Y TODOS CAYERON COMO UN CASTILLO DE NAIPES, decia el titular. La firma era de Larry Frost, mi primo lejano y perdido, y su reportaje era una coleccion de entrevistas con los asociados de R amp; B. Una cita de la «asociada de Rosato» Renee Butler decia que ella se sentia «traicionada» por mi. Bob Wingate «solo deseaba olvidarse de todo el asunto» y llevaba a cabo una busqueda sin exito de un nuevo empleo. Eve Eberlein no habia permitido que la entrevistaran, pero se decia que estaba preparando la defensa del juicio Wellroth. Jennifer Rowlands habia encontrado empleo en otro bufete de Filadelfia. En un apartado titulado «Nube plateada sobre un bufete juridico», Jeff Jacobs y Amy Fletcher anunciaban su proxima boda. Por todos los santos.

Pulse de nuevo y aparecio la siguiente noticia. El titular me hizo contener la respiracion:

HOY SERVICIO FUNEBRE EN

MEMORIA DE ABOGADO

Hoy se ha celebrado un servicio funebre en memoria de Mark Biscardi, residente de Center City y socio de la firma Rosato amp; Biscardi. El servicio y el entierro han contado con la presencia de numerosos clientes y colegas del abogado asesinado y fue organizado por Eve Eberlein, una asociada de la firma. Sam Freminet, de Grun amp; Chase, leyo una homilia.

Me apoye en el respaldo como si mi peso me empujara en esa direccion. Mark estaba muerto, definitivamente. Me habia perdido el funeral. Cai en un estado de sopor mientras pensaba en el y luego repare en lo que Grady me habia dicho sobre Mark la noche que nos vimos en el cobertizo de botes. Le estuve dando vueltas. ?Me habia amado Mark de verdad? ?Me amaba Grady?

Senti un nudo en el estomago. Permaneci quieta contemplando las palabras de la pantalla, la unica luz que como un faro iluminaba la sala.

Las diecinueve cuarenta y cinco. No habia ruidos en la planta y todos los perdedores ya estarian en sus casas. Las mujeres de la limpieza empezarian su ronda a las ocho de la noche, pero el cartel que yo habia colgado de la puerta las mantendria alejadas. Estaria a salvo si salia a esa hora, especialmente un viernes por la noche. Habia muchos enigmas que no podia resolver desde una silla.

Pero lo primero era lo primero.

Me levante, estire las piernas y apague el ordenados Luego recogi lo que necesitaba y me aventure a salir de la sala D de reuniones.

Sucede que a veces las cosas se complican. Como dejar unos documentos en un coche con un gato en su interior. Me sente contenta en el asiento delantero del banana movil mientras mi pequena pelota de piel seguia jugando con los espaguetis de papel. Suponia una mejora respecto a usar el coche como basurero o incluso a lo que podian llegar a hacer los abogados con sus escritos.

Seguidamente, el gato empezo a jugar con un trozo de atun en el asiento delantero sin atender a mis intentos de que se lo comiera o bebiera la leche que le habia traido. Lo acaricie mientras jugueteaba y me echo una mirada desde el hermoso triangulo de su cara. Los ojos azules, la esponjosa nariz rosada. Era carinoso aunque no fuera un triunfador de las leyes. Se merecia un nombre.

– ?Que tal gato Sylvester?

Parpadeo. Contrasena erronea.

– ?Gilligan? ?Little Buddy?

Se mostro aburrido, luego se instalo sobre mi regazo disponiendose a descansar.

– ?Samantha?. ?Endora? ?Tabitha? --Ni siquiera sabia si era gato o gata. Lo levante para averiguarlo cuando oi un sonido en la ventanilla al lado de mi oreja.

Me di la vuelta sorprendida y me encontre con una porra de policia. Una pistola enfundada en su pistolera. Redondas esposas cromadas colgando de un ancho cinturon. Senti panico y levante la mirada hasta dar con la chapa brillante de un policia de Filadelfia.

24

– Salga del coche, por favor -dijo el agente.

El corazon me dejo de palpitar. No tenia otra alternativa. Se me aparecio la imagen de la carcel. Luego la de mi madre, perdida. Me aferre al gato y abri la puerta.

– ?Es ella! ?Esa es! -dijo una vieja detras de el. Tenia una pinta extrana, con las cejas repintadas y una pintura de labios roja como la de Gloria Swanson. Su frente terminaba de forma desigual en un cabello plateado recubierto por una redecilla blanca. Me senalaba con un dedo artritico que terminaba en una una pintada de escarlata-. ?Es ella! ?La pelirroja!

El agente la hizo a un lado con la mano y se concentro en mi con una expresion seria en su rostro rubicundo y arrugado.

– Tengo que hacerle unas preguntas, senorita.

– Digame, agente. -Empezo a palpitarme el corazon. Le estudie la cara, pero no se trataba de ninguno de mis acusados. Manten la calma, me dije. Piensa como Linda Frost.

– ?Es su coche?

– -Si.

– ?Ya le he dicho que es ella!

– ?Tiene la documentacion?

– Esta arriba, en mi despacho.

– ?Y su carnet de conducir?

– Tambien esta en el despacho. Lo puedo ir a buscar si usted quiere. -Si me dejaba ir, saldria disparada.

– -No sera necesario. ?Como se llama?

– -Linda Frost. --Me puse el gato bajo el brazo, busque en el bolsillo mi tarjeta de identificacion y se la pase con la mayor naturalidad posible--. Trabajo en este edificio, en Grun amp; Chase. Soy abogada.

La vieja se aferro al uniforme del agente.

– -?Ella lo hizo, agente! ?Arrestela antes de que se escape!

Me puse tensa mientras el policia estudiaba mi identificacion de Grun.

– Se llama Linda.

– Asi es.

– Entonces, ?quien es Jammie?

– ?Jammie?

– La matricula del coche dice «Jammie 16» y usted dice que se trata de su coche. Si usted se llama Linda, ?quien es Jammie?

Oh, oh.

– -El gato.

– -?Le pone al coche el nombre del gato? -pregunto lentamente.

– -Pues claro. ?Por que no? Por supuesto.

– ?Arrestela! ?Arrestela! -chillo la vieja como un loro.

El policia parpadeo ante el chillido.

– Pero es un gato pequeno, un gatito. ?Como consiguio la matricula en tan poco tiempo?

– Todos mis gatos se han llamado Jammie. Jammie 16 fallecio, de modo que me hice con este cachorro, que es Jammie 17. Transferi la matricula a mi nuevo coche.

Me miro sin creerme.

– ?Ha tenido diecisiete gatos?

– No, no al mismo tiempo. Uno tras otro. Cuando un Jammie muere, consigo otro.

1--?Ya ha tenido diecisiete gatos? ?Que edad tiene usted? --El policia parecia francamente confundido y yo no le culpe. Dios santo, era una mentirosa muy poco convincente. La mayoria de mis colegas mentia mejor que yo.

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