a la carretera.
– ?Crees que la muerte de Jasmine podria haber sido lo bastante infalible para tentarlo? ?Podria haberse sentido seguro?
Gemma se encogio de hombros, con los ojos en la carretera.
– No habia contado contigo. Has sido el ingrediente imprevisto que le ha aguado la fiesta. Sin ti, la muerte de Jasmine no hubiera llamado la atencion.
El espero que Gemma barriera para casa, que aprovechara la minima ocasion para echarle el muerto a Roger, pero se quedo callada. Mientras volvian a entrar en Richmond, el le pregunto:
– Gemma, ?que te pasa? Esperaba que te pusieras las botas durante la entrevista, y ahora no me cuentas nada. Bien pensado, llevas todo el dia como apagada…
Ella lo miro de reojo, luego volvio la atencion al trafico.
– ?Maldita sea!
El segundo de distraccion la habia dejado sin espacio para meterse en el carril de la derecha, y el izquierdo los llevaba a la carretera central y a una calle estrecha de una sola direccion.
– ?Y ahora que?
Kincaid sonrio.
– Pues no tenemos mucha eleccion. Sigue y a ver donde nos lleva.
La calle tenia varias curvas y se estrechaba convirtiendose en un callejon adoquinado que serpenteaba entre filas de almacenes. De repente, salieron al sol. Ante ellos, se hallaba el Tamesis, tras una extension enladrillada y una barandilla de postes y cadena.
– Para ahi. -Kincaid senalo un lugar junto a la barandilla-. Vamos a salir un rato.
A la derecha, el trafico fluia ruidoso por el puente que habian cruzado antes de desviarse.
Sintieron la calidez del sol en los rostros, la brisa que les desordenaba el cabello. En la otra orilla, los sauces, que estaban brotando, arrastraban sus ramas perezosas por el agua. Una barca amarrada se balanceaba sobre su vivo reflejo en la corriente, y un pelicano descansaba sonando sobre una pata. Hasta el ruido del trafico parecia enmudecido por el murmullo pacifico del rio.
– Ha sido un giro fortuito. Vamos. -Kincaid se volvio y echo a andar junto a la barandilla-. ?Lastima que el destino no nos prepare para estos pequenos regalos! Podiamos haber traido una cesta de picnic. -Hizo una pausa al ver que Gemma se detenia y volvia la cara hacia el sol, con los ojos entornados-. ?Entonces?, ?que te pasa?
Ella suspiro y respondio sin mirarlo.
– Es el privilegio. Ese lugar apestaba a privilegio. Generaciones de privilegiados, progresistas o no. Supongo que no lo entenderas. -Se volvio hacia el con los brazos cruzados sobre el pecho, y a la luz del dia, los iris de color de avellana de sus ojos despedian destellos dorados-. El dinero en si no me desconcierta. Los Leveson-Gower, por ejemplo, nadan en el oro, pero son basura. No tienen gusto y no me siento menos que ellos, pero lo que me provoca escalofrios es esa seguridad innata, ese conocimiento instintivo sobre que decir y que hacer en cada momento, tan natural como respirar.
– Yo no soy un producto de la escuela privada, ya lo sabes, Gemma. Mis padres se consideraban demasiado liberales para mandarnos a semejante bastion de conservadurismo, aunque se lo podian permitir. Pensaban que la escuela local era buena, y yo me atrevo a darles la razon. -Se metio las manos en los bolsillos y siguio el paseo. Gemma volvio a caminar junto a el, callada-. Hay algo mas, ?verdad? Normalmente tu asumes el privilegio de los hombres sin pestanear. Yo te he visto defenderte en Scotland Yard y pisas a otros si hace falta.
– Eso es diferente -salto ella-. Conozco las reglas. -Luego sonrio con cierta timidez. -Hoy estoy un poco a la defensiva. Perdona. No deberia tomarla contigo porque te ajustes a la regla.
– ?Es por Rob? -pregunto Kincaid abiertamente. Se habia hecho a la idea, por comentarios sueltos de ella, que su ex marido mostraba poco interes por Toby o por mantener una relacion cordial, y no habia querido mostrarse indiscreto.
El camino pavimentado se estrechaba en una sola fila a lo largo de la orilla. Gemma se detuvo y tendio la mirada por encima del rio, con las manos en el ultimo poste metalico.
– Creo que se ha escondido de mi. Ni cheques, ni numero de telefono, ni direccion. Una deduccion brillante.
– ?Has intentado localizarlo?
– Hasta cierto punto, pero sin despertar la curiosidad del departamento. Me han devuelto algunos favores. - Hizo una pausa, con los punos crispados, aferrada al poste-. ?El muy bastardo! Intento no enfadarme, pero a veces no me puedo contener. ?Como ha sido capaz de hacernos esto?
Kincaid aguardo a que soltara el aire en un profundo suspiro y a que se relajaran sus manos sobre el poste.
– Pero lo ha hecho -dijo-. Lo ha hecho. Yo me case con Rob James en contra del buen sentido y ahora estoy sufriendo las consecuencias. Quejarse no ayuda a nada, y ademas no podemos pasar la vida adivinando las consecuencias de cada decision. Hacemos lo que podemos en cada momento.
– Ademas esta Toby -dijo Kincaid con suavidad.
– Si. No puedo imaginarme mi vida sin Toby, pero eso me lleva exactamente al punto de partida: ?como voy a salir adelante?
– Seguro que…
– La guarderia de Toby me cuesta un ojo de la cara. En circunstancias normales ya es mucho, pero cuando trabajo mas horas en un caso… es que no llego a fin de mes.
– ?No puedes recortar por otro lado? -Intento ser lo mas desenfadado posible porque sabia que si demostraba su compasion, Gemma se sentiria incomoda por haber confiado en el.
– Rob insistio en comprar la casa cuando los intereses estaban altos, como inversion para el futuro. -Sonrio amargamente-. Y es mas bien una rueda de molino colgada a mi cuello. Rob tenia un monton de ideas y proyectos que nunca salian adelante, por supuesto. -Se detuvo y se froto la cara con las dos manos-. ?Dios mio, pero que digo! Y eso que no queria descargarme sobre ti. Perdona. -Sonrio, esta vez tristemente-. He visto a mucha gente contarte sus vidas sin que se lo pidieras. Deberia ser mas precavida.
– ?Que vas a hacer, Gemma?
– No lo se. Mi madre se ha ofrecido a ayudarme con Toby…
– Estupendo. Eso te…
Pero ella sacudio la cabeza.
– No quiero deberles nada. Me las he apanado sola desde que acabe la escuela y no quiero…
– ?Y quien va a sufrir tu terquedad? ?Toby? ?No crees que si rechazas ayuda en un mal momento es, en cierto modo, por falso orgullo?
– No es solo eso. Es que… ellos no aprueban lo que hago. -Una nube tapo el sol y Gemma se envolvio con los brazos. El viento se habia levantado, creando diminutas ondas por la superficie del agua-. Temo que se lo trasmitan a Toby, no expresamente, pero que lo capte a partir de comentarios pequenos e insidiosos: «Las buenas mamas no trabajan por las noches ni los fines de semana». «Las buenas mamas no se separan». «Las buenas mamas no hacen trabajos de hombre».
Kincaid le puso la mano en el codo y la hizo girar hacia el coche.
– Volvamos.
A traves de la suave piel del brazo de Gemma, noto unos huesos firmes y delicados, y un leve temblor cuando el viento les azoto el rostro. La solto.
– Tienes que creer en ti, Gemma. Es tu hijo, y tu influencia es mas fuerte. -Esbozo una sonrisa algo perversa ante el gesto de duda de ella-. Y creer un poco en ellos tambien… Al fin y al cabo, te han criado a ti y no has salido tan mal.
17
Kincaid se desperto antes del alba la manana del viernes. No habia corrido las cortinas por la noche, y se quedo echado en la cama mirando la luz gris difuminarse en el cielo por el este. Repaso mentalmente aquella