escenario. Puede haber sido algo tan sencillo como apartarse a un lado cuando el venia hacia ella. Probablemente no lleguemos a saberlo nunca, ni lleguemos a saber que mato realmente a Connor. Segun los resultados de la autopsia lo mas probable es que haya sido un laringoespasmo: su garganta se cerro por el
»Lo que si sabemos -dijo, volviendose a Caroline-, es que habia ayuda a menos de cincuenta metros. El esclusero estaba en casa y disponia del equipo y pericia necesarios. Incluso si el no hubiera estado disponible, habia otras casas adonde acudir en el lado opuesto del rio.
»Tanto si la caida de Connor al rio fue un accidente, o debido a un movimiento de defensa propia, o un acto de violencia deliberada, el hecho es que usted es culpable, Dame Caroline. Podria haberlo salvado. ?Espero un tiempo razonable a que saliera otra vez a la superficie? Cuando no lo hizo, usted dejo el lugar, condujo a casa y se metio en la cama, donde Gerald la encontro durmiendo placidamente. Solo que estaba mas nerviosa de lo que usted creia, y no logro aparcar el coche exactamente donde habia estado antes.
Caroline le sonrio.
– Un cuento muy gracioso, senor Kincaid. Estoy segura de que el inspector jefe y su comisionado asistente tambien lo encontraran entretenido. Lo unico de que dispone es de pruebas circunstanciales y una imaginacion exagerada.
– Puede que este en lo cierto, Dame Caroline. Sin embargo, haremos que los forenses examinen su coche y su ropa. Y esta el asunto de una testigo que vio a un hombre y, ella supuso, a un chico con una chaqueta de cuero en la pasarela de la presa. Quizas la identifique en la rueda de reconocimiento.
»Tanto si se puede instruir una causa contra usted que se acepte en un tribunal como si no, los que estamos aqui sabremos la verdad.
– ?La verdad? -dijo Caroline, por fin levantando la voz con ira-. Usted no seria capaz de reconocer la verdad aunque la tuviera ante sus narices, senor Kincaid. La verdad es que esta familia permanecera unida, como siempre lo ha hecho, y no nos puede tocar. Es usted un idiota si…
– ?Parad! ?Parad todos! -Julia se levanto del sofa y permanecio de pie, temblando, con los punos cerrados y la cara completamente livida-. Esto ya ha durado demasiado. ?Como puedes ser tan hipocrita, mama? No me extrana que Con estuviera furioso. Se creyo toda tu mierda y cargo con toda la mia tambien. -Hizo una pausa para coger aire. Luego, ya mas calmada, dijo-: Creci odiandome a mi misma porque nunca encaje en tu circulo ideal; pensando que deberia haber sido distinta, mejor, de alguna manera, y asi me hubieras amado mas. Y todo era mentira, la familia perfecta era una mentira. Deformaste mi vida y hubieras hecho lo mismo con la de Matty si se te hubiese dado la oportunidad.
– Julia, no debes decir estas cosas. -La voz de Sir Gerald poseia un tono mas angustiado que cuando defendio a su esposa-. No tienes derecho a profanar la memoria de Matthew.
– No me hables de la memoria de Matthew. Yo soy la unica que realmente lloro su muerte; la del nino que podia ser grosero y bobo, y que a veces tenia que dormir con la luz encendida porque le asustaban sus suenos. Vosotros solo perdisteis lo que queriais que fuera. -Julia miro a Plummy, que estaba sentada en silencio, en el borde del asiento, con la espalda recta como un baston-. Lo siento, Plummy, he sido injusta contigo. Tu lo amabas -nos amabas a los dos- y de manera honesta.
»Y Tommy. Enferma como estaba, recuerdo a Tommy, que venia a la casa. Y ahora puedo entender lo que entonces solo presentia. El se sentaba junto a mi, y me ofrecia el consuelo que podia. Pero tu, mama, tu eras la unica que habria podido ofrecerle consuelo a el. Y ni siquiera querias verlo. Estabas demasiado ocupada interpretando el gran drama de tu dolor. El merecia mas.
Como un relampago Caroline cruzo el espacio que la separaba de Julia. Levanto la mano abierta y le dio un bofeton en la cara.
– No te atrevas a hablarme asi. Tu no tienes ni idea. Te estas dejando en ridiculo con esta estupida escena. Nos estas dejando en ridiculo a todos y no voy a permitir que esto suceda en mi casa.
Julia se mantuvo firme. Aunque sus ojos se llenaron de lagrimas, ni hablo ni levanto la mano para tocarse la marca blanca en su mejilla.
Vivian Plumley fue hacia Julia y la rodeo con su brazo. Dijo:
– Quizas ya era hora de que alguien montara una escena, Caro. ?Quien sabe que habriamos evitado si algunas de estas cosas se hubiesen dicho hace tiempo?
Caroline retrocedio.
– Solo quise protegerte, Julia, siempre. Y a ti, Gerald -anadio, volviendose hacia el.
Cansada, Julia dijo:
– Te protegiste a ti misma desde el principio.
– Estabamos bien tal como estabamos -dijo Caroline-. ?Por que han de cambiar las cosas?
– Ya es demasiado tarde, mama -dijo Julia. Kincaid escucho un inesperado elemento de compasion-: ?No lo ves?
Caroline se volvio hacia su marido, con la mano extendida con un gesto de suplica.
– Gerald…
El aparto la mirada.
Durante el silencio que siguio, una rafaga de viento salpico lluvia contra la ventana, y a modo de respuesta el fuego lanzo una llamarada. Kincaid cruzo una mirada con Gemma. El asintio levemente y ella fue a situarse junto a el. Kincaid dijo:
– Lo siento, Dame Caroline. Me temo que tendra que venir con nosotros a High Wycombe y hacer una declaracion formal. Puede venir en su propio coche, si lo desea, Sir Gerald, y esperarla.
Julia miro a sus padres. ?Que opinion tendria de ellos, se pregunto Kincaid, ahora que se habian mostrado tan falibles, tan humanos y tan imperfectos?
Por primera vez, la mano de Julia se le fue a la mejilla. Se dirigio hacia Sir Gerald y le toco ligeramente el brazo.
– Te esperare aqui, papa -dijo, luego se dio la vuelta y dejo la habitacion sin tan siquiera echarle una mirada a su madre.
Cuando hubieron hecho la llamada a High Wycombe y hubieron organizado los preliminares, Kincaid se excuso y salio de la sala. Al llegar al ultimo rellano tuvo que parar para recobrar el aliento y noto un grato dolor en las pantorrillas. Llamo suavemente a la puerta del estudio de Julia y la abrio.
Estaba en el centro de la habitacion, mirando a su alrededor. En las manos tenia una caja abierta.
– Plummy ha limpiado ?lo nota? -dijo, cuando entro Kincaid.
Tenia un impersonal aspecto limpio y anodino, como si al eliminar los trastos de Julia se hubiera eliminado tambien su corazon.
– No queda nada que necesite. Supongo que lo que queria hacer era despedirme. -Hizo un gesto con la barbilla indicando a su alrededor. La marca que le habia dejado su madre destacaba claramente ahora, encendida en contraste con la piel clara de la mejilla-. No volvere aqui. No de la misma manera. Este era el refugio de una nina.
– Si -dijo Kincaid. Ella seguiria adelante, viviria su propia vida-. Todo ira bien.
– Lo se. -Se miraron y el comprendio que nunca mas la veria, que su fusion habia cumplido su proposito. El tambien seguiria adelante, quizas tomaria el ejemplo de Gemma. A ella tambien le