cualquier motivo para vivir. Mi derrota es absoluta, en tanto que mis enemigos celebran su triunfo, y no dejo de preguntarme como han podido llegar tan lejos las cosas.

Al principio crei controlarlo todo; me menti a mi misma al pensar que podia utilizar al otro bando con la misma habilidad y falta de escrupulos con que ellos me habian utilizado a mi antes… Y todo para acabar teniendo que admitir decepcionada que me estaba enganando. He jugado con fuego y he obrado contra mis convicciones; he hecho caso omiso de advertencias que me hacian por mi bien, y ahora pago por ello…

Meteora, madrugada del 11 de noviembre de 1884

Su calabozo era oscuro, frio y habia corriente de aire.

En la epoca de esplendor del monasterio, el pequeno edificio coronado por una cupula y adosado al refectorio por la cara oeste habia sido una capilla dedicada al patron del convento, donde se celebraban sencillas misas. Esa epoca quedaba muy atras.

Los objetos de valor habian desaparecido de la capilla y los frescos del abside y de la cupula estaban destruidos, igual que los ventanales, cegados con tablas de madera clavadas de cualquier manera. Las ranuras, algunas de un dedo de ancho, que quedaban entre las tablas dejaban entrar un poco la luz del sol, de modo que la camara estaba parcamente iluminada de dia; pero las rendijas tenian la pega de que el viento silbaba por ellas y, de noche, transformaba el calabozo de Sarah en una gelida mazmorra. La joven estaba acurrucada en el suelo, cogiendose las piernas con los brazos y helada de frio. Los mareos no habian cesado en los tres dias anteriores; al contrario, habian ido en aumento. Sarah se sentia debil y extenuada, y le resultaba impensable dormir con aquel frio y los aullidos del viento, mientras no muy lejos de alli su enemiga seducia a su amado. Su unico consuelo era que Kamal estaba vivo y se encontraba bien. Preferia saberlo en brazos de otra mujer que verlo postrado en cama, enfermo y agonizante. En ese sentido, y ahi radicaba la ironia de los recientes acontecimientos, la busqueda de la fuente de la vida habia sido coronada por el exito. ?A que precio!

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