Capitulo 12
En recepcion, una enfermera sustituia a Betty. Lauren borro su nombre del tablon de medicos de guardia. El especialista que la habia recibido en el servicio de radiologia, que tambien terminaba su guardia, fue a su encuentro y le pregunto como habia ido la intervencion y si su paciente habia salido bien. Mientras caminaban hacia la salida, Lauren le hizo un resumen de los acontecimientos de la noche, sin mencionar el episodio que la habia enfrentado a Fernstein, y anadiendo que este ultimo habia preferido dejar en su sitio la pequena anomalia vascular.
El radiologo confeso que no le sorprendia. La irregularidad le habia parecido de un tamano tan irrisorio, que no justificaba el riesgo de la operacion. «Ademas, se vive muy bien con esa clase de defectos; tu eres la prueba viviente de lo que digo», anadio. La expresion de Lauren delato su sorpresa y el radiologo le explico que tambien ella tenia una pequena singularidad en el lobulo parieto-occipital. Fernstein habia preferido no tocarla cuando la opero despues del accidente. El radiologo lo recordaba como si fuese ayer. Jamas habia tenido que sacar tantas imagenes de escaner y de resonancia para un mismo paciente; muchas mas de las necesarias. Pero las pruebas las habia exigido el jefe del departamento de neurologia en persona y hay ciertas peticiones que no se pueden discutir.
– ?Por que no me dijo nunca nada?
– No tengo la menor idea, pero preferiria que no le hablaras de nuestra conversacion. ?Secreto profesional!
– Esto es el colmo: ?pero si yo soy medico!
– ?Para mi, sobre todo, eras la paciente de Fernstein!
El profesor abrio la ventana de su despacho. Diviso a su alumna, que atravesaba la calle; Lauren cedio el paso a una ambulancia y entro en el pequeno cafe enfrente del hospital.
Un hombre la estaba esperando en la cabina donde Fernstein y ella tenian la costumbre de sentarse a comer. Fernstein volvio a sentarse en su sillon; Norma acababa de entrar para entregarle una carpeta. El levanto la solapa y conocio la identidad del paciente al que acababa de operar.
– Es el, ?verdad?
– Me temo que si -contesto Norma, con una mirada inescrutable.
– ?Esta en reanimacion?
– Sus constantes son estables; el balance neurologico es perfecto. El jefe de servicio de reanimacion piensa bajarlo a tu unidad esta misma noche, necesita las camas -concluyo la enfermera.
– Lauren no puede ocuparse de el, de ninguna manera; si no, ese hombre acabara por romper su promesa.
– No lo ha hecho hasta este momento, ?por que deberia ceder ahora?
– Porque no ha tenido que verla todos los dias, cosa que ocurrira si ella lo trata.
– ?Que piensas hacer?
Pensativo, Fernstein regreso a la ventana.
Lauren salia del cafe y subia al Mercury Grand Marquis aparcado delante del establecimiento. Solamente un policia seria tan audaz como para aparcar en la acera de Urgencias.
Tambien tenia que ocuparse de los incidentes de esa noche.
Norma lo arranco de sus pensamientos.
– ?Obligala a tomarse unas vacaciones!
– ?Alguna vez has convencido a un arbol de que se haga de noche para dejar paso a los pajaros?
– ?No, pero tale uno que impedia el acceso a un garaje! -contesto Norma, acercandose a Fernstein.
Dejo el pliegue de cartulina encima del escritorio y abrazo al viejo profesor.
– Nunca has dejado de preocuparte por ella ?No es tu hija! Despues de todo, ?tan grave seria que se enterara de la verdad, de que su madre estuvo de acuerdo en aplicarle la eutanasia?
– ?Y de que yo soy el medico que la convencio de ello! -gruno el profesor, desembarazandose de Norma. La enfermera recupero la carpeta y salio de la estancia sin mirar atras. En cuanto hubo cerrado la puerta, Fernstein descolgo el telefono. Llamo a la centralita y pidio que le pusieran con el administrador del Mission San Pedro Hospital.
El inspector Pilguez se detuvo en la plaza de estacionamiento que durante tantos anos habia tenido reservada.
– Digale a Nathalia que la espero aqui.
Lauren bajo del Mercury y desaparecio dentro de la comisaria. Minutos mas tarde, la responsable de distribucion subia a bordo. Pilguez arranco y el Grand Marquis ascendio hacia el norte de la ciudad.
– Unos minutos mas -dijo Nathalia- y los dos me habriais puesto en una situacion delicada.
– ?Pero hemos llegado a tiempo!
– ?Puedes explicarme que pasa con esa chica? La sacas de la celda sin preguntarme y desapareces con ella la mitad de la noche.
– ?Estas celosa? -pregunto, encantado, el antiguo inspector.
– Si dejo de estarlo un dia, entonces tendras que empezar a preocuparte.
– ?Te acuerdas de mi ultimo caso?
– ?Como si fuese ayer! -suspiro la pasajera.
Pilguez se metio por el Geary Expressway; la sonrisita en la comisura de los labios no se le escapo a Nathalia.
– ?Era ella?
– Algo asi.
– ?Y era el?
– Por lo que he podido leer en el informe policial, sin duda es el mismo hombre. Lo menos que puede decirse es que esos dos tienen cierto talento para las fugas.
Con el rostro radiante, Pilguez acaricio la pierna de su companera.
– Se que no das importancia a las pequenas senales de la vida, pero debes admitir que esto casi son fuegos artificiales. Ni siquiera ha sido ella quien ha hecho el acercamiento -prosiguio el inspector-. Estoy fascinado. Como si nadie le hubiera contado nada de lo que ese hombre hizo por ella.
– ?Y de lo que hiciste tu tambien!
– ?Yo? ?Yo no hice nada!
– ?Aparte de encontrarla en esa mansion de Carmel y devolverla al hospital? No, tienes razon: no hiciste nada. Y yo no hare ninguna alusion al hecho de que la carpeta de esa investigacion se volatilizo.
– ?En eso no tuve absolutamente nada que ver!
– Seguramente por eso me la encontre en el fondo del armario cuando hacia limpieza.
Pilguez bajo la ventanilla e increpo a un peaton que cruzaba fuera del paso.
– ?Y tu no le has dicho nada a la chiquilla? -prosiguio Nathalia.
– Me ardia en los labios.
– ?Y no has apagado el incendio?
– Mi instinto me ha empujado a callarme.
– ?No me lo prestarias de vez en cuando, ese instinto?
– ?Para que?
El Mercury entro en el garaje de la casa donde vivian el inspector y su companera. Una luz tornasolada se alzaba sobre la bahia de San Francisco. Muy pronto los rayos ahuyentarian la bruma que rodeaba el Golden Gate en las primeras horas del dia.