cosquillearon la nuca, agito la cabeza. ?A que venia aqui Faith Lockhart si no empleaba la casa como nidito de amor? Esa habia sido su conclusion inicial, aunque solo la habia visto con la mujer alta. Las personas tienen todo tipo de tendencias y gustos sexuales, pero nadie haria el amor sobre esas sabanas aunque se tapara la nariz con cemento.

Lee bajo a la planta inferior, cruzo el pasillo y entro en otra habitacion situada en la parte delantera de la casa, que Lee supuso que era la sala. Tambien alli unas tablas cubrian las ventanas. Habia una estanteria en una de las paredes, aunque desprovista de libros. Al igual que en la cocina, el techo estaba inacabado. Lo enfoco con la linterna y vio que habia pequenos trozos de madera clavados entre las vigas en angulos de cuarenta y cinco grados, formando una hilera de varias equis a lo largo del techo. La madera era diferente de la de la construccion original; mas clara y con un veteado distinto. ?Servirian como puntales? Por que las habrian colocado?

Nego con la cabeza, con la resignacion de un hombre que acepta su destino. Ahora, a la lista de preocupaciones que ya lo acosaban habia que anadir la posibilidad de que la maldita planta de arriba se viniera abajo en cualquier momento. Lee imagino que en su nota necrologica escribirian algo asi: DESAFORTUNADO INVESTIGADOR PRIVADO FALLECE APLASTADO POR UNA BANERA-DUCHA; SU ACAUDALADA EX MUJER SE NIEGA A HACER COMENTARIOS.

Lee alumbro el espacio que lo rodeaba y se quedo petrificado. En una de las paredes habia una puerta; debia de ser la de un armario. Nada en ella llamaba la atencion excepto un cerrojo de seguridad. Lee se aproximo, lo observo con detenimiento y reparo en el montoncito de serrin que habia justo debajo. Lee dedujo que lo habia dejado alli la persona que instalo el mecanismo y taladro la puerta de madera. Cerrojos de seguridad en la zona exterior de la casa. Sistema de seguridad. Un pestillo colocado recientemente en la puerta de un armario situado en el interior de una casa de alquiler que estaba en el culo del mundo. ?Por que se habian tomado tantas molestias? ?Que ocultaban alli?

«Mierda, mascullo de nuevo Lee. Le habria gustado salir de alli, pero no podia apartar los ojos del cerrojo. Si Lee Adams tenia un defecto, aunque resultaria injusto calificarlo de defecto teniendo en cuenta su profesion, era su curiosidad. Los secretos lo atormentaban. Las personas que intentaban ocultarle cosas lo sacaban de quicio. Lee, que respondia al prototipo de hombre convencido de que las grandes fuerzas adineradas asolaban la Tierra y sumian en la confusion a personas normales y corrientes como el, creia ciegamente en el principio de la revelacion y claridad absolutas. Fiel a su conviccion, Lee sostuvo la linterna entre el costado y el brazo, enfundo la pistola y saco el equipo para forzar puertas. Con gran destreza acoplo una ganzua al dispositivo. Respiro a fondo, introdujo la ganzua en la cerradura y puso en marcha la maquina.

Cuando el cerrojo se descorrio, Lee realizo otra profunda inspiracion, saco la pistola y apunto a la puerta mientras hacia girar el pomo. Dudaba que alguien se hubiera escondido en el armario y estuviera a punto de abalanzarse sobre el, pero lo cierto es que habia visto cosas mas raras en su vida. No era del todo imposible que alguien se ocultase tras la puerta.

Cuando Lee vio lo que habia en el armario, en parte deseo que el problema fuese tan sencillo como que le hubiesen tendido una emboscada. Solto varios insultos en voz baja, enfundo la pistola y salio corriendo.

El parpadeo de las luces rojas del equipo electronico resplandecia en la oscuridad a traves de la puerta abierta del armario.

Lee se dirigio a toda prisa hacia la otra habitacion de la parte delantera de la casa y alumbro las paredes trazando lineas regulares y ascendentes. Entonces la vio: habia una camara en la pared, junto a la moldura. Debia de tener un objetivo diminuto, disenado para la vigilancia encubierta. Resultaba invisible en aquella penumbra, pero la luz de la linterna se reflejaba en ella. Lee desplazo el haz y enfoco un total de cuatro camaras.

«Mierda», penso. El sonido que habia oido antes. Seguramente habria tropezado con algun dispositivo que habia accionado las camaras. Regreso corriendo al armario del salon e ilumino con la linterna el aparato de video.

?«Expulsar»! ?Donde diablos estaba el boton de «expulsar»? Lo encontro, lo pulso pero no ocurrio nada. Lo apreto una y otra vez. Pulso los otros. Nada. Entonces se percato de que habia otro sensor de infrarrojos en la parte delantera del video y entonces comprendio por que no funcionaban los botones: el video se controlaba mediante un mando a distancia especial. Se le helo la sangre al imaginar todas las posibilidades que se derivaban de ello. Le paso por la cabeza disparar contra el video para que escupiera la cinta. Sin embargo, no seria de extranar que el maldito aparato estuviese blindado, en cuyo caso la bala rebotaria y lo alcanzaria a el. ?Y si estaba conectado a un satelite en tiempo real y la cinta solo era una copia de seguridad? ?Habia una camara en la habitacion? Tal vez lo observaran en ese preciso instante. Por un momento, penso en hacerles un corte de mangas.

Se disponia a salir disparado de nuevo cuando, de repente, se le ocurrio una idea. Rebusco a tientas en la mochila y se dio cuenta de que sus dedos no se movian con la destreza habitual. Rodeo con las manos la pequena caja. La saco rapidamente, forcejeo durante unos segundos con la tapa para abrirla y extrajo un iman pequeno pero potente.

Los imanes gozaban de gran popularidad entre los ladrones porque eran idoneos para localizar v descorrer los pasadores de las ventanas una vez cortado el cristal. De lo contrario, ni el mas experto de los ladrones seria capaz de quitar los pasadores. Ahora el iman desempenaria el papel contrario: no le ayudaria a entrar en la casa sino a salir de la misma sin dejar indicios, o al menos eso esperaba.

Sujeto el iman y lo deslizo por delante y por encima del video. Lo hizo una y otra vez mientras transcurria el minuto que se habia concedido antes de huir. Rezo para que el campo magnetico borrara las imagenes de la cinta. Sus imagenes.

Guardo el iman en la mochila, se volvio y volo hacia la puerta. En cualquier momento podia llegar alguien. De repente, Lee se detuvo.

? No seria mas prudente regresar al armario, arrancar el video v llevarselo? Oyo un ruido y, de inmediato dejo de pensar en el video.

Un coche se aproximaba a la casa.

«?Hijo de puta!», exclamo Lee entre dientes.

?Se trataba de Lockhart y su acompanante? Siempre habian ido a la casa un dia si y otro no. Al parecer, habian cambiado de costumbre. Lee regreso como una exhalacion al pasillo, abrio de golpe la puerta trasera, salio y salvo las escaleras de un salto. Cayo pesadamente sobre el cesped humedo, le resbalaron los pies y dio con su cuerpo en el suelo. El impacto le corto la respiracion y sintio un dolor intenso en el codo. No obstante, el miedo es el mejor de los analgesicos. Bastaron unos segundos para que se incorporara y arrancara a correr hacia el bosque.

Cuando Lee estaba a medio camino, el coche enfilo el camino de acceso; la luz de los faros oscilo ligeramente cuando el coche paso de la carretera al terreno mas irregular que conducia a la casa. Lee dio varias zancadas mas y se apresuro a ocultarse entre los arboles.

El punto rojo habia permanecido por unos instantes en el pecho de Lee. Serov lo habria matado sin problemas, pero eso habria alertado a los ocupantes del coche. El ex agente del KGB encanono con el rifle la puerta del conductor. Confiaba en que el hombre que acababa de esconderse en el bosque no fuera tan estupido como para intentar hacer algo. Hasta el momento habia tenido mucha suerte; se habia salvado no una vez, sino dos. Mas valia que no tentara a la suerte. Seria de muy mal gusto, penso Serov mientras volvia a apuntar con el laser.

Lee debio seguir corriendo, pero se detuvo, jadeando, y regreso con sigilo al limite del bosque. Su caracteristica mas marcada, tal vez en exceso, habia sido siempre la curiosidad. Ademas, era probable que las personas que se ocupaban del equipo de vigilancia electronico ya lo hubieran identificado. Que demonios, con seguridad ya sabrian a que dentista iba y que preferia la Coca-Cola a la Pepsi, asi que la situacion no empeoraria mucho aunque se quedara para ver que sucedia. Si los ocupantes del coche se encaminasen hacia el bosque, emularia al mejor corredor de maraton olimpico, y, aun descalzo, los desafiaria a que lo atraparan.

Se agacho y saco un monoculo de vision nocturna. Se basaba en una tecnologia

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