demasiadas iniciativas. ?Vaya dia!

Me concentre de nuevo en la hoja de calculo. Amplie los titulares de las columnas. Caracteristicas fisicas; geografia; disposicion de las viviendas; trabajos; amigos; miembros familiares; fechas de nacimiento; fechas de defuncion; fechas de descubrimiento; tiempos; lugares. Introduje todo cuanto imagine que podia demostrar una vinculacion. En el extremo izquierdo inscribi cuatro nuevos titulares: Adkins, Gagnon, Trottier e «Inconnue». Sustituiria la designacion de «desconocida» cuando vinculasemos un nombre a los huesos de St. Lambert. A las siete y media cerre el archivo, recogi el ordenador portatil y me dispuse a ir a trabajar.

Puesto que el trafico estaba atestado ataje por el tunel Ville Marie. Aunque era plena manana, nubes oscuras y densas envolvian la ciudad en sombria penumbra. Las calles estaban cubiertas de un brillo humedo que reflejaba las luces de los frenos en aquella hora punta matinal.

Mis limpiaparabrisas repetian un monotono estribillo apartando el agua en dos zonas a modo de abanico. Me adelante en el asiento y balancee la cabeza como una tortuga paralitica en busca de un fragmento de cristal visible entre las rayas. Me dije que ya era hora de cambiar los limpiaparabrisas, a sabiendas de que no lo haria. Tarde mas de media hora en llegar al laboratorio.

Me proponia ir directamente a los archivos, extraer todos los detalles e introducirlos en la hoja de calculo, pero me encontre con dos encargos en la mesa. Habian hallado a un bebe en un parque municipal, encajonado entre las rocas del cauce de un arroyo. Segun la nota de LaManche, los tejidos se habian disecado y los organos internos eran irreconocibles pero, por lo demas, el cadaver estaba bien conservado. Deseaba mi opinion sobre la edad de la criatura. Aquello no me costaria mucho.

Examine el informe policial unido a otro impreso. «Ossements trouves dans un bois.» Huesos encontrados en un bosque. Mis casos mas corrientes. Podia significar desde un asesinato multiple a hachazos, hasta un gato muerto.

Llame a Denis y le pedi radiografias del pequeno; luego baje a inspeccionar los hallazgos. Lisa trajo una caja de carton del deposito y la coloco sobre la mesa.

– C'est tout?

– C'est tout. -Alli estaba todo.

Me tendio los guantes y retire tres terrones de arcilla endurecida del interior de la caja, de cada uno de los cuales sobresalian los huesos. Golpee la materia, pero estaba dura como cemento.

– Que saquen fotos y radiografias. Luego pongalos en una criba y dejelos en remojo utilizando divisiones para mantener los fragmentos separados. Regresare en cuanto concluya la reunion.

Los cuatro patologos restantes del LML se reunian cada manana con LaManche para revisar casos y recibir encargos de autopsias. Cuando estoy alli, tambien asisto. Al entrar en el despacho de LaManche vi que este, Nathalie Ayers, Jean Pelletier y Marc Bergeron ya estaban sentados alrededor de la mesa de conferencias. Segun el tablero de actividad del pasillo adverti que Marcel Morin se hallaba en los tribunales y que Emily Santangelo disfrutaba de permiso.

Todos se movieron para dejarme espacio y anadieron una silla al circulo. Intercambiamos Bonjour y Comment ca va?

– ?Que hace aqui en miercoles, Marc? -le pregunte.

– Manana es festivo.

Lo habia olvidado por completo: era el dia nacional de Canada.

– ?Ira al desfile? -pregunto Pelletier con rostro inexpresivo.

Se expresaba hasta tal punto con los matices del interior del pais que resultaba casi ininteligible para mi. Me habia pasado meses sin comprenderlo en absoluto, por lo que me habia perdido sus ironicos comentarios. En aquellos momentos, despues de cuatro anos, entendia casi todo cuanto decia. Aquella manana no tenia dificultad alguna en captar la intencion de sus palabras.

– Creo que este me lo perdere.

– Podria hacerse pintar el rostro en una caseta. Seria mas facil.

Risitas generales.

– O tal vez hacerse tatuar: es menos doloroso.

– Muy divertido.

Fingia inocencia con las cejas enarcadas, los hombros levantados y mostrando las palmas. Se recosto en el asiento, asio el ultimo fragmento de un cigarrillo sin filtro entre los amarillentos dedos y dio una profunda calada. Al parecer jamas habia salido de la provincia de Quebec. Tenia sesenta y cuatro anos.

– Solo hay tres autopsias -comenzo LaManche, que distribuia los casos de la jornada.

– Respiro prefestivo-comento Pelletier mientras cogia su formulario-. La situacion mejora. -Su dentadura postiza le chasqueaba ligeramente al hablar.

LaManche cogio su rotulador rojo.

– Si, por lo menos el tiempo es mas fresco. Tal vez eso resulte beneficioso.

Repaso la desalentadora lista del dia anadiendo informacion adicional en cada caso. Un suicidio por monoxido de carbono; un anciano hallado muerto en su lecho; un bebe arrojado en un parque.

– El suicidio parece muy claro -comento mientras examinaba el informe policial-. Hombre blanco… Veintisiete anos… Encontrado ante el volante del coche en su propio garaje… con el deposito de gasolina vacio, la llave en el encendido y el motor activado.

Deposito varias fotos sobre la mesa en las que aparecia un Ford azul oscuro en un garaje individual. Un trozo de tubo flexible de los utilizados para secadoras de ropa llegaba desde el escape hasta la ventanilla posterior derecha del vehiculo. LaManche leyo en voz alta.

– Historial depresivo… Note d'adieu. -Miro a Nathalie-. ?Que tal, doctora Ayers?

Ella asintio en senal de aceptacion y recogio el papeleo. LaManche marco las iniciales «Ay» en rojo en la lista principal y recogio el siguiente juego de impresos.

– El numero 26742 corresponde a un hombre blanco de sesenta y ocho anos, diabetico controlado.

Paseo la mirada por el resumen del informe para extraer la informacion pertinente.

– Llevaba varios dias sin ser visto… Lo encontro su hermana… sin senales traumaticas. -Leyo para si unos segundos-. Lo curioso es el retraso entre el momento en que lo descubrio y cuando llamo pidiendo ayuda. Al parecer, entretanto la dama limpio la casa. ?Doctor Pelletier? -inquirio.

Pelletier se encogio de hombros y le tendio la mano. LaManche inscribio «Pe» en rojo en su lista y le entrego los impresos acompanados de una bolsa de plastico repleta de recetas medicas y medicamentos de uso corriente. Pelletier recogio los materiales e hizo un comentario burlon que se me escapo.

Centre mi atencion en el monton de fotos que acompanaban el historial del nino. Todas ellas mostraban desde diversos angulos un arroyo de escasa profundidad atravesado por una pequena pasarela. Entre las piedras yacia el cuerpecito, secos los musculos, la piel amarilla como un pergamino antiguo. Una aureola de fino cabello le rodeaba la cabeza, y delicadas pestanas bordeaban sus parpados de palido azul. El nino extendia los dedos como si pidiera socorro o buscara donde agarrarse. Estaba desnudo, y la mitad de su cuerpo sobresalia de una bolsa de plastico de color verde. Parecia un faraon en miniatura, expuesto y desechado. Comence a sentir gran aversion hacia las bolsas de plastico.

Deje las fotos en la mesa y escuche a LaManche que concluia su resumen y marcaba «La» en su hoja. El realizaria la autopsia y yo ajustaria la edad tras examinar el desarrollo del esqueleto. Bergeron efectuaria un intento con los dientes. Todos dimos nuestra conformidad y, puesto que no habia mas asuntos que tratar, la reunion concluyo.

Me prepare un cafe y volvi a mi despacho. Sobre la mesa se encontraba un gran sobre marron. Lo abri y pase la primera radiografia del pequeno por la pantalla. Cogi un impreso del cajon de la mesa de trabajo y comence mi examen. Solo habia dos huesos carpianos en cada mano, sin capsulas en las puntas de los dedos. Inspeccione las partes inferiores de los brazos: tampoco habia capsulas en ningun radio. Conclui con la parte superior del cuerpo, relacione en mi hoja de inventario aquellos elementos oseos que estaban presentes y anote los que aun no se habian formado. Luego hice lo mismo con la parte inferior del cuerpo, pasando de una a otra radiografia para asegurarme de mis observaciones. El cafe se enfrio.

Los ninos nacen con el esqueleto incompleto. Algunos huesos tales como los carpos de las manos no estan en el momento de nacer y aparecen meses, o incluso anos, mas tarde. Otros huesos carecen de los nudos y crestas que con el tiempo conformaran a los adultos. Las partes que faltan surgen sucesivamente, de modo previsible, y

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