obviedad.
– ?El codicubus?
– Exacto.
– Pero… me lo dio alguien de
– Ya lo se -fue la respuesta, en la que no se percibia ninguna emocion-. He venido para deshacer lo que ha hecho el traidor.
– ?El traidor? -pregunto Sarah, desconcertada.
Asi pues, ?habia dicho la verdad el ciclope de Praga? ?O aquello no era mas que otro intento de confundirla y manipularla…?
– ?Donde esta? -insistio el gigante, que avanzo blandiendo el punal en forma de hoz. Sarah retrocedio hasta chocar con la mesilla situada debajo de la ventana-. Dimelo ahora mismo.
– No lo se -afirmo Sarah de inmediato. Evidentemente mentia, pero queria ganar tiempo.
– No lo hagas -dijo el coloso, y una sonrisa brutal desfiguro su rostro, del que, con la iluminacion del compartimiento, solo podia verse la parte inferior-. No juegues sucio conmigo.
– No… no es mi intencion -aseguro Sarah balbuceando, mientras palpaba la mesa a su espalda con manos temblorosas, buscando el…
– Puede que otros se traguen tus mentiras, falsa profeta, pero yo no. Dime donde escondes el tesoro o te juro por el unico ojo que me caracteriza que te destripare como a un animal.
… tintero que habia dejado alli. Por fin lo encontro, abrio el tapon con dedos temblorosos y, en vez de responder al gigante, arrojo el recipiente directamente hacia la oscuridad de la capucha.
El ciclope levanto la mano con que empunaba el arma, pero el tintero era demasiado pequeno y se lo habian lanzado a tan corta distancia que no pudo protegerse. Le dio en plena cara, donde se esparcio todo el contenido.
El titan lanzo un grito de ira cuando la tinta le salpico en el ojo y lo cego por un instante, que Sarah aprovecho. Sin perder ni un segundo, salto a un lado, encima de la cama que ya estaba preparada, y con dos, tres pasos largos, paso junto al gigante que blandia el punal a ciegas. La hoja no la toco por los pelos y, al cabo de un momento, Sarah habia dejado atras a su verdugo y volvia a estar en el pasillo.
– Espera…
El ciclope habia recuperado la vision mas deprisa de lo que a la joven le habria gustado. El gigante se dio la vuelta y emprendio la persecucion, asestando punaladas a diestro y siniestro. Rajo las persianas y tambien los gobelinos del otro lado del pasillo.
A Sarah solo le quedaba la alternativa de huir. Corrio a toda prisa por el pasillo, siguiendo el sentido de la marcha. No tenia tiempo de llamar a alguna puerta para alarmar a sus companeros de viaje. Quiso gritar pidiendo ayuda, pero de su garganta solo salio un sonido ronco, como si lo que la angustiaba no fuera real, sino una terrible pesadilla.
Oia los pasos amortiguados de su perseguidor, que le pisaba los talones resoplando furioso y con la cabeza gacha como un animal salvaje, mientras su unico ojo despedia odio puro… ?Y se acercaba muy deprisa!
Despues de pasar por delante del servicio de las damas, Sarah llego al final del vagon, donde habia una puerta metalica provista de una ventanilla de cristal. Presa del panico, le dio unas cuantas sacudidas sin que sus esfuerzos se vieran coronados por el exito. Finalmente, el cierre se desbloqueo y le dejo via libre… justo en el ultimo momento.
Oyo un desagradable zumbido en su nuca y se agacho instintivamente. Pudo notar el aliento frio del punal, que fallo por muy poco, choco contra el cristal y lo hizo anicos.
A Sarah le llovieron encima fragmentos afilados como cuchillas de afeitar mientras se deslizaba a toda prisa y agazapada hacia el exterior y llegaba a la plataforma del vagon. El viento la azoto y noto un frio gelido; el aire estaba cargado de hollin y de humo. Simultaneamente, el traqueteo de las ruedas, que dentro solo se oia amortiguado, se intensifico hasta convertirse en un estruendo infernal.
La plataforma, que limitaba con el coche cama contiguo, estaba cercada por una barandilla de hierro que le llegaba a la altura de las caderas. Sarah se incorporo para saltar por encima y huir al siguiente vagon… Entonces alguien abrio desde dentro la puerta.
A traves del cristal, Sarah distinguio una figura enorme, que vestia una capa oscura con capucha y que al cabo de un instante se planto en la plataforma. Sarah pudo ver el rostro del gigante, ya que llevaba la capucha echada hacia atras. Un grito desgarrador salio de su garganta: aquel semblante con un solo ojo estaba desfigurado por las quemaduras.
?El ciclope de Praga!
Habia sobrevivido y habia regresado…
Una segunda hoz, que brillo a la luz palida de la luna, hizo su aparicion. Sarah, que se creyo sin posibilidad de huida, no tuvo tiempo ni de cerrar los ojos. El acero cayo hacia ella, igual que la hoja de una guillotina, pero no la alcanzo. En lugar de eso, se oyo un ruido metalico y saltaron chispas deslumbradoras en la noche. La joven comprendio entonces que el ciclope desfigurado acababa de salvarle la vida.
Porque mientras ella aun estaba espantada por la aparicion del segundo ciclope, su perseguidor se habia acercado a ella y habia intentado matarla de una punalada… Y lo habria conseguido sin duda de no ser porque el otro ciclope habia parado el golpe mortal con su propia arma.
– ?Arriba, deprisa! -le cuchicheo a Sarah, senalandole los escalones que subian por la parte exterior de uno de los dos puntales de acero que soportaban la cubierta de la plataforma.
El titubeo de Sarah solo duro un instante. Luego obedecio y, agachandose para esquivar un nuevo golpe de su perseguidor, alcanzo el puntal y trepo por el, mientras debajo de ella se desencadenaba un duelo a vida o muerte.
Encarados sobre la plataforma que unia los dos vagones, por debajo de los cuales las traviesas de las vias se veian pasar a una velocidad terrible, los dos titanes se enzarzaron en una pelea con sus armas letales. Cuando los punales chocaban entre si o contra los puntales, volaban chispas en la noche. Saltando de un coche cama al otro, el salvador de Sarah sorprendio finalmente a su rival y lo obligo a retirarse hacia el interior del vagon.
Sarah ya habia alcanzado el techo curvo. Si entre los dos vagones el viento ya se notaba, en aquel momento la azoto con toda su fuerza. Ademas, el humo de la chimenea de la locomotora la alcanzo de lleno y la hizo toser. Sarah miro despavorida a su alrededor, y vio, a ambos lados de las vias, arboles cuyas ramas sin hojas se extendian hacia la palida luna.
La asalto el temor a perder pie y precipitarse, ya que, exceptuando algunos respiraderos y pequenas chimeneas, no habia nada donde pudiera aferrarse en la chapa lisa de metal, que descendia en picado por los laterales. No obstante, reprimio el panico y se obligo a subir del todo a la cubierta mientras debajo de ella proseguia la lucha a vida o muerte.
Avanzo a gatas temblando y con el rostro cubierto de lagrimas, que el viento y el intenso humo le arrancaban de los ojos. A ambos lados, nada mas que oscuridad y un vacio absoluto, que veia pasar a una velocidad alarmante. Poco antes, la marcha del tren le habia parecido insoportablemente lenta y habria dado cualquier cosa por acelerar el ritmo; ahora aquella rapidez le parecia casi funesta…
El frio gelido tambien le causaba problemas. Estiro cautelosamente los dedos entumecidos hacia el cano del respiradero mas cercano, que sobresalia del techo delante de ella. Justo en aquel instante, una irregularidad en los railes provoco que el tren sufriera una sacudida. La mano de Sarah se agito en el vacio, la joven perdio el equilibrio y cayo hacia uno de los laterales. Intento sujetarse en vano. El abismo de donde procedia el traqueteo ensordecedor se la habria tragado de no ser porque justo en aquel