Pues bien, sigo la misma idea. Tratamos de describir el mundo de las prostitutas mediante observaciones proximas y entrevistas con confidentes. Trabajo de campo. Muy intimo, proximo y personal.

Tomo otro poco de ensalada.

– ?Quienes son? ?De donde proceden? ?Como entraron en ello? ?Que hacen dia a dia? ?Con que redes de apoyo cuentan? ?Como encajan en la economia legal? ?Como se ven a si mismas? ?Donde…?

– Comprendo.

Tal vez el vino surtiera su efecto o quizas habia acertado con la pasion de su vida, porque su animacion crecia por momentos. Aunque ya habia oscurecido comprobe que se habia sonrojado y que sus ojos brillaban a la luz de las farolas. O tal vez fuese por causa del alcohol.

– La sociedad ha proscrito a esas mujeres. A nadie le interesan realmente, salvo a aquellos que en cierto modo se ven amenazados por ellas y desean que desaparezcan.

Asenti mientras seguiamos comiendo.

– La mayoria de la gente cree que las mujeres se entregan a la prostitucion porque han abusado de ellas, las han obligado o por cualquier otra razon. En realidad, muchas lo hacen simplemente por dinero. Cuentan con habilidades limitadas para el mercado de trabajo legal, nunca conseguiran ganarse la vida de modo decente y lo saben. Entonces deciden dedicarse a ello unos anos porque es lo mas rentable que pueden hacer.

Seguimos comiendo.

– Y, al igual que cualquier otro grupo, tienen su propia subcultura. Me interesan las redes que construyen, sus planificaciones mentales, los sistemas de apoyo en que confian, todas esas cosas.

El camarero aparecio con nuestros platos fuertes.

– ?Y que me dices de los hombres que las contratan?

– ?Como?

La pregunta parecio desconcertarla.

– ?Que me dices de los tipos que van en su busca? Deberia ser un importante elemento en el conjunto. ?Tambien hablas con ellos?

Enrolle unos espaguetis en el tenedor.

– Yo… Si. Con algunos -balbuceo visiblemente aturdida.

Tras una pausa anadio:

– Dejemos de hablar de mi, Tempe. Cuentame en que estas trabajando. ?Algun caso interesante?

Mientras hablaba centro los ojos en su plato.

El giro fue tan brusco que me cogio desprevenida, y le respondi sin pensar:

– Unos crimenes que me tienen muy nerviosa.

Al instante lamente haber pronunciado tales palabras.

– ?Que crimenes?

Se le velaba la voz y sus palabas tenian vibraciones nerviosas.

– Uno horrible que descubrimos el martes.

Me interrumpi: Gabby nunca ha querido saber nada de mi trabajo.

– ?Ah!

Se sirvio mas pan. Intentaba mostrarse cortes: ella me habia hablado de su trabajo y se disponia a escucharme a su vez.

– Si, aunque me sorprende que no se haya divulgado gran cosa en los periodicos. El cadaver fue encontrado en Sherbrooke la semana pasada. Se desconoce su identidad. Resulto que habia sido asesinada el pasado abril.

– Se parece a muchos de tus casos. ?Que te desconcierta?

Me retrepe en mi asiento y la mire mientras me preguntaba si realmente deseaba que me extendiera en el asunto. Tal vez seria mejor hablar de ello. ?Mejor para quien? ?Para mi? No podia hacerlo con nadie mas. ?Deseaba ella de verdad escucharme?

– La victima estaba mutilada. Luego el cuerpo fue descuartizado y arrojado a un barranco.

Me miro en silencio, sin hacer comentarios.

– Creo que el modus operandi es similar a otro en el que habia trabajado.

– ?Que quieres decir?

– Advierto los mismos… -me detuve, indecisa, sin encontrar la palabra adecuada-. Los mismos elementos en ambos.

– ?Tales como…?

Cogio su copa.

– Apaleamiento salvaje, desfiguracion del cuerpo.

– Pero eso es muy corriente cuando se trata de mujeres, ?no es cierto? Nos aporrean, nos asfixian y luego nos hacen picadillo. Violencia masculina.

– Si -reconoci-. Y realmente ignoro la causa de la muerte en este caso porque los restos estaban muy descompuestos.

Gabby parecia sumamente incomoda. Tal vez hubiera sido un error.

– ?Que mas? -insistio.

Sostenia la copa en la mano, pero no bebia.

– La mutilacion. El descuartizamiento o la extraccion de partes. O…

Guarde silencio al recordar el desatascador. No comprendia exactamente su significado.

– De modo que crees que el mismo canalla es el causante de ambos -dijo ella.

– Si, asi es. Pero no puedo convencer al idiota que lleva el caso. Ni siquiera se ha dignado examinar el anterior.

– ?Esos asesinatos podrian ser obra de algun canalla que se excita asesinando mujeres?

– Si -respondi sin mirarla.

– ?Y crees que volvera a hacerlo?

De nuevo su voz sonaba crispada. Deposite el tenedor sobre la mesa y la observe. Me miraba con fijeza, con la cabeza un poco adelantada y apretando con fuerza el tallo de su copa, que temblaba ligeramente.

– Lo siento, Gabby. No tendria que haberte hablado de esto. ?Estas bien?

Se irguio en su asiento y deposito la copa pausadamente, sosteniendola un instante en el aire antes de dejarla en la mesa y sin dejar de mirarme. Le hice senas al camarero.

– ?Quieres cafe?

Asintio con la cabeza.

Concluida la cena nos permitimos cannoli y capuchinos. Ella parecio recobrar su buen humor, y nos reimos y burlamos recordando nuestros tiempos en la epoca de Acuario, nuestras largas y lisas cabelleras, nuestras camisas tenidas a trozos, nuestros tejanos que se sostenian en las caderas y formaban campana en los tobillos, una generacion que seguia identicas vias de escape del conformismo. Era ya mas de medianoche cuando salimos del restaurante.

A nuestro paso por Prince Arthur ella saco de nuevo el tema de los asesinatos.

– ?Como sera ese tipo? -dijo.

La pregunta me cogio por sorpresa.

– Quiero decir si se tratara de un tipo excentrico o normal y si serias capaz de detectarlo.

Mi confusion la irritaba.

– ?Podrias distinguir a ese cabron en una reunion religiosa?

– ?Al asesino?

– Si.

– No lo se.

– ?Seria competente? -insistio.

– Eso creo. Si fue la misma persona quien mato a las dos mujeres, estoy segura de que es un tipo organizado, que planea sus actos. Muchos criminales en serie enganan a la gente durante largo tiempo hasta que caen en manos de la justicia. Pero yo no soy psicologa; es simple especulacion.

Llegamos al coche y abri la puerta. De pronto ella me cogio del brazo.

– Deja que te muestre la zona.

No comprendi que queria decir. De nuevo me habia cogido por sorpresa.

Вы читаете Testigos del silencio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату