muerto. Llevaba una Glock de nueve milimetros y un chaleco antibalas Kevlar, aunque le sirvieron de bien poco. En el distintivo del cinturon ponia «FBI». No tuve tiempo para comprobar su documentacion. ?Como se llama?

– ?Es importante?

– Tal vez.

– ?Por que has mencionado el programa de proteccion de testigos? -quiso saber Faith.

– Por lo que vi en la casita: cerrojos especiales, sistema de seguridad. Es un piso franco, por asi decirlo. De lo que estoy seguro es de que nadie vive alli.

– Asi que has entrado.

Lee asintio.

– Al principio crei que tenias un amante, pero en cuanto entre me di cuenta de que la casa no era un nidito de amor. Debo admitir que es una casa fuera de lo comun. Camaras ocultas, grabadoras de video. Por cierto, ?sabias que te grababan en todo momento?

La cara de asombro de Faith basto para responder a la pregunta.

– Si no sabes quien te contrato, ?como te pidieron que me siguieras?

– Fue muy facil. Recibi una llamada en la que se me dijo que enviarian a mi despacho un paquete con informacion tuya y un adelanto de mis honorarios. Asi fue. Habia un expediente sobre ti y una buena suma en metalico. Me encargaron que te siguiese y eso hice.

– Me aseguraron que nadie me seguia.

– En eso soy muy bueno.

– Eso parece.

– En cuanto supe adonde ibas, me limite a llegar antes. Bien sencillo.

– Era una voz masculina o femenina?

– No lo se; estaba distorsionada.

– ?No te parecio sospechoso?

– A veces todo me parece sospechoso. De una cosa no hay duda: sea quien sea el que va a por ti, no se anda con chiquitas. La municion que empleaba ese tipo habria derribado a un elefante; la vi bien de cerca.

Lee se callo y a Faith le falto animo para decir nada mas. Llevaba varias tarjetas de credito en el bolso, todas con credito ilimitado, pero no le servirian de nada porque la localizarian en cuanto las utilizara. Introdujo la mano en el bolso y toco el llavero de peltre de Tiffany con las llaves de su bonita casa y el coche de lujo. Tampoco le servirian de nada. En la cartera solo llevaba cincuenta y cinco dolares y varios centavos. En esos momentos, solo le quedaba esa ridicula suma y la ropa que llevaba puesta. Le vino a la mente el amargo recuerdo de su infancia marcada por la pobreza, produciendole una profunda sensacion de impotencia.

De hecho, tenia una suma considerable de dinero, pero estaba en una caja de seguridad en su banco de Washington. El banco no abriria hasta el dia siguiente por la manana. En esa misma caja guardaba otras dos cosas que tambien eran de suma importancia: un carne de conducir y otra tarjeta de credito. En ambos figuraba un nombre falso. Le habia resultado bastante facil conseguirlos, pero habia confiado en que nunca tendria que utilizarlos, hasta tal punto que los habia guardado en el banco en vez de en un lugar mas accesible. Ahora se arrepentia de semejante estupidez.

Con esos documentos podria ir practicamente a donde quisiera. Se habia dicho una y otra vez que si todo salia mal el carne y la tarjeta supondrian su salvacion. «Bueno -penso-, el techo se ha hundido, las paredes comienzan a temblar, el tornado esta al otro lado de la ventana y la suerte se esta agotando. Ha llegado el momento de cerrar el negocio y darlo todo por terminado.»

Faith miro a Lee. ?Que haria con el? Faith sabia que el reto mas acuciante consistia en sobrevivir hasta la manana siguiente. Tal vez Lee podria ayudarla. Parecia saber lo que hacia y tenia una pistola. Si ella lograse entrar y salir del banco sin levantar sospechas, todo iria bien. Faltaban unas siete horas para que el banco abriera, pero para ella serian como siete anos.

9

Thornhill estaba sentado en el pequeno estudio de su bonita casa recubierta de hiedra, en un codiciado barrio de McLean, Virginia.

La familia de su esposa era rica, y el disfrutaba tanto de los lujos propios del dinero como de la libertad que le habia brindado su prolongada carrera de funcionario.

Sin embargo, en aquellos momentos nada de eso lo reconfortaba en absoluto.

No daba credito al mensaje que acababa de recibir y, sin embargo, todos los planes podian fracasar.

Observo al hombre que estaba sentado frente a el; tambien era un veterano de la Agencia y miembro del grupo secreto de Thornhill. Philip Winslow compartia los ideales y las inquietudes de Thornhill. Habian pasado muchas noches juntos en el despacho de este, recordando los viejos tiempos e ideando planes para seguir triunfando en el futuro. Los dos se habian graduado en Yale, donde habian sido alumnos destacados. Habian llegado en una epoca en la que se consideraba un honor servir a la patria, y la CIA habia reclutado a los alumnos mas brillantes de las universidades estadounidenses mas prestigiosas. Thornhill y Winslow pertenecian a una generacion en la que los hombres estaban dispuestos a hacer todo lo posible por proteger los intereses de su pais. Thornhill creia que un hombre clarividente tenia que estar dispuesto a correr cuantos riesgos fueran necesarios para materializar esa idea.

– Han asesinado al agente del FBI -informo Thornhill a su amigo y colega.

– ?Y Lockhart? -inquirio Winslow.

Thornhill nego con la cabeza.

– Ha desaparecido.

– Hemos quitado de en medio a uno de los mejores agentes del FBI y hemos dejado escapar al verdadero blanco -resumio Winslow. Hizo tintinear el hielo de su bebida-. Malas noticias, Bob. A los otros no les hara ninguna gracia.

– Y por si fuera poco, nuestro hombre resulto herido.

– ?El agente?

Thornhill nego con la cabeza.

– No. Habia alguien mas, pero todavia no lo hemos identificado. Serov ha cumplido parte de su mision; ha descrito al hombre que estaba en la casa. Ahora mismo estamos elaborando el retrato robot por ordenador. Dentro de muy poco sabremos su identidad.

– ?Podria Serov contarnos algo mas?

– Ahora no. Por el momento esta detenido en un lugar seguro.

– Sabes que el FBI ira a por todas, Bob.

– 0 para ser mas precisos -dijo Thornhill-, haran cuanto este en su mano para encontrar a Faith Lockhart.

– ?De quien sospechan?

– De Buchanan, por supuesto. Es lo mas logico -respondio Thornhill.

– Entonces, ?que hacemos con Buchanan?

– Por ahora, nada. Le mantendremos informado o, mejor dicho, le daremos nuestra version de los hechos. Lo mantendremos ocupado mientras vigilamos al FBI. Esta manana ha tenido que salir de la ciudad, por lo que no debemos preocuparnos. Sin embargo, si la investigacion del FBI se acerca demasiado a Buchanan, lo matamos antes de lo previsto y facilitamos a nuestros hermanos de profesion todos los sordidos detalles sobre como Buchanan intento asesinar a Lockhart.

– ?Y Lockhart? -pregunto Winslow.

– Oh, el FBI la encontrara. Es lo unico que saben hacer bien.

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