El hombre escupio una flema que proyecto directamente en la acera. Se paso el dorso de la mano por la boca, volvio al interior y cerro la puerta sin advertir mi presencia.

Permaneci inmovil con las piernas como dormidas, incapaz de moverme.

«?Gran actuacion, Brennan! ?Presa del panico y a punto de echar a correr! ?Por que no encender una bengala y hacer sonar una sirena?»

El edificio en el que el hombre habia desaparecido formaba parte de una hilera de casas que parecian apoyarse entre si para no caerse. Si hubieran apartado uno de ellos, la manzana se habria desmoronado. Un letrero lo identificaba como LE SAINT VITUS, y ofrecia CHAMBRES TOURISTIQUES. Habitaciones para turistas. Muy adecuado.

?Era su residencia o simplemente su lugar de citas? Me resigne a seguir aguardando.

Una vez mas busque un lugar donde ocultarme. De nuevo distingui lo que me parecio un hueco en la otra acera. Cruce y descubri de que se trataba. Tal vez estaba aprendiendo, tal vez podia considerarme afortunada.

Aspire profundamente y me deslice en las sombras de mi nuevo pasillo. Fue como reptar en un contenedor de basura. El ambiente era calido y denso y olia a orines y a desechos.

Permaneci en el angosto espacio, apoyandome ora en un pie o en el otro. El recuerdo de las aranas y cucarachas muertas que habia visto en el poste del barbero me impedian recostarme contra la pared. Y ni pensar siquiera en sentarme.

El tiempo transcurria lentamente. No apartaba los ojos de Saint Vitus, aunque dejaba divagar mis pensamientos. Pensaba en Katty, en Gabby y en san Vito. ?Quien habia sido en realidad? ?Como le habria sentado que dieran su nombre a aquel cubil de la acera de enfrente? ?No habia una enfermedad con ese nombre? ?O seria san Telmo?

Pense en Saint Jacques. La foto del cajero automatico era tan deficiente que apenas se distinguia su rostro. El viejo tenia razon: ni siquiera su propia madre lo habria reconocido.

Ademas, podia haberse cambiado el peinado, dejado barba o puesto gafas.

Los incas construyeron una red de carreteras; Anibal cruzo los Alpes; Seti se instalo en el trono… Nadie entraba ni salia de Saint Vitus. Procure no pensar en lo que sucedia en una de sus habitaciones. Confie en que el tipo fuera rapido.

En mi reducido espacio no corria aire, y los muros aun retenian el calor acumulado de toda la jornada. La camiseta se me empapo y pego en el cuerpo. Tenia la cabeza mojada de sudor y de vez en cuando se deslizaba una gota por mi cuello o rostro. Me removia, observaba y pensaba. El ambiente era irrespirable. El cielo grunia y destellaba discretamente: simples gemidos celestiales. De vez en cuando un coche iluminaba la calle y pasaba de largo dejandola sumida de nuevo en la oscuridad.

El calor, el olor y el confinamiento comenzaron a hacer sentir sus efectos. Tenia un sordo dolor entre las cejas y sensacion de nauseas en el fondo de la garganta. Trate de ponerme de cuclillas.

De pronto una sombra se cernio amenazadora sobre mi. Mis pensamientos estallaron en miles de direcciones. ?Estaria el pasillo abierto en el otro extremo? ?No habia previsto una via de escape!

El hombre se metio en el pasaje hurgandose en la cintura. Mire hacia atras, a mis espaldas, que se encontraba oscuro como boca de lobo. ?Estaba atrapada!

Entonces, como en un experimento fisico en el que responden fuerzas iguales y opuestas, me levante bruscamente y retrocedi torpemente con las piernas entumecidas. El hombre, sorprendido, tambien retrocedio unos pasos. Adverti que era asiatico, aunque entre las lugubres sombras solo se distinguian sus ojos desorbitados y sus blancos dientes.

Me aprete contra la pared tanto para apoyarme como para protegerme. El tipo me miro con aire lascivo y movio perplejo la cabeza. Luego se marcho tambaleante por la acera metiendose la camisa y subiendose la cremallera.

Por unos momentos permaneci inmovil, hasta que los latidos de mi corazon se regularizaron.

?Tan solo era un borracho que queria orinar y ya se habia ido!

?Y si hubiera sido Saint Jacques?

No era el caso.

«No te preparaste una salida. Has sido una necia. Vas a dejarte asesinar.»

«Solo era un borracho.»

«Ve a casa: John tiene razon. Deja esto para los policias.»

«Ellos no lo haran.»

«No es tu problema.»

«Pero Gabby si lo es.»

«A buen seguro que se encuentra en Sainte Adele.»

«Alli deberia haber ido yo.»

Ya mas tranquila reanude mi vigilancia. Segui pensando en san Vito. El baile de san Vito. ?Eso era! Aquello se habria propagado en el siglo XV. La gente se ponia nerviosa e irritable y sus extremidades comenzaban a contorsionarse. Creyeron que era una forma de histeria y acudian en peregrinacion al santo. ?Y que se decia de san Telmo? Se hablaba del fuego. Algo que tenia que ver con el cornezuelo del centeno. ?Tambien aquello enloquecia a la gente?

Pense en las ciudades que me gustaria visitar: Abilene, Bangkok, Chittagong. Siempre me habia agradado ese nombre, Chittagong. Tal vez iria a Bangladesh. Me encontraba en la letra D, cuando Julie salio del Saint Vitus y se marcho tranquilamente. Me mantuve en mi puesto: ella habia dejado de ser mi objetivo. No tuve que aguardar mucho. Mi presa tambien se marchaba.

Deje que cruzara la mitad de la acera y entonces lo segui. Sus movimientos me recordaban las ratas que escapan de la basura. Se escabullia con los hombros encorvados, la cabeza hundida, la bolsa aferrada al pecho. Compare su figura con la que habia visto salir disparada de la habitacion de la rue Berger. No me parecian muy similares, pero Saint Jacques habia sido demasiado rapido y su aparicion totalmente inesperada. Aunque era posible que fuese el mismo, yo no habia tenido bastante tiempo para verlo la vez anterior. Evidentemente aquel tipo no se movia tan deprisa.

Por tercera vez en muchas horas me internaba por un laberinto de calles transversales y laterales. El individuo giro por fin y se dirigio hacia una casa de piedra gris con fachada en forma de arco. Era como cientos de otras ante las que habia pasado aquella noche, aunque algo menos sordida, y la escalera oxidada se remontaba en forma de curva hasta las puertas con la pintura estropeada.

El hombre subio rapidamente la escalera con un veloz repiqueteo metalico de sus pies y luego desaparecio por una puerta vistosamente tallada. Casi inmediatamente se encendio una luz en el primer piso del arco, tras unas ventanas semiabiertas cuyas cortinas pendian lacias e inmoviles. Se distinguia una figura que se movia por la habitacion velada por el grisaceo encaje. Pase a la otra acera y aguarde. En esa ocasion no habia ningun callejon donde ocultarse.

Durante unos momentos el hombre se movio de un lado para otro y luego desaparecio. Aguarde.

«?Es el, Brennan! ?Esta ahi!»

«Acaso este visitando a alguien o haya acudido a entregar algo.»

«Ya lo tienes. Puedes marcharte.»

Consulte el reloj: las once y veinte. Aun era temprano, asi que aguardaria otros diez minutos.

No tuve que esperar tanto. La figura reaparecio, levanto las ventanas por completo y desaparecio de nuevo. Luego la habitacion se quedo a oscuras. ?Era hora de acostarse!

Aguarde cinco minutos para asegurarme de que nadie salia del edificio y ya no precise mas senales para convencerme. Ryan y los muchachos podian comenzar desde alli.

Anote la direccion e inicie mi camino de regreso hacia el coche confiando en poder encontrarlo. La atmosfera seguia siendo densa y el calor tan intenso como a primera hora de la tarde. Hojas y cortinas pendian inmoviles, como recien lavadas y colgadas a secar. El anuncio de neon de St. Laurent resplandecia por encima de los edificios a oscuras e iluminaba el laberinto de callejuelas por el que yo avanzaba a toda prisa.

El reloj del salpicadero senalaba la medianoche cuando entre el coche en el garaje. Iba mejorando: llegaba a casa antes de que amaneciera.

Al principio no detecte ruido alguno. Me encontraba al otro extremo del garaje y escogia mi llave, cuando por fin se interfirio en mi mente consciente. Me quede inmovil y escuche con atencion. Un intenso pitido llegaba a mis

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