indignacion al oir la revelacion. Le ofrecio a Tommy una bebida, como si no hubiera ocurrido nada extraordinario y luego se dijo a si mismo: «El gusano tambien se comio el imperio de Arturo por dentro, como siempre supo que ocurriria». Tommy lo dejo desplomado en su silla de maquillaje con una copa en la mano.

– ?Y que ocurre si Sharon oyo una conversacion que nada tenia que ver con el asesinato de Connor? No tenemos pruebas de que asi sucediera. -Kincaid dibujo circulos encima de la mesa con el extremo humedo de la cuchara-. ?Y si Con no salio del piso justo despues de Sharon? El no le dijo que fuera a irse en seguida.

– Quieres decir que si Gerald lo llamo despues de irse Tommy, ?el todavia habria estado alli? ?Y hubiera quedado en encontrarse con el en la esclusa? -continuo Gemma con una chispa de interes.

– Pero no tenemos pruebas -dijo Kincaid-. No tenemos pruebas de nada. Todo este lio es como un sufle. Tan pronto hincas el diente, se deshincha.

Gemma se rio y Kincaid dio las gracias incluso por tan pequena senal de deshielo.

* * *

Cuando llegaron a Badger’s End la llovizna se habia convertido en lluvia lenta y constante. Se quedaron sentados en el coche por un momento, escuchando el tamborileo ritmico en el techo y el capo. Las luces ya estaban encendidas en la casa y vieron como alguien apartaba las cortinas de la ventana de la sala.

– Pronto sera oscuro -dijo Gemma-. Anochece tan pronto con este tiempo. - Cuando Kincaid fue a coger la manija de la puerta, ella le toco el brazo-. Jefe, si Sir Gerald mato a Connor, ?por que querria que investigaramos?

Kincaid se volvio hacia ella.

– Quizas Caroline insistio. Quizas su amigo, el comisionado asistente, le ofrecio nuestros servicios y penso que no debia rechazarlos. -Noto su incomodidad. Le toco la mano y anadio-: A mi tampoco me gusta esto, Gemma, pero hemos de continuar hasta el final.

Salieron disparados hacia la casa protegidos por un solo paraguas y se quedaron acurrucados en el umbral. Oyeron el doble timbrazo corto cuando Kincaid apreto el boton del timbre, pero antes de llegar a sacar el dedo Sir Gerald les abrio la puerta.

– Entren junto al fuego -dijo-. Por favor, quitense las ropas mojadas. Afuera hace un tiempo de perros y no parece que vaya a mejorar. -Los condujo al salon donde, de nuevo, el fuego ardia en la chimenea. A Kincaid se le ocurrio que quizas nadie permitia que se apagase nunca-. Necesitaran algo que les caliente por dentro, al igual que por fuera -dijo Sir Gerald cuando se colocaron de espaldas al fuego-. Plummy nos esta preparando te.

– Sir Gerald, hemos de hablar con usted -dijo Kincaid, poniendo resistencia a la corriente de convenciones sociales.

– Siento que Caroline haya salido -dijo Sir Gerald, prosiguiendo con su tono campechano y amigable como si no hubiera nada extrano en su conversacion-. Ella y Julia estan haciendo los ultimos preparativos para el funeral de Connor.

– ?Julia esta ayudando en los preparativos? -pregunto Kincaid, sorprendido el mismo de haberse desviado del asunto que lo habia llevado alli.

Sir Gerald se paso una mano por su escaso cabello y se sento en el sofa. Era su lugar asignado, obviamente, porque los cojines presentaban depresiones que coincidian con su corpulencia de manera exacta, al igual que la cama favorita de un perro. Hoy llevaba otra variacion del sueter apolillado, esta vez en color verde oliva, y lo que parecian los mismos pantalones de pana que Kincaid ya habia visto.

– Si. Parece que ha cambiado de opinion, no se por que, y estoy demasiado agradecido para cuestionarmelo -les sonrio encantador-. Llego como un torbellino despues de comer y dijo que habia cambiado de parecer sobre lo que habia que hacer por Con y desde entonces nos ha estado poniendo a prueba.

Parecia que Julia habia hecho las paces con el fantasma de Con. Kincaid aparto el pensamiento de Julia a un lado y se concentro en Gerald.

– Es a usted a quien queriamos ver.

– ?Han descubierto algo? -Se sento un poco hacia delante y estudio sus caras con ansiedad-. Diganme, por favor. No quiero disgustar a Caroline y Julia.

– Acabamos de hablar con Tommy Godwin, Sir Gerald. Sabemos por que fue a verlo al teatro la noche en que murio Connor. -Mientras Kincaid lo miraba, Gerald se volvio a hundir en el sofa y su cara se estremecio de repente-. Usted sabia que Tommy era el padre de Matthew todo este tiempo, ?no es asi?

Gerald Asherton cerro los ojos. Bajo sus cejas sobresalientes, su cara permanecia impasible, remota y antigua como la de un profeta biblico.

– Claro que lo sabia. Podre ser un idiota, senor Kincaid, pero no un idiota ciego. ?Tiene alguna idea de lo hermosos que parecian juntos, Tommy y Caroline? -Abrio los ojos y continuo-: Gracia, elegancia, talento… Cualquiera hubiese creido que estaban hechos el uno para el otro. Yo pasaba los dias aterrorizado, temiendo que me dejara, preguntandome como soportaria mi vida sin ella. Cuando las cosas parecieron apagarse entre ellos con la concepcion de Matty, di gracias a los dioses por devolvermela. El resto no importaba. Y Matty… Matty era todo lo que deseabamos.

– ?Nunca le dijo a Caroline que lo sabia? -agrego Gemma con un tono de evidente incredulidad.

– ?Como podriamos haber continuado, si lo hubiera hecho?

Todo habia empezado, penso Kincaid, no con mentiras descaradas, sino con la negacion de la verdad. Y esta negacion se habia urdido en el tejido mismo de sus vidas.

– Pero Connor pretendia destrozarlo todo, ?no es asi, Sir Gerald? Debe de haberse sentido aliviado cuando oyo al dia siguiente que habia muerto. -Kincaid capto la mirada rapida y sorprendida de Gemma, luego ella se movio con rapidez y se dirigio al piano, donde examino las fotografias. Kincaid se alejo del fuego y fue a sentarse en el sillon que habia frente a Sir Gerald.

– Debo admitir que senti cierta sensacion de indulto. Me avergonzaba y por ello estaba mas determinado que nunca a llegar al fondo del asunto. Era mi yerno y, a pesar de su comportamiento a veces histerico, sentia afecto por el. -Gerald se cogio las manos y se inclino hacia delante-. Por favor, comisario, seguro que no beneficia a Connor volver sobre esta historia pasada. ?Se lo podemos ahorrar a Caroline?

– Sir Gerald…

Se abrio la puerta del salon y entro Caroline, seguida de Julia.

– Que dia tan horrible -dijo Caroline, sacudiendose las gotas de agua de su pelo oscuro-. Comisario. Sargento. Plummy ya viene con el te. Seguro que a todos nos sentara bien. Se saco la chaqueta de piel y la tiro sobre el respaldo del sofa antes de sentarse junto a su esposo. La seda de color rojo intenso del forro de la chaqueta parecia una superficie de sangre ondulada al resplandor del fuego.

Kincaid cruzo una mirada con Julia y vio en sus ojos una mezcla de placer y recelo. Era la primera vez que la habia visto con su madre y se maravillo ante la combinacion de contraste y similitud. Le parecio que Julia era Caroline alargada y fraguada de nuevo, los cantos afilados y pulidos, con el sello inconfundible de la sonrisa de su padre. Y a pesar de sus gestos duros, su cara le resultaba tan transparente como la suya propia, mientras que encontraba que la de Caroline era ilegible.

– Hemos estado en la iglesia de Fingest -Julia le hablo a el como si no hubiera nadie mas en la habitacion-. La madre de Con habria insistido en celebrar un funeral y un entierro catolicos, con toda la parafernalia, pero a Con nada de eso le importaba, de modo que voy a hacer lo que me parezca correcto a mi. -Cruzo el salon para ir a calentarse las manos junto al fuego. Iba vestida como para una excursion al aire libre. Llevaba un grueso sueter de lana lubricada que todavia tenia gotas de lluvia. Sus mejillas estaban ligeramente rosadas del frio-. He estado paseando con el vicario por el cementerio y he escogido una tumba a tiro de piedra de la de Matty. Quizas les guste ser vecinos.

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