de infrarrojos de mira amplia, que suponia una enorme mejora respecto al intensificador de luz ambiental que Lee habia utilizado en el pasado. Los infrarrojos de mira amplia detectaban el calor. No requeria luz y, a diferencia del intensificador, distinguia las imagenes oscuras de los fondos negros y traducia el calor en nitidas imagenes de video.

Lee enfoco la imagen; su campo de vision se habia visto reducido a una pantalla verde con imagenes rojas. Veia el coche tan de cerca que tenia la sensacion de que si alargaba la mano lo tocaria. La zona del motor era la que mas brillaba ya que todavia estaba muy caliente. Un hombre salio del lado del conductor. Lee no lo reconocio, pero tenso las facciones al ver a Faith Lockhart apearse del coche. En aquel momento, el hombre y Faith estaban el uno junto al otro. El hombre vacilo, como si hubiera olvidado algo.

«Maldita sea -renego Lee-. La puerta.»

Miro la puerta trasera de la casita. Estaba abierta de par en par.

El hombre reparo en ello. Se volvio hacia Faith, y se llevo la mano al interior del abrigo.

Desde el bosque, Serov apunto con el laser al cuello del hombre. Sonrio satisfecho. El hombre y la mujer estaban bien alineados. Las balas que el ruso empleaba eran un tipo de municion militar muy personalizada con revestimiento metalico. Serov conocia a la perfeccion las armas y las heridas que inferian. La bala, con su gran velocidad, atravesaria el blanco limpiamente. Sin embargo, causaria un efecto devastador cuando la energia cinetica del proyectil se liberara v se extendiera por el cuerpo. La cavidad y el tamano inicial de la herida, antes de cerrarse parcialmente, serian mucho mas grandes que la bala. La destruccion de los tejidos y huesos se produciria de forma radial, como un terremoto, por lo que ocasionaria graves danos en partes alejadas del impacto. Serov creia que, en cierto modo, todo aquello poseia su propia belleza.

Sabia que la velocidad constituia la clave de los niveles de energia cinetica, que a su vez, determinaban el destrozo que sufriria el blanco. Si se doblaba el peso de la bala, la energia cinetica se duplicaba. Sin embargo, Serov habia aprendido hacia ya tiempo que si multiplicaba por dos la velocidad de la bala entonces la energia cinetica se cuadruplicaba. Y el arma y la municion de Serov eran las mas rapidas del mercado. Si, sin duda, todo aquello poseia su propia belleza.

No obstante, la bala, gracias a su revestimiento metalico, podia atravesar a una persona y luego acertar y matar a otra. Ese metodo gozaba de gran popularidad entre los soldados que se lanzaban al combate y los asesinos a sueldo con dos objetivos. Sin embargo, si hacia falta otra hala para acabar con la mujer, Serov la gastaria. La municion era relativamente barata. Por consiguiente, tambien lo eran los humanos.

Serov inspiro, se quedo completamente inmovil y apreto el gatillo con suavidad.

«?Oh, Dios mio!», grito Lee al ver que el cuerpo del hombre se retorcia y luego se abalanzaba sobre la mujer. Los dos cayeron al suelo como si los hubieran cosido juntos.

Lee, de forma instintiva, se dispuso a salir corriendo del bosque para ayudarlos. Un disparo alcanzo el arbol que tenia al lado de la cabeza. Lee se lanzo al suelo de inmediato y busco refugio al tiempo que otra bala iba a parar muy cerca. Lee, tumbado de espaldas, temblando tanto que apenas podia enfocar con el maldito monoculo, escudrino la zona desde la que creia que procedian los tiros.

Otro tiro impacto junto a el, arrojandole un poco de tierra mojada a la cara. Quienquiera que estuviera disparando, sabia lo que hacia y disponia de municion suficiente como para acabar con un dinosaurio. Lee intuyo que el tirador estaba acorralandolo poco a poco.

Noto que utilizaba un silenciador ya que cada disparo sonaba como si alguien diese palmadas en una pared. ?Paf, paf, paf! Tambien podian ser globos que estallasen en una fiesta infantil y no trozos de metal conicos que volaban mas deprisa que un avion para acabar con cierto investigador privado.

Aparte de la mano con la que sostenia el monoculo, Lee intento no moverse ni respirar. Por un instante terrible, vio que la linea roja del laser se movia junto a su pierna como una serpiente curiosa, pero desaparecio de repente. Lee no tenia mucho tiempo. Si permanecia alli, era hombre muerto,

Se apoyo la pistola sobre el pecho, extendio la mano y busco a tientas en la tierra hasta que encontro una piedra. La lanzo a menos de dos metros moviendo apenas la muneca y espero; la piedra golpeo un arbol y, acto seguido, una bala impacto en el mismo lugar.

Lee, con el monoculo de infrarrojos, avisto de inmediato el calor que habia despedido el ultimo fogonazo de la boca del rifle ya que el gas caliente y carente de oxigeno que emanaba el canon se distinguia claramente del aire. Esta sencilla reaccion de elementos fisicos les habia costado la vida a muchos soldados ya que delataba su posicion. Ahora, Lee confiaba en obtener el mismo resultado.

Lee se valio del fogonazo para localizar la imagen termica del hombre entre la espesura de los arboles. No estaba muy lejos; de hecho se hallaba a tiro. Lee, que sabia que probablemente solo tendria una oportunidad, agarro con fuerza la pistola, levanto el brazo e intento encontrar un hueco por el que disparar. Sin apartar la mirada del blanco, quito el seguro, rezo en silencio y abrio fuego ocho veces. Las balas salieron practicamente en la misma direccion, lo que aumentaba las posibilidades de acierto. Las detonaciones de su pistola eran mucho mas ruidosas que las del rifle con silenciador, todos los animales huyeron de aquel conflicto humano.

Uno de los disparos de Lee dio en el blanco de milagro, quiza porque Serov se habia interpuesto en la trayectoria del proyectil mientras intentaba aproximarse a el. El ruso gruno de dolor cuando la bala le penetro el antebrazo izquierdo. Durante un rato solo sintio una punzada, pero luego, a medida que la bala se abria paso por los tendones y las venas, le destrozaba el humero y se detenia en la clavicula, el dolor se torno insoportable. A partir de aquel momento, tendria inutilizado el brazo izquierdo. Despues de matar a mas de una docena de personas, siempre con una pistola, Leonid Serov por fin supo que se sentia al recibir un disparo. El ex agente del KGB sujeto con firmeza el rifle con la otra mano y se dispuso a retirarse con profesionalidad. Dio media vuelta y huyo, salpicando de sangre el suelo con cada paso.

A traves del monoculo de infrarrojos, Lee observo al hombre mientras se alejaba. Coligio, por su manera de correr, que al menos uno de los disparos lo habia alcanzado. Decidio que seria arriesgado e innecesario perseguir a un hombre herido y armado. Ademas, tenia otras cosas que hacer. Recogio la mochila y se dirigio a toda prisa a la casita.

6

Mientras Lee y Serov disparaban el uno contra el otro, Faith intento recobrar el aliento. El choque con Newman la habia dejado sin aire y con un dolor agudo en el hombro. No sin esfuerzo, logro quitarselo de encima. Noto una sustancia calida y pegajosa en el vestido. Por una fraccion de segundo, llego a pensar que le habian pegado un tiro. No lo sabia, pero la pistola Glock del agente habia funcionado como un pequeno escudo y habia desviado la bala cuando salio del cuerpo. Examino por unos instantes lo que quedaba del rostro de Newman y le entraron ganas de vomitar.

Faith aparto la mirada, se agacho cuanto pudo, introdujo la mano en el bolsillo del agente y saco las llaves del coche. El corazon le latia con tanta fuerza que le costaba pensar. Apenas era capaz de sostener las malditas llaves en las manos. Sin ponerse en pie, abrio la puerta del lado del conductor.

Se estremecia tanto que no sabia si lograria conducir el coche. Una vez dentro, cerro la puerta y echo el seguro. Encendio el coche, puso la marcha atras y piso el acelerador, pero el motor se ahogo y se apago. Faith profirio varios insultos y dio vuelta de nuevo a la llave de contacto; el motor arranco. Apreto el acelerador con mas suavidad y la maquina continuo ronroneando.

Estaba a punto de acelerar cuando se le hizo un nudo en la garganta. Habia un hombre junto a la ventana del conductor. Respiraba con dificultad y parecia tan asustado como ella. Sin embargo, lo que le habia llamado la atencion era que la tenia encanonada con una pistola. El hombre le indico por medio de senas que bajara la ventanilla. Faith contemplo la posibilidad de acelerar.

– Ni se te ocurra -dijo el hombre, como si le hubiera leido el pensamiento-. No

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