8

Lee sujetaba el volante con tanta fuerza que los dedos se le estaban poniendo blancos. Un coche de policia, con la sirena en marcha, paso a toda velocidad en direccion contraria, Lee exhalo un suspiro de alivio y piso el acelerador a fondo. Se habian deshecho del otro vehiculo y ahora iban en el de Lee. Habia limpiado a conciencia el interior del coche del hombre muerto, pero no seria de extranar que hubiese olvidado algo. Y en la actualidad existian equipos capaces de encontrar cosas que el ojo no veia. Mal asunto.

Faith observo las luces hasta que desaparecieron en la oscuridad y se pregunto si la policia se dirigiria a la casita. Tambien se pregunto si Ken Newman tendria esposa e hijos. No habia visto que llevara anillo de casado en el dedo. Como la mayoria de las mujeres, Faith solia fijarse en ese detalle. Sin embargo, Ken parecia bastante paternal.

Mientras Lee conducia por carreteras secundarias, Faith movio la mano arriba, abajo y luego describio una linea vertical sobre el pecho para acabar de santiguarse. El gesto, casi automatico, le produjo una imperceptible sensacion de sorpresa. Anadio una plegaria silenciosa por el hombre muerto. Luego susurro otra oracion por su familia, si es que tenia.

– Siento tanto que te hayan matado… -dijo en voz alta para intentar disipar los sentimientos de culpa que la asolaban por haber sobrevivido.

Lee la miro.

– ?Era amigo tuyo?

Faith nego con la cabeza.

– Lo han matado por mi culpa. ?No te parece suficiente?

A Faith le sorprendio la facilidad con la que habia pensado y pronunciado las palabras de perdon y remordimiento. Debido a la vida nomada de su padre, apenas habia ido a misa, pero su madre habia insistido en que estudiara en colegios catolicos cada vez que llegaba a un nuevo destino, y su padre, tras la muerte de su madre, habia respetado esa norma. Los colegios catolicos debian de haberle ensenado algo aparte de los golpes de regla en los nudillos que las hermanas le propinaban con demasiada frecuencia. El verano previo al ultimo curso se habia quedado huerfana; su padre habia fallecido de un ataque al corazon y, como consecuencia, ella dejo de viajar constantemente de un lugar a otro. La enviaron a vivir con un pariente que no la queria y que ponia especial cuidado en no hacerle el menor caso. Faith se rebelaba cada vez que se le presentaba la ocasion. Fumo, bebio y dejo de ser la virgen Faith mucho antes de lo que se estilaba. En el colegio, cuando las monjas le bajaban el doblez de la falda hasta las rodillas le entraban ganas de subirlo hasta la entrepierna. Fue, pues, un ano poco memorable, al que siguieron otros en la universidad, donde intento encauzar su vida. Luego, durante los siguientes quince anos, habia pensado que llevaba un rumbo perfecto y que habia acertado al tomar las decisiones mas importantes de su vida. Ahora luchaba por mantenerse a flote y no estrellarse contra las rocas.

Faith se volvio hacia Lee.

– Tenemos que avisar a la policia y decirles donde esta el cadaver.

Lee nego con la cabeza.

– Eso desencadenaria toda una serie de problemas nuevos. No creo que sea buena idea.

– No podemos dejarlo alli. No estaria bien.

– Sugieres que vayamos a la comisaria local e intentemos explicarles lo ocurrido? Nos pondran camisas de fuerza.

– ?Maldita sea! Si tu no lo haces, entonces lo hare yo. No pienso permitir que se convierta en pasto para las ardillas.

– De acuerdo, de acuerdo. Tranquilizate -suspiro Lee-. Supongo que podemos hacer una llamada anonima para que la policia vaya a echar un vistazo.

– Perfecto -asintio Faith.

Al cabo de unos minutos, Lee se percato de que Faith se revolvia inquieta en el asiento.

– Quiero pedirte otra cosa -dijo ella.

El tono exigente de Faith comenzaba a irritarlo. Lee intento no pensar en el dolor que sentia en el codo, las motas de tierra fria que le habian entrado en los ojos o los peligros desconocidos que se cernian sobre ellos.

– ?Que? -pregunto en tono de hastio.

– Aqui cerca hay una gasolinera. Me gustaria lavarme. -Se apresuro a anadir-. Si te parece bien.

Lee miro las manchas que Faith tenia en la ropa y suavizo la expresion.

– De acuerdo -dijo.

– La gasolinera esta mas adelante… -informo Faith.

– Se donde esta -interrumpio Lee-. Me gusta saber que terreno piso.

Faith se limito a clavarle la vista.

Ya en el bano, mientras limpiaba minuciosamente la sangre de la ropa, Faith procuro no pensar en lo que estaba haciendo. Aun asi, tenia ganas de arrancarse la ropa y frotarse con el jabon y la toalla de papel que habia en el sucio lavabo del bano.

Cuando subio de nuevo al coche, su acompanante le dirigio una mirada elocuente.

– Sobrevivire, de momento -dijo Faith.

– Por cierto, me llamo Lee. Lee Adams.

Faith no respondio. Lee puso el coche en marcha y salieron de la gasolinera.

– No hace falta que me digas tu nombre -aseguro-. Me contrataron para que te siguiera, senorita Lockhart.

Faith lo observo con recelo.

– ?Quien te contrato?

– No lose.

– ?Como es posible que no sepas quien te contrato? -inquirio Faith.

– Reconozco que no es lo mas normal, pero a veces pasa. A algunas personas les averguenza contratar a un investigador privado.

– Asi que eso es lo que eres, un sabueso. -El tono de Faith destilaba desprecio.

– Es un modo tan legitimo como otro cualquiera de ganarse la vida, y lo hago todo de forma legal.

– ?Como se pusieron en contacto contigo?

– Supongo que gracias al impresionante anuncio que tengo en las Paginas Amarillas.

– ?Tienes la menor idea de donde estas metido, senor Adams? -Digamos que ahora tengo las cosas mas claras. El hecho de que me disparen siempre hace que me ponga a pensar.

– ?Quien te disparo?

– El mismo tipo que se cargo a tu amigo. Creo que lo heri, pero logro huir.

Faith se froto la sien y miro hacia la oscuridad. Lo que dijo Lee a continuacion la sobresalto.

– ?Estas en el programa de proteccion de testigos? -Lee espero, pero Faith no respondio, por lo que prosiguio. Mientras te dedicabas a ahogar el coche, me cerciore de que tu amigo estaba

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