carrito y se dirigio al estante del azucar y la harina. Regreso a casa sobre las seis de la tarde, llena de paquetes, porque a veces se aduenaba de ella una compulsion compradora, que le servia para aliviar los aranazos del corazon. Deposito los paquetes sobre la mesa de la cocina y se volvio hacia Thomas, que jugaba en el salon.

– ?Habeis sido buenos?

El nino asintio con un movimiento de cabeza. Mary comenzo a sacar la compra de las bolsas.

– ?Lisa esta en su habitacion? -pregunto.

Absorto en el juego, Thomas no respondio.

– Te he hecho una pregunta, ?no me has oido?

– No. Esta contigo, ?no?

– ?Que quieres decir con que esta conmigo?

– Salio hace dos horas y me dijo: «?Me voy con mama!».

Al instante Mary dejo caer la fruta de las manos y cogio a su hijo por los hombros.

– ?Que es lo que dijo?

– ?Me estas haciendo dano, mama! Salio y me dijo que se iba contigo.

La voz de Mary traicionaba su inquietud. Solto lentamente a su hijo.

– ?Llevaba una mochila?

– La verdad es que no me fije. ?Que pasa mama?

– Sigue jugando. Ahora vuelvo.

Subio corriendo por la escalera, entro en la habitacion de Lisa y busco la hucha-conejo que habitualmente se hallaba sobre la estanteria blanca de madera. Estaba sobre la mesa de trabajo, vacia. Mordiendose el labio inferior, Mary se precipito a su habitacion, se tiro sobre la cama, cogio el telefono y marco el numero de Philip, pero este no respondio. Recordo entonces que era domingo y marco nerviosamente el numero de su linea directa. El descolgo cuando el aparato sono por cuarta vez.

– Tienes que volver de inmediato a casa. Lisa se ha ido. Voy a telefonear a la comisaria.

Philip aparco detras de un coche de la policia de Mont- clair. Subio el sendero corriendo y encontro a Mary sentada en el sofa de la sala, cerca del oficial Miller, el cual tomaba notas.

El policia le pregunto si era el padre de la nina. Philip lanzo una mirada a Mary y asintio con la cabeza. El detective le invito a unirse a la conversacion.

Durante diez largos minutos los interrogo sobre lo que en su opinion podia estar en el origen de la huida. ?Tenia la muchacha un amiguito? ?Habia roto recientemente con el? ?En su comportamiento habian observado indicios de esta accion?

Exasperado, Philip se levanto. No encontrarian a su hija si seguian jugando a las preguntas y las respuestas. Ella no se habia escondido en la sala de estar, y ya habian perdido demasiado tiempo. Exigio que al menos alguien fuese en su busqueda y salio dando un portazo. El policia quedo desconcertado. Mary entonces le relato la especial situacion de Lisa y le confeso que la vispera habian tenido una discusion, la primera desde que la nina apareciera en la vida de ambos. No menciono las palabras que le habia dicho a Lisa en el coche; ahora temia que hubiesen provocado la subita marcha de la adolescente.

El inspector guardo su libreta y se despidio, invitando a Mary a que pasara por su despacho. Intento tranquilizarla: en el peor de los casos la muchacha dormiria al aire libre y regresaria a primera hora de la manana. Por lo general las fugas acababan asi.

La noche se anunciaba larga. Philip regreso con las manos vacias y la voz tremula. Encontro a su mujer sentada a la mesa de la cocina. Cogio las manos de Mary entre las suyas al tiempo que murmuraba su desconcierto, apoyo la cabeza sobre su hombro, la abrazo y subio a refugiarse en el despacho. Mary le siguio con la mirada. Luego ella tambien subio y entro sin llamar.

– Me doy cuenta de que no llegas a dominar esta situacion, y te comprendo. Pero sera necesario que uno de los dos lo haga. Te vas a quedar aqui. Prepararas la cena de Thomas y contestaras al telefono, y si hay alguna novedad, me llamas de inmediato al coche. Voy a ver como lo llevan.

Ella no le dio tiempo para que replicase. El vio a traves del tragaluz de su despacho como bajaba por el sendero y desaparecia con el coche al doblar la esquina.

La cara de Miller no anunciaba nada bueno. Sentada delante de el, la mujer sintio unas fuertes ganas de fumar cuando el oficial encendio un cigarrillo. Varias patrullas habian inspeccionado los diferentes lugares de la ciudad donde la gente joven acostumbraba reunirse. Se habia interrogado a varios amigos de Lisa, y ahora la policia creia que la muchacha habia cogido el tren o el autobus y se habia marchado a Manhattan. El inspector Miller ya habia enviado un fax a la unidad responsable de los accesos a la ciudad de Nueva York, que comunicaria el aviso de fuga a todas las comisarias de la ciudad.

– ?Y luego? -pregunto ella.

– Senora, cada uno de los inspectores debe de tener una media de cuarenta expedientes similares en su despacho. La mayor parte de los adolescentes regresa a casa al cabo de tres o cuatro dias. Debera usted tener paciencia. Vamos a continuar nuestras rondas por Montclair, pero Nueva York esta fuera de nuestra jurisdiccion y no podemos actuar alli.

– ?Me tienen sin cuidado las fronteras administrativas! ?Quien estara personalmente al frente de la busqueda de mi hija?

Miller comprendia la desolacion de la mujer, pero no podia hacer nada mas. La conversacion habia terminado, pero Mary era incapaz de levantarse de la silla. Miller dudo unos segundos, abrio el cajon de la mesa y saco una tarjeta de visita, que entrego a la mujer.

– Manana vaya a visitar a este colega de mi parte. Es detective en el Midtown South Squad, lo llamare por telefono para avisarle.

– ?Por que no lo llama ahora mismo?

Miller la miro directamente a los ojos y descolgo el aparato. Respondio un contestador automatico. Se disponia a colgar, pero ante la insistencia de Mary dejo un mensaje que resumia los motivos de su llamada. Ella le dio las gracias sinceramente y salio de la comisaria.

Subio con el coche hasta las colinas de Montclair, desde donde se veia extenderse hacia el infinito la ciudad de Nueva York. En alguna parte, en medio de aquellos millones de luces que parpadeaban, una muchacha de catorce anos se hundia en una noche incierta. Mary giro la llave de contacto y tomo la autopista que conducia a la Gran Manzana.

Enseno a todo el personal de la terminal central de autobuses la foto de Lisa que llevaba en la cartera. Nadie recordaba haber visto a la adolescente. Se acordo de la tienda de fotocopias donde habia encuadernado su tesis cuando aun residia en la metropoli; permanecia abierta toda la noche. Una estudiante de veinte anos, de cabellera rizada, trabajaba en el local desierto. Mary le explico el objeto de su visita. Competente, la chica le ofrecio un cafe y se coloco ante el teclado del ordenador. Para componer la palabra «Desaparecida» debajo de los datos que Mary le proporciono. Cuando la hoja estuvo impresa, le ayudo a pegar la foto. Se hicieron cien copias. Mary salio a la calle y la estudiante coloco una de las copias en la tienda.

Luego fue de barrio en barrio, recorriendo la ciudad a poca velocidad. Cada vez que se cruzaba con una patrulla, la detenia y entregaba una hoja con la foto y los datos de su hija a los policias, pidiendoles que estuviesen atentos. A las siete de la manana se presento en la comisaria numero siete y entrego al policia uniformado que se ocupaba de la recepcion la tarjeta de visita que le habia dado el oficial Miller. El hombre cogio la tarjeta y le dijo que tendria que esperar o volver un poco mas tarde, puesto que el teniente no entraba de servicio hasta las ocho. Mary se sento en un banco y acepto de buena gana un vaso de carton con cafe, que el hombre le ofrecio media hora despues.

El oficial de la policia criminal estaciono su vehiculo en el aparcamiento

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