– Eso no demuestra nada. Podrias haber conseguido la informacion por otros derroteros.

– Tal vez, pero, si yo tenia esa posibilidad, ?no podrian haberla utilizado tambien otros?

Kamal no contesto de inmediato y, por primera vez, Sarah tuvo la sensacion de que la miraba.

– Lo que te conte aquella noche te lo confie con la condicion de que guardaras el secreto, Sarah. Ante la ley del desierto.

– Y yo me he atenido a esa ley -aseguro Sarah con enfasis-. Nunca ante nadie he pronunciado una sola palabra de lo que me confiaste, ?tienes que creerme, Kamal!

– Entonces, ?como se ha enterado la policia?

– No lo se. Milton Fox dice que llego un escrito anonimo a Scotland Yard en el que se incluia toda la informacion.

– ?Y quien lo habia escrito?

– No se sabe… y seguramente no lo descubriran nunca. Porque, desgraciadamente -Sarah bajo la mirada con un sentimiento de culpabilidad, porque comprendia que aquello le sonaria extrano a Kamal-, la carta se perdio poco despues.

– ?Se perdio? ?La unica prueba con la que tal vez habrias podido convencerme de tu inocencia ya no existe?

Sarah se limito a asentir con la cabeza, ?que podria haberle contestado? Lo pasado, pasado estaba, y no estaba en sus manos cambiarlo.

Kamal solto una carcajada amarga. Luego se levanto lentamente y se acerco a la puerta. Cojeaba, el frio humedo parecia habersele metido en los huesos.

– ?De verdad esperas que te crea? -pregunto meneando la cabeza en un gesto de resignacion-. Yo creia que tu no eras como todos esos idiotas estrechos de miras. Que tu padre te habria ensenado a valorar a las personas por su corazon y no por su origen o por el color de su piel.

– Sabes muy bien -aseguro Sarah- que esas son mis convicciones.

– ?Lo son?

– Nadie en el mundo me conoce tan bien como tu, Kamal. Te he revelado mis miedos y mis deseos, te he dejado mirar en lo mas hondo de mi corazon. ?Que has visto?

– ?Que he visto? -Kamal meneo la cabeza-. Para serte sincero, no lo se. Todo es tan confuso, ya no se que debo sentir…

– Entonces no recurras a los sentimientos, sino a la razon -replico la joven-. Si hubiera tenido la intencion de delatarte a la policia, ?por que habria esperado tanto tiempo?

– ?Quien sabe? Tal vez para gozar de unos meses de diversion.

– Si hubiera sido asi -resoplo Sarah, anonadada ante el hecho de que la considerara capaz de algo semejante-, ?por que estaria ahora aqui? ?Por que me molestaria en venir a este lugar horrible para saber como estas? ?Por que haria todo lo posible por encontrar al autor de la carta anonima que ha destruido subitamente nuestra felicidad? ?Por que haria todo lo humanamente posible para impedir que permanezcas entre estos tetricos muros y acabes tus dias en medio de una oscuridad eterna?

En contra de su proposito de mantener la compostura, Sarah habia estallado en lagrimas, lo cual no solo la consterno a ella, sino tambien a Kamal, a quien la consternacion le borro la indiferencia del semblante.

– Tu eres lo unico que tengo, Kamal -anadio Sarah en un susurro-. Perdi a mi padre y tambien a Maurice, y la sola idea de perderte a ti me hace enloquecer. Permanecere a tu lado, lo quieras o no, porque eres lo unico que me queda…

Mientras pronunciaba esas palabras, le fallo la voz. Sacudida por un llanto convulsivo, bajo la cabeza y por un instante abrigo la esperanza de que aquello solo fuera una terrible pesadilla, una de las muchas que la atormentaban y de la que despertaria sobresaltada en cualquier momento. Pero el frio, los gritos y el espantoso hedor le recordaron que aquello era la realidad. La implacable realidad de la que no se podia despertar…

– Sarah…

La joven se sobresalto y levanto la vista. Habia sido Kamal quien habia pronunciado su nombre, y por primera vez creyo reconocer en su semblante un soplo de calidez humana en vez de ira y desconcierto.

Aunque la mano con la que Kamal se aferraba al borde inferior del ventanuco estaba sucia y grisacea, Sarah la cogio, la apreto contra sus mejillas y la humedecio con sus lagrimas.

– Por favor, amor mio -susurro-, tienes que creerme. Yo no te he delatado ni lo haria nunca, antes moriria. Mi corazon te pertenece para siempre.

– Igual que a ti el mio -contesto Kamal.

Sus miradas se encontraron a traves del pequeno hueco abierto en el frio metal y mientras Sarah volvia a tener la sensacion de hundirse en la profundidad abismal de los ojos de su amado, el la sometio a un ultimo examen. Y por mucho que se esforzo en mirar en el interior de Sarah a traves de sus ojos enrojecidos por las lagrimas, no pudo distinguir malicia alguna.

– Mi pueblo tiene una maxima -dijo en voz baja-. Solo los necios siguen la senda de la ceguera. Los sabios abren los ojos.

– ?Y que ves? -pregunto Sarah en un susurro.

– La verdad -contesto sin mas-. Perdoname por haber dudado de ti.

– Para perdonarte, tendria que haberte guardado rencor -contesto ella-, y no lo he hecho. Quiza yo habria pensado lo mismo de haber estado en tu lugar.

– No -dijo convencido-, no lo habrias hecho.

Sus labios se rozaron a traves de la pequena abertura, en un beso fugaz que los internos de las celdas vecinas, que curioseaban boquiabiertos junto a sus puertas, contestaron con risotadas vulgares.

– No deberias haber venido -le susurro Kamal a Sarah-. No es lugar para ti.

– Tampoco lo es para ti -replico ella-. Tu sitio no esta entre ladrones, asesinos y violadores.

– La justicia tiene otra opinion.

– Lo se -asintio Sarah-. Por eso nuestra unica esperanza es ablandar a los jueces. Sir Jeffrey se encarga del caso, ?te acuerdas de el?

– Por supuesto. -Kamal no parecia muy contento-. Un viejo leon desdentado y sin unas en las garras.

– Puede que asi fuera durante nuestra aventura en Egipto -admitio Sarah-, pero desde que se encarga del caso, al leon le han salido dientes afilados. Sir Jeffrey goza de toda mi confianza, Kamal. Si alguien puede ayudarte, es el.

– Inshallah -replico Kamal en voz baja-. Si tiene tu confianza, tambien cuenta con la mia. Pero me temo que lo tenemos todo en contra.

– Como siempre, ?no? -Un amago de sonrisa se deslizo por su semblante, marcado por las lagrimas-. Por eso tenemos que trabajar juntos. Necesito tu colaboracion, Kamal.

– ?Mi colaboracion? -Con la mirada senalo las rejas que los separaban-. ?A que te refieres?

– Tienes que pensar en ello, Kamal. Intenta recordar.

– ?Pensar en que?

– La carta que puso a Scotland Yard sobre tu pista… Alguien tuvo que

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