– Julia. No seas irreverente -dijo Caroline con acritud. Se volvio a Kincaid y agrego-: ?A que debemos el placer de su compania, comisario?
– Justo le estaba explicando a Sir Gerald…
La puerta se abrio otra vez para dar paso a Plummy con una bandeja del te. Julia fue inmediatamente en su ayuda y juntas colocaron todo en la mesita baja de delante del fuego. -Senor Kincaid, sargento James. -Plummy sonrio a Gemma, genuinamente complacida de verla-. He preparado de mas, por si acaso no hubiera almorzado. -Se puso a servir el te, esta vez en tazas y platillos de porcelana en lugar de los comodos tazones que habian utilizado en la cocina.
Kincaid rehuso el pan recien tostado, pero acepto a reganadientes el te. Miro directamente a Sir Gerald.
– Lo siento, pero me temo que hemos de proseguir.
– ?Proseguir con que, senor Kincaid? -dijo Caroline. Fue a coger la taza que le ofrecia Plummy y luego regreso al brazo del sofa, de manera que a pesar de su pequena talla, parecia revolotear protectora por encima de su esposo.
Kincaid se mojo los labios con un sorbo de te.
– La noche en que murio Connor, Dame Caroline, Tommy Godwin visito a su esposo en el camerino del Coliseum. Le dijo a Sir Gerald que acababa de tener un encuentro muy desagradable con Connor. A pesar de estar un poco bebido y no ser demasiado coherente, acabo resultando claro que habia descubierto la verdad sobre la ascendencia de Matthew y estaba amenazando con hacerla publica con tanto escandalo como fuera posible. -Kincaid hizo una pausa para mirar sus caras-. Connor habia descubierto, de hecho, que Matthew era en realidad hijo de Tommy, no de Gerald.
Sir Gerald se habia hundido de nuevo entre los cojines del sofa, con los ojos cerrados, y sosteniendo con la mano floja la taza que tenia sobre su rodilla.
– ?Tommy y mama? -dijo Julia-. Pero eso significa que Matty… -Se hundio. Sus ojos estaban muy abiertos y oscuros por el
Vivian Plumley tambien estaba mirando a los demas, y Kincaid vio en ella a la perpetua observadora, siempre en los limites de lo que es la familia, pero conocedora de sus mas oscuros secretos. Asintio una vez y apreto los labios, pero Kincaid no supo decir si su expresion indicaba afliccion o satisfaccion.
– Que estupidez, comisario -dijo Caroline. Puso la mano suavemente sobre el hombro de Gerald-. No lo tolerare. Ha rebasado los limites de la buena educacion, asi como…
– Siento angustiarla, Dame Caroline, pero me temo que es necesario. Sir Gerald, ?puede decirme exactamente que hizo despues de que Tommy se fuera?
Gerald toco la mano de su mujer.
– No importa, Caro. No tiene nada de malo. -Se incorporo, sentandose un poco hacia delante y apurando la taza de te antes de empezar-. En realidad no hay mucho que explicar. Tome una bebida fuerte con Tommy, y me temo que segui bebiendo cuando se fue. Cuando deje el teatro habia sobrepasado el limite. No deberia haber conducido, por supuesto. Fue muy irresponsable por mi parte. Pero consegui llegar a casa sin percance alguno. -Sonrio, mostrando las sanas y rosadas encias encima de sus dientes-. Bueno, casi. Creo que roce el coche de Caro cuando aparque el mio. Parece que mi memoria me engano por unos treinta centimetros o asi. Le di una pequena rascada a la pintura en el lado mas cercano. Debia de ser cerca de la una cuando llegue tambaleandome a la cama. Caro estaba dormida. Sabia que Julia estaba fuera, por supuesto, ya que no habia visto su coche en la entrada. Pero hace anos que ya no esta bajo toque de queda. -Miro a su hija con afecto.
– Pero me parecio oirte llegar hacia medianoche -dijo Plummy. Meneo la cabeza-. Acababa de abrir los ojos y eche una ojeada al reloj. Quizas no lo vi bien.
Caroline se levanto del brazo del sofa y se dirigio al fuego, colocandose de espaldas a el.
– De verdad, no veo la razon para todo esto, comisario. Solo porque Connor estaba obviamente trastornado no significa que debamos sometemos a una especie de interrogatorio fascista. Ya hemos hablado de esto una vez, deberia ser suficiente. Espero que se de cuenta de que el comisionado se va a enterar de su irracional comportamiento.
Estaba de pie, con las manos a la espalda y los pies ligeramente separados. Su jersey de cuello alto negro y los pantalones estrechos metidos en las botas de montar de suave cuero, la hacian parecer un personaje masculino de una opera. Con el cabello hasta la barbilla y esa ropa, podria haber pasado facilmente por un chico a punto de llegar a la edad adulta. El tono de su piel era un poco subido, como corresponde al heroe o heroina en circunstancias dificiles, pero su voz, como siempre, estaba perfectamente controlada.
– Dame Caroline -dijo Kincaid-, Connor puede que haya estado emocionalmente consternado, pero estaba diciendo la verdad. Tommy lo ha admitido y Sir Gerald tambien lo ha confirmado. Creo que es hora… -Kincaid capto un movimiento por el rabillo del ojo. La chaqueta de Caroline se escurrio del respaldo del sofa hasta caer sobre el asiento con un sonido de roce, y el suave cuero negro parecio fluir como agua corriente.
Kincaid tuvo una extrana sensacion. Era como si de repente se estuviera alejando de un tunel que distorsionaba tanto su oido como su vista. Parpadeo y se volvio hacia Caroline. Tan solo es necesario reordenar unas pocas piezas insignificantes del patron y todo se mueve, alterando y definiendo el conjunto de forma clara, precisa e irrefutable. Le lleno de asombro el hecho de que no lo hubiera visto claro desde el principio.
Todos lo estaban mirando con diversos grados de preocupacion. Sonrio a Gemma, que se habia quedado con la taza a medio camino. El mismo dejo con firmeza su taza vacia en la mesa.
– No fue el timbre lo que oyo, senora Plumley. Fue el telefono. Y no fue a Sir Gerald a quien oyo pocos minutos despues de medianoche. Fue a Caroline.
– Connor llamo a esta casa desde su piso un poco antes de las once. Pienso que es probable que quisiera hablar con Julia, pero fue Caroline la que respondio. -Kincaid se levanto y se dirigio hacia el piano, de manera que pudiera mirar directamente a Caroline-. No pudo resistir el acosarla, ?no es asi, Caroline? Despues de todo usted era la creadora de la mentira que el pensaba que le habia costado la felicidad.
»Usted penso que lo podria calmar, hacerlo entrar en razon. Asi que le dijo que se vieran. Pero no queria que el montara una escena en publico, y le sugirio un sitio en el que nadie podria oirlos. ?Que mas natural que su paseo favorito por Hambleden Lock?
»Se vistio rapidamente. Imagino que se puso algo parecido a lo que lleva hoy, y, encima, la chaqueta de cuero. La noche era fria y humeda y del aparcamiento al rio hay un trecho. Salio silenciosamente de la casa, asegurandose de no despertar a Plummy, y cuando llego al rio espero a Con al principio de la presa.
Kincaid cambio de postura y se metio las manos en los bolsillos de los pantalones. Todos lo miraban hipnotizados, como si el personalizara un mago que fuera a sacar un conejo de un sombrero. Los ojos de Julia parecian vidriosos, como si fuera incapaz de asimilar un segundo
– ?Que paso entonces, Caroline? -pregunto. Cerro los ojos y visualizo la escena a medida que hablaba-. Caminaron por la presa y se pelearon. Cuanto mas intentaba usted razonar con el, mas dificil se ponia. Alcanzaron la esclusa y la cruzaron hasta el otro lado, donde acaba el camino pavimentado. -Abrio los ojos de nuevo y miro la cara tranquila y serena de Caroline-. ?Estuvo con Connor en la pequena plataforma de cemento, un poco mas arriba de la compuerta? ?Sugirio usted que regresaran? Pero Con ya estaba fuera de control entonces, y la discusion paso a…
– Por favor, comisario -dijo Sir Gerald-, ha ido realmente demasiado lejos. Esto es absurdo. Caro no podria matar a nadie. No es fisicamente capaz. Mirela. Y Con media mas de un metro ochenta y era de constitucion…
– Tambien es una actriz, Sir Gerald, entrenada para usar su cuerpo en el