mananas Philip acompanaba a los ninos a la escuela y ella iba a buscarlos por la tarde. Thomas no se apartaba de su hermana, a la que adoraba. Philip dedicaba las tardes de los miercoles a recopilar informacion sobre todo lo referente a Honduras que era posible encontrar en la biblioteca de Montclair. Fotocopiaba articulos de prensa que luego ella pegaba en un gran cuaderno; en sus paginas habia tambien dibujos, unas veces hechos al carboncillo y otras realizados con un lapiz negro. Lisa le acompanaba a sus partidos de beisbol. Se sentaba en las gradas y cuando a Thomas le tocaba batear, todo el mundo se sorprendia al oir los gritos de aliento que lanzaba la muchacha. En el mes de agosto se fueron de vacaciones. Philip y Mary alquilaron un pequeno bungalo a orillas del agua, en los Hamptons. Durante un largo fin de semana de invierno enviaron a los ninos a un curso de esqui y ellos se refugiaron como dos amantes a orillas de un lago helado en los Adirondacks. Los binomios se deshacian poco a poco, para reconstituirse al cabo de un tiempo: el de los padres de una parte y el de los ninos de la otra. Lisa tambien cambiaba; estaba dejando atras su cuerpo de nina y semana tras semana iba adquiriendo la apariencia de una mujercita.

Celebro sus catorce anos a finales del mes de enero de 1993 y ocho complices de clase se sumaron a su fiesta de cumpleanos. Su piel era cada vez mas oscura, y sus pupilas cada vez brillaban con mayor independencia y caracter. A veces Mary se sentia molesta por la emergencia de la belleza de Lisa, en particular cuando las dos iban por la calle. Las miradas de deseo de los adolescentes, y tambien de los menos adolescentes, le recordaban el paso del tiempo. Entonces experimentaba una forma de celos que se negaba a admitir. La insolencia y las contestaciones eran a menudo pretextos para entablar discusiones; Lisa se encerraba entonces en su habitacion, donde solo su hermano tenia derecho a entrar, y se hundia en su cuaderno secreto, que ocultaba bajo el colchon. La jovencita prestaba poca atencion a sus estudios, trabajando lo minimo para sacar el curso. Para desconcierto de Philip, no compraba discos ni comics ni maquillaje, ni jamas iba al cine. Ahorraba toda su semanada y la confiaba a un conejo de peluche de color azul, que hacia las veces de hucha gracias a la discreta cremallera que tenia en la parte de atras. Lisa parecia no aburrirse nunca, ni siquiera cuando pasaba horas enteras contemplando el vacio. Vivia en su mundo propio y solo por momentos se unia a quienes estaban a su alrededor. A medida que pasaban los dias, mas distante era su planeta.

La llegada del verano anunciaba el final del curso escolar. Un hermoso mes de junio se acababa y el dia siguiente seria festivo: el picnic de la escuela. Desde hacia tres dias Philip, Mary y Thomas se preparaban para la ocasion.

8

Thomas fue el ultimo en llegar a la mesa para tomar el desayuno. Lisa no quiso comer nada y Mary tuvo que recoger la cocina con prisas. Las tartas envueltas en papel de celofan se encontraban colocadas en el maletero y Philip daba pequenos toques de claxon para que subieran al coche. El motor ya ronroneaba cuando el ultimo cinturon estuvo abrochado. Solo se tardaban diez minutos en llegar a la escuela y Mary no veia la razon de tantas prisas. Durante el recorrido, el lanzaba frecuentes miradas por el retrovisor; su malestar era tan perceptible que Mary tuvo que preguntarle que le pasaba. El contuvo a duras penas su irritacion y se dirigio a Lisa:

– Hace dos dias que todos estamos en pie de guerra para preparar tu ceremonia de fin de curso, y tu eres la unica a la que no parece importarle nada.

Perdida en su contemplacion de las nubes a traves de la ventanilla, Lisa no se digno responder.

– Tienes razones para estar callada -anadio Philip-. Con las notas que has sacado, no hay para echar las campanas al vuelo. Espero que el proximo curso trabajes un poco mas, pues de lo contrario se te cerraran muchas puertas.

– ?Para el trabajo que pienso hacer mis notas estan bien de sobra!

– Vaya, por fin una buena noticia: expresas un deseo. Asi que no hay que desesperarse. ?La ois? ?Finalmente tiene un objetivo!

– ?Que os pasa a los dos? -intervino Mary-. ?Os podeis calmar?

– Gracias por tu apoyo. Asi pues, ?cual es ese trabajo fabuloso que te espera con los brazos abiertos y para el que bastan unas notas mediocres? Me gustaria saberlo.

Con un murmullo respondio que cuando fuese mayor ingresaria en el Peace Corps y marcharia a Honduras, donde pensaba realizar el mismo trabajo que su madre. Mary, en cuyo estomago se hizo al instante un nudo, volvio la cara hacia la ventanilla para que no se le notase la emocion. El coche se detuvo en el arcen con un rechinar de ruedas. Thomas quedo hundido en su asiento, con la mano crispada sobre su cinturon. Philip se volvio, ebrio de colera:

– ?Has tenido esa idea tu solita? Lo que acabas de manifestar es una extraordinaria prueba de amor hacia nosotros. ?Crees que esa es la verdadera generosidad? ?Crees que huir de la propia vida es una forma de valor? ?Te das cuenta de lo que dices? ?Es ese el modelo de vida que quieres seguir? ?Donde estan las pruebas de felicidad que tu madre dejo tras de si? ?Jamas volveras a aquel pais! ?Quieres que te explique lo que sucede cuando uno renuncia a su propia vida…?

Mary apreto la mano de su marido.

– ?Callate! ?No tienes derecho alguno a decirle esas cosas! ?No estas hablando con Susan! ?No te das cuentas?

Philip salio del coche dando un portazo.

Mary se volvio hacia Lisa y le acaricio la cara. Intento consolarla con una voz suave y franca. La muchacha tenia los ojos enrojecidos a causa de las lagrimas de miedo.

– Estoy orgullosa de ti. Eso que quieres hacer te exigira mucho valor. Ya te pareces a tu madre y tienes todas las razones del mundo para quererla, porque era una mujer extraordinaria. -Despues de un breve silencio anadio-: Tienes mucha suerte. Cuando yo tenia tu edad me hubiera gustado admirar a mis padres hasta el punto de querer parecerme a ellos.

Mary toco el claxon con insistencia hasta que Philip se puso detras del volante. Le pidio que arrancasen. El tono que adopto no dejaba opcion a que se le llevase la contraria. De nuevo miro por la ventanilla; sus ojos expresaban tristeza.

Luego, cuando estuvieron en la escuela, Philip no participo en ninguna actividad. Se nego a sentarse en el momento de la entrega de premios y no abrio la boca durante toda la comida. Tampoco dijo nada durante el resto de la tarde. No miro a Lisa e incluso se nego a cogerle la mano cuando ella se la tendio como signo de paz al concluir el almuerzo. Mary trato de hacer reir a Philip levantando las cejas, sin exito. Encontraba que su actitud era pueril, y se lo dijo a Thomas; paso el resto de su tiempo ocupandose de Lisa, cuyo dia sabia que se habia estropeado. El ambiente, en el camino de regreso, contrastaba fuertemente con el de la fiesta que acababa de terminar.

Al entrar en la casa, Philip subio enseguida a encerrarse en su despacho. Mary ceno en compania de los ninos en una atmosfera sofocante. Despues de arroparlos, se fue a la cama sola; exhalo un profundo suspiro y se tapo los hombros con la sabana.

Por la manana, cuando abrio los ojos, la cama estaba vacia. Sobre la mesa de la cocina encontro una nota: el se habia ido a la oficina y regresaria tarde, por lo que no hacia falta que le esperase.

Ella preparo el desayuno y se dispuso a hacer frente a un extrano fin de semana. A media tarde salio para hacer algunas compras y dejo a los ninos viendo la television.

En el supermercado sintio como la embargaba una sensacion de soledad. Se nego a dejarse dominar por la emocion e hizo un rapido inventario de su vida: aquellos a los que amaba disfrutaban de buena salud, tenia un techo encima de su cabeza y un marido que casi nunca perdia los estribos. No habia motivo alguno para caer en una de esas malditas depresiones de domingo.

Se dio cuenta de que estaba hablando sola cuando una senora mayor al pasar a su lado le pregunto si estaba buscando algo. Mary le sonrio: «Algo para hacer creps». Luego empujo el

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