me anuncio en aquel mismo tono: «No eres un genio como yo».

Tia Lindo miro a su hija con exasperacion.

– ?Como sabes lo que es chino y lo que no lo es? -Entonces se volvio hacia Rich y le pregunto con mucha autoridad-: ?Por que no comes la mejor parte?

Vi que Rich le sonreia, divertido y sin el menor asomo de humildad en el semblante. Tenia el mismo color que el cangrejo de su plato: pelo rojizo, piel cremosa palida y grandes pecas anaranjadas. Sonriente, tia Lindo le demostro la tecnica apropiada, introduciendo un palillo en la parte esponjosa anaranjada.

– ?Ves? Tienes que sacar esto. El seso es lo mas sabroso. Anda, intentalo.

Waverly y Rich se miraron e hicieron una mueca de repugnancia. Oi que Vincent y Lisa se susurraban: «Que vulgaridad», y reian disimuladamente.

El tio Tin empezo a reir entre dientes, para hacemos saber que tambien el tenia su chiste personal y, a juzgar por su preambulo de bufidos y palmadas en las piernas, debia de haberlo ensayado innumerables veces.

– Le digo a mi hija: eh, ?por que ser pobre? ?Casate con un rico! -Solto una risotada y dio un leve codazo a Lisa, sentada a su lado-. Eh, ?no lo captas? Te lo explicare. Va a casarse con este muchacho, Rich, porque yo le digo: casate con un rico. [6]

– ?Cuando vais a casaros? -pregunto Vincent.

– Yo podria haceros la misma pregunta -replico Waverly. Lisa parecio azorada al ver que Vincent daba la callada por respuesta.

– ?No me gusta el cangrejo! -gimio Shoshana.

– Bonito peinado -me dijo Waverly desde el otro lado de la mesa.

– Gracias. David siempre me hace un buen trabajo.

– ?Quieres decir que todavia vas a ese peluquero de la calle Howard? -me pregunto, arqueando una ceja-. ?No tienes miedo?

Percibi el peligro, pero aun asi le dije:

– ?Por que iba a tener miedo? Siempre lo hace muy bien.

– Quiero decir que es gay -dijo Waverly-. Podria tener el sida, y te corta el pelo, que es como cortar un tejido vivo. Tal vez parezca paranoica, como madre que soy, pero es que ultimamente no puedes estar nunca lo bastante segura…

Me quede con la desagradable sensacion de tener el pelo cuajado de virus.

– Deberias ver a mi peluquero, el senor Rory. Hace un trabajo fabuloso, aunque es probable que cobre mas de lo que estas acostumbrada a pagar.

Senti deseos de gritar. Mi amiga de la infancia sabia ser tan insultante… Por ejemplo, cada vez que le planteaba sencillas cuestiones sobre los impuestos, ella tergiversaba mis palabras y daba la sensacion de que yo era demasiado misera para pagar su asesoramiento legal. Decia mas o menos: «La verdad es que no me gusta hablar de aspectos contributivos importantes fuera de mi despacho. Imagina que me planteas una cuestion fiscal de pasada, mientras comemos, con la informalidad propia de la situacion, y yo te doy un consejo igualmente informal. Luego lo sigues y resulta que era erroneo, porque no me diste toda la informacion. Me sentiria muy mal, y tu probablemente tambien, te perjudicarias, ?no crees?».

En aquella cena de Ano Nuevo me enfurecio tanto lo que habia dicho de mi pelo que quise ponerla en un brete, revelar a todos los demas lo mezquina que era. Asi pues, decidi sacar a colacion el trabajo que habia hecho por mi cuenta para su empresa, un folleto publicitario de ocho paginas sobre los servicios que ofrecia. Mas de treinta dias despues de la presentacion de mi factura, la empresa seguia sin pagarme.

– Tal vez podria permitirme los precios del senor Rory si una empresa que yo se me pagara a su debido tiempo -le dije con una sonrisa burlona.

Me complacio ver la reaccion de Waverly. Estaba realmente turbada, sin habla. No pude resistir la tentacion de remachar el clavo:

– Me parece muy ironico que una gran firma de gestion administrativa ni siquiera pueda pagar sus facturas a tiempo. En serio, Waverly, ?para que clase de empresa estas trabajando?

Ella permanecio callada y sombria.

– ?Vamos, vamos, chicas, basta de peleas! -dijo mi padre, como si Waverly y yo aun fuesemos ninas discutiendo por un triciclo o unos lapices de colores.

– Tiene razon. Este no es el momento de hablar de esas cosas -dijo Waverly en voz baja.

– Bueno, ?que creeis que van a hacer los Giants en el proximo partido? -intervino Vincent, tratando de hacer gracia. Nadie se rio.

Esta vez no estaba dispuesta a dejarla escapar.

– Pero cada vez que te llamo por telefono, tampoco puedes hablar del asunto -le dije.

Waverly miro a Rich, que se encogio de hombros. Ella se volvio hacia mi y suspiro.

– Mira, June, no se como decirtelo… Ese texto que escribiste… en fin, la empresa decidio que era inaceptable.

– Estas mintiendo. Me dijiste que estaba muy bien.

Waverly suspiro de nuevo.

– Si, te lo dije, porque no queria herir tus sentimientos.

Trataba de ver si podiamos arreglarlo de algun modo, pero no hay manera.

Y asi, de improviso, empece a debatirme, arrojada sin previo aviso a unas aguas profundas, ahogandome, desesperada.

– La mayor parte de los textos publicitarios necesitan una depuracion -comente-. Es… normal que no salgan perfectos a la primera. Deberia haber explicado mejor el proceso que siguen.

– June, no creo que sea necesario…

– Las nuevas redacciones son gratuitas. Estoy tan interesada como tu en que el trabajo sea perfecto.

Waverly no parecio haberme escuchado.

– Estoy tratando de convencerles para que te paguen por lo menos parte del tiempo empleado. Se que has trabajado mucho en ello… Te debo eso por lo menos, por haberte sugerido que lo hicieras.

– Dime simplemente lo que quieren cambiar. Te llamare la semana proxima para que podamos revisarlo, linea por linea.

– June… no puedo -dijo Waverly con fria determinacion-. No es… sofisticado. Estoy segura de que lo que haces para otros clientes es maravilloso, pero la nuestra es una gran empresa, necesitamos a alguien que comprenda… nuestro estilo. -Dijo esto ultimo llevandose la mano al pecho, como si se refiriese a su estilo. Entonces se rio alegremente-. En fin, June, lo que has hecho… -y empezo a hablar con una voz profunda de presentadora de television-: Tres beneficios, tres necesidades, tres razones para comprar… Satisfaccion garantizada… para sus necesidades impositivas de hoy y de manana…

Dijo esto de una manera tan curiosa que todos lo tomaron por un buen chiste y se rieron. Y entonces, para empeorar las cosas, oi que mi madre le decia:

– Cierto, ella no puede dar lecciones de estilo. June no es sofisticada como tu. Debe de haber nacido asi.

Me sorprendio comprobar lo humillada que me sentia. Una vez mas, Waverly se habia burlado de mi, y ahora me habia traicionado mi propia madre. Hice tal esfuerzo por sonreir que el labio inferior me temblaba a causa de la tension. Intente buscar alguna otra cosa en la que concentrarme, y recuerdo que cogi mi plato y luego el del senor Chong, como si estuviera recogiendo la mesa, viendo nitidamente a traves de las lagrimas las desportilladuras en los bordes de los viejos platos, preguntandome por que mi madre no habia puesto la nueva vajilla que le compre cinco anos atras.

La mesa estaba cubierta de caparazones de cangrejo. Waverly y Rich encendieron cigarrillos y pusieron un caparazon entre ellos a modo de cenicero. Shoshana se habia acercado al piano y aporreaba las teclas con una pinza de cangrejo en cada mano. El senor Chong, que con el paso de los anos se habia vuelto totalmente sordo, miro a Shoshana y aplaudio diciendo: «?Bravo! ?Bravo!». Y, aparte de sus extranos gritos, nadie mas dijo nada. Mi madre fue a la cocina y regreso con una bandeja de naranjas cortadas en porciones. Mi padre rebanaba los restos de su cangrejo. Vincent se aclaro la garganta dos veces y luego palmeo la mano de Lisa.

Por fin hablo tia Lindo:

– Waverly, dejala intentarlo de nuevo. La has obligado a trabajar demasiado rapido la primera vez. Claro que

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